martes, 27 de noviembre de 2018

El viaje


Se me propuso hacer una reflexión en torno a la formación iniciática, el aprendizaje que ella me ha proporcionado, su valía y la función del AApr.•.  Mas.•. en el contexto de esta.

Lo primero que quisiera decir es que la formación iniciática representa para mí un viaje de reconocimiento con dos claros objetivos: (i) es identificar mis componentes a nivel interno ¿quién soy? ¿y de qué estoy hecha?; y el (ii) otro es interpretar ¿cuál es mi rol en la sociedad? a partir de ellos.

Piénsese, y me perdonarán la comparación un tanto tan vulgar, que los AAp.•. Mas.•. somos vendedores, deseamos incluir en el mercado un producto muy específico - un servicio- y llevarlo al mayor número de consumidores – léase sociedad-. Indiscutiblemente, para que esta reflexión pueda darse, debe estar precedida por el interés del AAp.•. en ofrecer algo a su entorno mediato e inmediato.

Para tales efectos, el oferente debe identificar claramente, ¿cuáles son las características particulares de lo que ofrece? y ¿qué lo acerca o lo aleja de los demás productos que se encuentran disponibles?. En otras palabras, el AAp.•. Mas.•. debe comprometerse a conocer su materia, su piedra bruta: sus virtudes, sus habilidades, sus aptitudes, y por supuestos sus escenarios más oscuros; porque deberá trabajar sobre todos ellos, para potencializarlos o para arrancarlos de raíz como sugería en el Principito con la semilla boabad.

Una vez haya respondido estos interrogantes, habrá de analizar las necesidades propias de los consumidores, porque ellas determinarán que tan apropiado es lo que ofrece, para qué grupo específico de usuarios aquel reviste algún tipo de utilidad, en cuáles escenarios económicos simplemente no es necesario, y las alteraciones que deben insertarse al producto para que preste el mayor servicio y/o resulte más atractivo en una economía de mercado ordinaria.
¿De donde venimos?¿Quienes somos?¿A donde vamos?
Paul Gauguin
Museo de Bellas Artes de Boston, USA.

Es decir, que la intención de dar algo, debe estar orientada por el conocimiento proporcionado por el entorno al que se destina. A simple vista pareciera que el viaje del Apr.•. en principio tiene un único destino, y es el conocimiento de sí mismo; pero conocerse sin entender que se hace parte de una estructura más grande, que se es una suerte de “ladrillo” en una edificación, limitaría enormemente su saber.

Tomar acción por el progreso de la humanidad simplemente sería un saludo a la bandera o una expresión carente de sentido para el Apr.•., si no sabe cuáles son los principales problemas que aquejan a esa humanidad; no puede convertirse en un instrumento de cambio, cuando desconoce cuál es curso que ha de tomar el mismo.

Estas disquisiciones deben surtirse en el marco del saber simbólico que entraña el ritual. Cada uno de los miembros de la Log.•. tiene una ubicación específica en el Tem.•., una función a interior del mismo, cada uno tiene diferentes potestades y restricciones; pero lo cierto es que esa lógica organizacional no dista mucho de la que se presenta en la sociedad en la que nos vemos avocados a convivir.

Y la labor del Apr.•. en su silencio inquieto es precisamente la de observar esa estructura, su orden; y no solo durante los trabajos; su rol demanda que observe con la misma inquietud las organizaciones en las que se desenvuelve cuando concluyen los mismos; para saber qué es lo que interviene.

A partir de allí aprende uno de las mayores enseñanzas del Gr.•. de Apr.•., y es que nuestro comportamiento, por implicar modificación de estructuras diseñadas con diversos propósitos, ha de ser “medida”, “controlada” y “mesurada”; y es allí donde las herramientas simbólicas juegan un papel importante; pues cada una de ellas –escuadra, compaz y la regla de 24- invitan a la adopción de controles como la “prudencia, equilibrio y disciplina”.

Es mi palabra


JMR
Apr.•. Mas.•.

martes, 6 de noviembre de 2018

Escalera iniciatica, el camino del M:.


Nuestro trabajo masónico es una trama compleja pero delicada de aportes, opiniones y puestas en escena del sentir profundo de cada obrero, fuertes golpes de mallete o finas pinceladas armónicas constituyen el alma y el corazón del arduo que hacer iniciático.
Somos el resultado de luchas incesantes llevadas a cabo en otras latitudes y en otros momentos de la historia del hombre y hemos llegado hasta el peldaño que cada uno de nosotros tiene enfrente, todos los días debemos decidir nuestro siguiente paso. Una decisión complicada por sus consecuencias, pero simple por su esencia humana.

El modernismo ha marcado el desarrollo social conforme se va definiendo este concepto, día tras día las corrientes políticas, educativas y laborales deben transformarse y evolucionar conforme las necesidades de cada región en incluso de cada individuo. El fenómeno de globalización de la información, la mezcla incesante de culturas, idiomas y opiniones ha creado un crisol tan disímil y heterogéneo, como oportuno para una época como la nuestra.

La masonería moderna debe adaptarse de forma activa y determinante a esta evolución del pensamiento humano y social, debe ser incluyente, tolerante, participativa y por esencia, respetuosa de los derechos de cada individuo.

La construcción simbólica de un templo, fundamentado en solidas columnas y apoyado por los miembros de la logia, es una alegoría mística del trabajo a conciencia y de la cooperación fraterna entre los seres humanos, en busca del mejoramiento colectivo que redunda en la optimización de los esfuerzos sociales y su aplicación a los modelos filosóficos de nuestro tiempo. El modelo de formación iniciática es, en definitiva, un conjunto de estrategias que, bajo la simbología y la instrucción de los conceptos fundamentales, busca el progreso del individuo, moldeando su carácter, así como su forma de relacionarse con el medio social.

Torre invertida
Pozo iniciatico, Quinta de Regaleira
Portugal

Es el obrero aprendiz de manos inseguras y golpes desmedidos, la base de una gran obra edificada una y otra vez. Con cada iniciación regresamos a la oscuridad de la cual queremos escapar y aunque la búsqueda nos invita a sortear obstáculos y hasta a poner en riesgo nuestra integridad, aceptamos gustosos las pruebas y los viajes de un camino que empieza tortuoso y se va matizando con el paso titubeante pero decidido del recipiendario. El obrero no calificado quiere iniciar su obra cuanto antes y a veces sin planificación, requiriendo que sus herramientas simbólicas sean guiadas, pero no manipuladas por los maestros calificados, que, aunque más pacientes y con más experiencia, no dejan de ser obras todavía en moldeamiento y consolidación, han visto la luz, pero requieren de tiempo para acostumbrarse a ella.

La logia de aprendiz es rica en alegorías y es un espacio de trabajo habitual, la fraternidad se expresa desde el momento en que las vendas y las cadenas de la vida profana, caen estruendosas y se confunden con los rostros de unos sonrientes desconocidos que ofrecen una extraña, pero reconfortante calidez.

Diversos viajes ocurren luego de la iniciación, viajes inciertos en busca de un oriente difuso y tórrido que se ve entre la bruma de la inocencia y la vacilación, hay pasos que son claros y otros confusos, entre las desviaciones y curvas que nos ofrece el paisaje etéreo de la escalera de tres peldaños. Al transitar por estos primeros recodos, ocasionalmente nos encontramos con las huellas de pies descalzos, que resultan ser los propios; vueltas y vueltas, a veces en el mismo lugar, nos hacen pensar en la posibilidad del extravió y de la desesperanza, pero la brújula sutil de nuestros actos y un fino haz que se desprende de un delta nos hace recuperar la fuerza para levantar el mallete y la confianza para sostener el cincel.

Los tramos de aquellos viajes cada vez son más llevaderos y el ruido se disipa dejando un sin número de sutiles sensaciones. Un día, dos peldaños más aparecen para elevarnos con la música rítmica de nuestro andar y acercarnos a la armonía geométrica de los sentidos. Las figuras exactas y las constelaciones giran en torno al iluminado por la estrella flamígera.

Los compañeros recopilan el pensamiento pitagórico, donde la evolución del elemento fundamental es el motor de la creación divina, estos conceptos filosóficos y místicos se tratan de demostrar en el plano humano con el estudio de la aritmética, siendo esta el desarrollo del numero en estado puro que se sublima a su más alta expresión, impulsada por el movimiento y la dinámica y se convierte en música. Así mismo la exploración del espacio en estado puro que dio pie al estudio de la geometría evolucionaría gracias al movimiento de los cuerpos hacia la astronomía. El cuadrivium de las antiguas artes liberales se consolida como una confluencia de caminos elevados hacia la perfección humana, donde el hombre virtuoso construye a fuerza y pulso la senda por la cual se redime de la ignorancia, siendo esta el origen de la búsqueda interior y por lo tanto el inicio de la sabiduría.

Composition VII
Wassily Kandinsky
Galería Tretyakov, Moscú

Las herramientas simbólicas logran transformar el fino equilibrio entre el azufre y la sal, propiciando la chispa alquímica de la transformación continua y evolutiva del obrero calificado. Los trazos perfectos y la potencia infinita de las herramientas bien ejecutadas, consolidan la columna de la fuerza y le dan forma al camino que ya no es tortuoso, es apacible, marcado con una sinfonía de saberes y un arcoíris de posibilidades.
El camino asciende lentamente y el obrero se aferra a sus convicciones creyéndolas infalibles, pero pronto se percata de que la penumbra apenas está pasando sobre su conciencia, y que la pequeña puerta de entrada al templo solo se puede sortear con la ayuda de sus hermanos. El grado de maestro y de ahí los altos grados filosóficos son la manera de esculpir finas joyas de conocimiento de y de nuevos descubrimientos.
Los aprendices que salimos de la cámara de reflexiones creyendo haber triunfado sobre la muerte y sus temores, logramos encontrar en nuestro espíritu la fuerza del mallete y la voluntad de cincel, le damos las primeras formas a una roca imperfecta y llena de salientes. Las manos del obrero calificado se llenan de herramientas y el salario merecido del compañero colma de satisfacciones un corazón, que, aunque sincero y honesto piensa estar llegando a la claridad del alba mientras señala con sus herramientas hacia el horizonte iniciático.

De nuevo vemos las oportunidades, pero ya sin miedo. Llegará el momento de resurgir a la siguiente iniciación y de continuar velando por la antigua costumbre de superarse a sí mismo una y otra vez.

Es Mi Palabra.