viernes, 8 de febrero de 2013

Cicatrices


Cada cual carga sus cicatrices. Unas más profundas que otras, pero todas por igual son el relato de los malos pasos, caídas y aventuras desquiciadas. Cada cicatriz puede ser el detalle de un amor torpe, de itinerarios detrás de los aromas y de la carrera desmedida hacia los espejismos. Codos, rodillas y egos no escapan a los rasguños que dejan huella en los tiempos de los triciclos y los escondites. Algunas raspaduras llegan a confundirse con las arrugas o se rellenan de olvidos con el paso de las lunas. Otras, menos evidentes, quedan grabadas en una piel que no cambia y sólo cuando vuelven de improviso, dejan relucir sus zurcidos. Las cicatrices son también esos recuerdos de batallas que para algunos reflejan la luz de la victoria y el coraje, y para otros, el dolor de los desplomes desde las alturas. Tener una cicatriz puede ser el signo de un buen aprendizaje, y no tenerla, la intención de vivir sin molestias. Rasgaduras individuales que están a la orden para abrir los respiros de los días y, de vez en cuando, recordarnos que las heridas no se cierran, que se van haciendo huecos, que se van quedando en llagas. Pero hay alguna cicatrices que van calando de manera tan silenciosa que sabemos que existen, que no se sienten hasta que revientan por dentro o se convierten en una segunda piel de la que nadie se percata, rondan el aire, los territorios y los gestos; van quedando pegadas a las palabras, a las ideas y a los sentimientos; se reproducen como actos de inconciencia. Señales que otros y desconocidos van dejando en el cuerpo y en las ilusiones.
Pero que seria de nuestras vidas sin correr el riesgo exquisito de vivir, de amar y de correr como locos detrás de los colores y los sabores, detrás de mil ilusiones que por difíciles que parezcan, no dejamos escapar sin antes darles una pequeña mordida.
Las cicatrices son pequeños trofeos de las almas temerarias. A veces, cuando no hay ungüento que valga, hay que hacer lo que esté al alcance de cada cual para tomar aliento y enfrentar el próximo reto aunque esto implique llenarse de marcas las manos y el alma.

MM:.  SV:.

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