sábado, 9 de febrero de 2013

Cámara de Reflexiones


Plancha conjunta de dos Apren:.

La primera relación con la Cámara de Reflexión fue de carácter exploratorio, donde la intuición era la mano amiga que nos acompañaba en el camino y nos ayudaba a interpretar todo aquello que estábamos viviendo de manera tan extraordinaria.

En ella nos vimos enfrentados a nuestras sombras y a nuestros temores,  a reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro presente, nos dejó ver lo frágiles que somos frente a nosotros mismos y nos conectó con nuestro ser espiritual.

En el momento en que entramos en ese cuarto oscuro rodeados de objetos que para nuestra mirada profana no son más que eso, simples objetos en la composición del reducido espacio, pero que segundos después nos querían decir algo, nos atraían, invitaban a los sentidos a despertarse para entenderlos, preparándonos para nuestros viajes de iniciación.

Todo esto quedó plasmado en nuestra primera plancha, en la cual comenzábamos a explorar  y remembrar  lo vivido con el objetivo de trasegar ese camino del método develatorio, con una mayor conciencia a partir de dicha fecha.

Hoy nos volvemos a encontrar con el tema, pero con otros parámetros, con otras ideas, percepciones y conocimiento… esto último nos invita a una reflexión personal, a su incorporación práctica en nuestras vidas; aparecen todos los elementos que estaban en la Cámara como guías silenciosas para un mejor pulimento de nuestras piedras brutas. 

Entonces nos conectamos con nuestro ser profundo, afloran en nosotros sentimientos encontrados, recuerdos del pasado, acciones en las que tal vez no habíamos pensado mucho pero que ahora tenemos la oportunidad de ver mas claramente.

La simbología de los elementos se torna más clara, nos hemos sentado en la piedra bruta, en nuestra piedra bruta para enfrentarnos a nosotros mismos, comenzamos entonces a descubrir nuestra fuerza interior, esa que durante toda nuestra vida masónica deberá ir afianzándose y que permitirá que dejemos una buena huella en nuestro paso por este mundo.

Lo elementos presentes se manifiestan como invitaciones mudas al trabajo del conocimiento y la sabiduría, a la práctica del libre pensamiento y la virtud, al discernimiento y el autocontrol sobre nuestras pasiones, virtudes y vicios.

La oscuridad de las paredes nos lleva impetuosamente a la meditación, nos permite despojarnos de nuestras máscaras y nos prepara para recibir la luz, no sentimos humildes, nuestras pasiones han sido quebradas, nuestras lápidas así lo confirman.

En este panorama y en nuestra reflexión tan intima, surge la idea del proceso individual, esta idea es un factor esperanzador y alivia la carga de nuestras pesadas meditaciones, no solo para comprender que cada uno de nosotros tiene un proceso individual que apunta a desarrollarse de acuerdo a la experiencia personal que cada uno ha construido y merece cosechar, sino también para entender el trabajo que hemos emprendido, y que seguramente no será fácil mantener, puesto que día a día se debe enfrentar a nuestras propias trampas.

Esperamos recordar esto durante nuestras vidas, porque es fundamental para tener claro lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos, para ampliar nuestro conocimiento, nuestra capacidad de amar y respetar a todos nuestros hermanos.

Es en la vida profana donde debemos encontrar significado a los símbolos, donde debemos comprender e interiorizar la profundidad de la cámara de reflexiones.

Después de la experiencia vivida algo en nosotros cambió, nuestras fibras internas fueron tocadas, el aprendizaje comenzó y deberá seguir por siempre, no importa el grado que ostentemos, la posición en el mundo profano o masónico que tengamos es irrelevante, siempre seremos aprendices dispuestos a entrar a la cámara de reflexiones para retornar al mundo sin máscaras ni ataduras solos frente a nuestro propio yo.

El compromiso es en definitiva personal y somos nosotros los artífices de nuestro avance.

No hay comentarios:

Publicar un comentario