martes, 8 de noviembre de 2022

Conversatorios de País - Región: La educación en Colombia

 

¿A quién sirve que la educación no sirva hoy para lo que se ha usado históricamente?

Educación sentimental
Barbara Diaz Tapia
Museo Arte Moderno de Puerto Rico
 

Bastaría una mirada ligera a las ofertas educativas en la línea de doctorados, maestrías e incluso licenciaturas para ver el panorama del llamado mundo de la educación verticalmente.  La llamada pandemia, el confinamiento y los entre comillas nuevos modos de educación han puesto de relieve un tema que parecía condenado al olvido de la tradición social: la educación.

Hoy, numerosos programas ofrecen la educación como “camino para el desarrollo social; medio para mejorar los procesos por los cuales se transmiten y afianzan los conocimientos; formación para transmitir a los -alumnos- la motivación necesaria para que continúen sus estudios y se sientan atraídos por la investigación científica”. También se ofrece en el mercado a la educación como la capacitación en técnicas y didácticas activas, conocimiento de los modelos educativos mundiales de calidad o la preparación para aprender a programar e implementar proyectos educativos con impacto social.

Estas fórmulas, se ofrecen como soluciones aprehensibles de manera incluso  100% online,  mediante los recursos más innovadores como el viejo y siempre nuevo Power Point, evolucionado en Prezi o en Cava; o la video llamada con adendas para tutorizar en la distancia, pero magistralmente como siempre se ha hecho.  Sin embargo, detrás de este ostentoso aparato de mercado que generaliza y vende educación como un nuevo producto enlatado, se percibe y no en la distancia, la idea de educación adulterada que se nos quiere vender. 

Una educación como un bien, un derecho y un servicio al mismo tiempo. Como un producto de la cuarta revolución industrial listo para ser vendido y puesto en la escena comercial mundial que movió según Merrill Lynch-Bank of America la cifra de 2 billones de dólares en el año 2010; 6 billones en el 2014; 4.7 en 2019: 6,5 en 2020. ¿Y este año y los próximos? se calcula por ejemplo que sólo el valor del mercado mundial del e-learning (educación online; Edtech) tendrá un valor para el año 2025 de 325.000 millones en todo el mundo. Imaginemos el resto de la cifra…

 

Este fenómeno de la educación como el nuevo nicho de mercado mundial, ha hecho que la educación pública sea el nuevo objeto fetiche de mercantilización del capitalismo tecnológico, informático o cognitivo  actual, lo que obviamente despierta muchos recelos sobre todo y con justa razón del sector Público. En este sector, en el de la Educación pública está siendo objeto de recientes iniciativas como la de del (GERM) un Global Education Reform Movement que promueve la privatización de la educación a nivel mundial con el fin de generalizar la estandarización de procesos educativos, el pago por resultados, la competición, la elección de centros de enseñanza basados en la demanda, entre otros. Ejemplo de esto es Pearson Education, que vendió toda su participación en el Financial Times por 1.183 millones de euros y en The Economist por 685 millones de euros, para dedicarse financieray completamente al sector educativo. Ejemplo también de esto es que según Bank of America 2018, invertir en educación resultará más rentable que hacerlo en la Bolsa pues invertir un dólar, solo un dólar en educación genera un retorno de diez dólares.

Dicho esto, podemos comprender entonces porque la geografía del nacimiento y el acceso a la universidad son de extrema importancia hoy en día pues estos acercan a la prosperidad de generaciones o a la desdicha de multitudes. Sin embargo, no hay que perder de vista que también esta nueva “fiebre de educación” arrincona hasta al suicidio a algunos y al endeudameinto de por vida a miles de familias y jóvenes; como es el caso de países como India, singapur, Taiwan, corea del Sur o China donde aprobar o no el Gaokao, es decir, ingresar o no a la universidad es la diferencia entre vivir una vida libre y con bienestar o vivir esclavo del hambre, la pobreza y la miseria. Es por esto que en países como China se volvió crucial ingresar a la universidad: se han visto casos de estudiantes que para preparar sus exámenes se inyectan bolsas con suero y aminoácidos durante semanas; o incluso donde para el gobierno chino hacer trampa en el examen de ingreso a la universidad es delito y puede acarrear penas de cárcel hasta de 7 años.

Desde esta misma perspectiva de dataficación, de dataismo del sistema educativo mundial, revisemos lo que pasa en Colombia. Vistas las simples cifras que presentan los medios gobiernistas o no, se observa que en primer lugar el presupuesto en educación ha ido creciendo con el tiempo, especialmente en los últimos años. Venimos, por ejemplo, de un 1.7% de participación del PIB en 1980 a un aparente y honroso 4.9% para el año 2020. Esto superó unos 44,1 billones de pesos en este mismo año, convirtiendo al sector educación como el sector económico del país con el mayor número de recursos económicos asignados. Según datos del presupuesto general de la Nación por ejemplo para el mismo año, el sector Defensa tuvo 38 billones; Salud y protección 31,8 y la misma cifra para el ministerio del trabajo). Sin embargo, de esos 44 billones se pasó en educación superior pública a invertir de 1,8 billones en 2018  a 4,5 billones de pesos en 2020. Para este año, se ha comentado que el presupuesto de la cartera que analizamos es de 49,4 billones de pesos.


 


Sin embargo, aunque las estadísticas maten las opiniones no entierran los ideales y sobre todo los utópicos. Y que más indispensable utopía hoy que democratizar la educación que solo hoy tienen los más afortunados para que este ascensor social este al servicio de toda la nación en su conjunto.

A pesar de esto, la educación en Colombia, aunque cuente con una mayor asignación presupuestaria hoy en día comparativamente hablando ha ido disminuyendo el porcentaje de participación del sector educativo: en 2019 el porcentaje asignado del presupuesto general era de 16,5% y en 2022 es del 14,1. Así queda en evidencia, incluso en un medio escrito como el Tiempo que ha sido a fin a la mayoría de los últimos gobiernos. En su redacción de educación reza:

“aunque el sector educativo ha ido aumentando en recursos económicos, cada vez abarca menos porcentaje de los totales asignados por la nación”. A lo anterior se le suma el hecho de que el 89% de los recursos asignados se gastan en funcionamiento y apenas un 11% en inversión. (se gastan 44 billones en el funcionamiento operativo del aparato educativo actual y sólo 5,4 billones en inversión, en mejoramiento, en actualización y mejoramiento nacional de todo el  sistema material de la educación). En el mismo sentido, el aumento de presupuesto se está dirigiendo a la educación superior; pero está disminuyendo paralelamente en la educación preescolar, básica primaria y secundaria y en la mal llamada media: aunque este es la base del sistema se invierte un billón de pesos.

Sí comparáramos, podría decirse que se invirtió más en educación en 1984 el 18,1% del presupuesto; en 2013 el 16,3% y aunque esto puede haber sido bueno no significa que sea mejor dadas las proporciones. Desde otra perspectiva otra cifrade la OCDE: mientras en Colombia gasta en promedio 2.407 dólares por estudiante la media de la OCDE es de 10.437; sin ir muy lejos Chile invierte 6.605 dólares.

A lo anterior se le suma el hecho de que el mismo presupuesto debe usarse hoy para un mayor gasto: esto es un problema estructural en educación, crecen los gastos, pero no los ingresos; por ejemplo, hoy en día tenemos cuatro o cinco veces más estudiantes en Colombia. Según el profesor Julián de Zubiría, hace unos 25 años atrás había en promedio 150 mil estudiantes en la educación superior hoy hay más de 700 mil aproximadamente. A esto se le suma el hecho de que hoy se transfieren menos recursos por estudiante que lo que se transfería por ejemplo en 1992. Adicional, los profesores tienen más títulos, más publicaciones y por lo tanto cuestan más que antes; es muy restringida la inversión en tecnologías de la comunicación y la información que las Universidades pueden hacer para competir con el resto del mundo.

Esto pone de lejos varios problemas en la escena educativa del país.

 

·       Según Fedesarrollo, en su informe ¿Qué hacer en Educación? De 2022, escrito por David Forero hoy, el déficit de las universidades en Colombia supera las asignaciones presupuestales anuales. Si bien se ha ampliado la cobertura significativamente, no es así respecto de la calidad en educción. La cobertura en educación inicial es del 62%. “El

país ha triplicado la cobertura en dos décadas al pasar de 15,3% en 1996 a 52,9% en 2017, desde 2018 se ha observado un descenso paulatino de la cobertura que contrasta con una matrícula creciente de formación para el trabajo y desarrollo humano”. Por ejemplo, para la universidad nacional en el año 2019 se presentaron 75.000 estudiantes al examen de ingreso y apenas pudieron recibir 5.000; en la universidad de Antioquía se presentaron 50.000 y recibieron solamente también los mismos 5.000 estudiantes.  Esta cifra si la analizamos a nivel nacional nos indicaría que en Colombia en promedio cada año se gradúan 540.000 estudiantes; de estos, los que pertenecen al estrato 1 el 90% no puede seguir sus estudios en la educación superior.

 

·       Los avances en cobertura no se han reflejado en aumentos en la calidad. En las pruebas PISA de 2018, Colombia presentó una reducción de su desempeño con respecto a 2015 y una diferencia entre 80 y 100 puntos con respecto al promedio de la OCDE. Esto implica que un estudiante de 15 años en el país cuenta con entre 2 y 3 años menos de escolaridad equivalente con respecto a un estudiante promedio de la OCDE. A esto se le suma que 1 de cada 100 jóvenes lee de manera critica, 2 de cada 100 puede realizar procesos argumentativos. Más de la mitad de los estudiantes en grado noveno no entienden bien lo que leen, y dos terceras partes obtienen el nivel más bajo de desempeño en matemáticas.

Pero quizás más importante que el nivel promedio son las brechas existentes en calidad, con una diferencia de 1 año de escolaridad equivalente entre las zonas urbanas y las rurales (40 puntos) y casi de dos años (70 puntos) entre colegios privados y oficiales. Por ejemplo, de los mejores 100 colegios, 97 son privados.

 

·      Sobre la Calidad, hay una discusión abierta también. Se insiste en el hecho de que lo que el país necesita no es tanta educación de Calidad cuanto pertinente; es decir: en calidad uno podría estar enseñando muy bien algo que no es adecuado ni útil para el contexto vigente. Esto hace que en aras de la calidad, vigilada y auditada no haya sincronía entre lo que forma el sistema educativo y lo que necesita el sector productivo. En Colombia el 54% de los empleadores reportan dificultades para llenar sus vacantes. A nivel particular, se ha encontrado que la oferta está muy concentrada en las áreas económicas y administrativas y en ciencias humanas, mientras que la demanda laboral es más dinámica en ingeniería y en ciencias de la salud.

 

 

·   Asegurar la calidad y/o la pertinencia eficiente y eficaz de sus programas de formación.

Según el laboratorio de económica de la educación de la Universidad Javeriana, en las pruebas Saber Pro 2019, que se hacen al finalizar la etapa universitaria uno de los 11 núcleos de pregrado más estudiados en el país, es el de Educación (Est 25667). Aunque las IES son heterogéneas, en este núcleo, las competencias de matemáticas, lectura crítica, competencias ciudadanas, ciencias naturales e inglés son las que más bajo puntúan con 138.52 sobre 200 y por el contrario los de medicina cuentan con  164.03 puntos (Est 6618). Lo que quiere decir que estas competencias genéricas, que no necesariamente se adquieren en el paso por una IES están muy relacionadas con la educación secundaria, la educación de los padres del estudiante, la calidad del colegio de egreso; en definitiva, de la cultura escolar que rodea a quien desarrolla un proceso educativo completo.

 

·      Esto es muy preocupante puesto que quienes imparten la educación en Colombia presentan resultados muy bajos respecto de las competencias para enseñar, formar y evaluar.  Respecto del enseñar y formar, casi el 60% de los graduados en educación se encuentran en los niveles más bajos del desempeño que son 4 posibles; mientras que solo el 7.7% se sitúa en el nivel 4 de desempeño. En la competencia de evaluar, el resultado es 10% más bajo, 49.8% en desempeño 1 y 2; y en desempeño de nivel 4 el 11,51%. Esto quiere decir que en el campo educativo los maestros recién egresados tienen serias dificultades para comprender la naturaleza de su disciplina, formular y usar los aportes investigativos de la didáctica de su campo de conocimiento con el propósito de favorecer la autorregulación, la mejora del aprendizaje, del currículo entre otros. A esto se agrega que los resultados más deficientes los entregan los programas no acreditados con alta calidad.

 

·       Esto es importante, ya que si de cada 10 futuros maestros entre 5 y 6 están en los niveles de desempeño más bajo quiere decir que un estudiante en formación tiene aproximadamente el 60% de posibilidades (1/2) de que lo forme un maestro no competente en su área disciplinar. Lo cual, en el sector público es escandaloso, ya que con recursos públicos no se está entregando a la sociedad profesionales que sean capaces de afrontar los desafíos de la sociedad y el marcado laboral, lo que afecta evidentemente no solo la productividad y la competitividad; sino también la democracia y la construcción de la paz.

o   “Ofrecer educación, pero de baja calidad, implica que no se están generando los beneficios que trae este tipo de inversiones, ni para los individuos que la adquieren ni para el país. Es necesario generar políticas y acciones que redunden en mejoras en la calidad de la educación superior de modo que cualquier estudiante que acceda a ésta reciba una formación pertinente, alineada con las necesidades del sector productivo, a la vanguardia de las tendencias internacionales, que le permitan al individuo ser competitivo y acceder a empleos de alta calidad o generar emprendimientos”. LEE

Quedan por fuera de estos comentarios, por ejemplo, la deserción educativa; la reducción paulatina de la población en edad de estudiar; la reducción de la cobertura en función de la preferencia por programas cortos y aplicados; los altos costos de las universidades privadas; el analfabetismo funcional: no saben leer ni escribir en sus campos y practicas disciplinares. Hay también un problema respecto a la financiación de la educación que han dirigido los últimos gobiernos en el país, con sus programas políticos e ideológicos Ser Pilo Paga, Generación E, Generación Next. Estos programas terminaron dirigiendo los recursos de la educación a incentivar y aumentar la demanda títulos y no a la oferta de programas; lo que hizo que muchos recursos pasaran a manos de las universidades privadas y no públicas; debilitando con ello aún más los fondos presupuestales de esta última.

 

La educación como negocio.

¿Qué ocurre tras bambalinas detrás de los sistemas educativos contemporáneos? ¿A quién (es) benefician los sistemas educativos tal cómo están diseñados?

Banco Mundial, FMI, OCDE tienen un papel importante en el proceso de privatización de la educación. Su protagonismo empieza siendo ideológico; luego crean políticas económicas a través de los gobiernos elegidos para ello en las que inician por desprestigiar la educación pública y terminan por recoger el mercado educativo de a poco y subrepticiamente. Estos organismos van «creando una lógica global individualista y competitiva» que termina por invadir todos los espacios educables; esta lógica es producida a través de la creación de un lenguaje común, coordinado y unificado desde arriba por los gobiernos centrales de los países, compartido a través de los ministerios de educación, las universidades, las Ong´s, incluso hasta los mismos maestros.

A través de la medición en pruebas internacionales como PISA, TAILS o ERCE se empieza a hacer ver que las cosas en el país siempre se han hecho mal; que tanto los maestros como las Instituciones Educativas no cumplen con los requisitos internacionales en educación y que prestan un servicio de baja calidad. Sin desconocer que los datos aportan importantes elementos no solo desde una perspectiva comparativa, sino también interpretativa y orientativa; los datos de estas grandes organizaciones de evaluación han terminado por direccionar todos los procesos, recursos y personas al servicio de un modelo «pensado, concebido y construido» por los organismos multilaterales mundiales que aunque no actúan secretamente, sí lo hacen por fuera de cualquier lógica de cooperación y desarrollo social común. Su modelo educativo no está pensado para la sociedad, aunque así lo quieran hacer ver; sino que a partir de un modelo de sociedad capitalista diseñan el modelo de educación que corresponda con la nueva economía mundial.

De esta manera, son las «empresas las que están transformando el sistema educativo público, no la ciudadanía».

¿Qué tipo de seres humanos son necesarios para vivir en un mundo de competencia generalizada?»

«¿Qué educación es necesaria para construir estos individuos que deben luchar unos contra otros en el marco

de esta mundialización, de esta competencia general?»

¿Por qué mientras más conocimientos  y más información se están produciendo en el mundo, se nos insiste más en que la escuela no está ahí para enseñar, instruir y formar sino para -entretener, motivar, conquistar? ¿A quién sirve que la escuela no sirva hoy para lo que ha servido históricamente?

¿A quién sirve que la educación no sirva hoy para lo que se ha usado históricamente?

Es mi Palabra

J:.A:.M:.M:.
C:.M:. 

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