jueves, 18 de agosto de 2022

Convicciones circunstanciales después del Solsticio II

El misterio del solsticio, ayer y hoy, enseña y lleva a buscar la transformación del estado dialéctico de la propia existencia para pasar del estado natural del pensamiento a el estado divino original. Si bien de la vida dialéctica no puede uno escaparse, es imposible que sea de otra forma, el heroísmo de la vida dialéctica está ahí para purificar el fuego impuro, para hacer al hombre sabio, es decir moral y justo, para desarrollar en él una inteligencia infinita y una sabiduría ilimitada.

Pero ¿Cómo hallar esta incógnita ecuación del universo que todos los hombres y mujeres por naturaleza buscan?, ¿Cómo ascender el camino dialectico y entronizarse en el reino del espíritu?, ¿Cómo actuar sí somos, sí como humano soy imprevisible, inesperado y constituido de fuerzas y debilidades al mismo tiempo? Encuentro que para hacer este aprendizaje han existido muchos modos, maneras y caminos y al final todos se resumen en lo que el símbolo como ideal, representa y concibe. Hay que tocar fondo en el estado de la Nigredo Alquímica; es decir, tomar conciencia de la separación espiritual a la que está sometida la materia  corporal y seguidamente rebotar hacia la luz de la Conciencia Universal mediante el Albedo, es decir el renacimiento y la introspección. Entiendo que no se trata de disfrazar o convertir la misteriosa realidad exterior en conciencia interior; sino en volver a trenzar con hebras nuevas la Red de Indra que se esconde como leyenda en el mundo arcaico del subconsciente. Esto se ha dicho en nuestra tradición masónica y hermética de muchos modos y en muchas lenguas: Superar la sombra, atravesar la noche oscura del alma, confrontar lo inconsciente negativo, animal y depredador, perder el ego, invertir el magnetismo del inconsciente. El objetivo es saber, entender y comprender que la materialidad del universo, está animada y se mueve bajo la forma de un gusano que se arrastra, de un pájaro que vuela o de un humano que camina. El objetivo es anular el error del pasado de forma paulatina, progresiva y sistemática, transfigurando cada error evolutivo mediante la construcción del nuevo templo del hombre original, integrándome al campo de fuerza, al Egregor racional y libre de mujeres y hombres justos y buenos, participando del nuevo proceso del hombre vital, demoliendo la antigua casa, construyendo sobre el templo del Yo y suprimiendo toda culpa escondida en la mente inconsciente, descubriendo al maestro tejedor que habita y es la mente.

¿Qué buscar entonces sí el pensamiento, que está dentro de nosotros es la divinidad que da forma a nuestros destinos? Hay que buscar, meditar y reflexionar la instrucción sobre el nuevo tipo hombre y la esencia de la nueva vida. La enseñanza, la perfección vital, la comunión con los hermanos y seres de todos los tiempos pues no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer como dijo Pablo de Tarso. Hay que buscar mantener y transferir la antigua tradición mágica y mistérica de la verdadera comunidad de los aprendices e iniciados de acoger el espíritu de la renovación para manifestar todas las virtudes, sintonizar con los dones divinos o solares producidos por la conciencia del universo, la mente de la materia, el espíritu de las cosas.

Amanecer en los andes
Alejandro Obregón


Se que todo está a disposición de quién edifica unido en la cadena de la fraternidad para ser recogido. Dirigir el nuevo espíritu al Cenit de la libertad, la igualdad y la fraternidad universal mientras se supera el nadir de la vida dialéctica. Este ascenso, exige permanecer en la vigilia de la atención, en la lucha cotidiana que debe librarse para construir un mundo justo, libre y prospero que fundado en verdades arquetípicas universales de todos los tiempos continúe la obra del maestro Fundidor del fuego del Esplendor Hiram Abiff;  quién se regenera en todo tiempo siendo el dios Adonis muerto; Pitágoras proscrito; Osiris asesinado; la diosa muerte que muere por los nuevos nacimientos; Orfeo despedazado, Jesús Crucificado; Giordano Bruno condenado y ejecutado o  Jacques de Molay traicionado y quemado.

Estuve leyendo y meditando, muchos menos de lo que hubiese querido, por las circunstancias de la vida profana y una pregunta seguía inquietando espíritu ¿Cómo hacer este renacimiento solsticial sí a menudo es posible que vea sólo en el símbolo, en los símbolos, alusiones éticas o enseñanzas morales? Pues entendiendo que más que esto, los símbolos son la Luz Solar Blanca que se descompone en un color diferente en cada alma; y que para hacerlo debe ir acompañado del silencio, virtud fundacional del iniciado. ¿Por qué el silencio? A decir de Maestro Carlyle, el Silencio es el elemento en que se plasman las grandes cosas para salir a la larga a la luz meridiana de la vida completamente moldeada y majestuosa. ¿Por qué en silencio? porque hablar es muy a menudo el arte de ocultar los pensamientos. Hablar es el modo de suspender y sofocar la reflexión y la razón. Porque el habla es medio temporal y el silencio es un viaje eterno.

Por esto el silencio es el eterno deber del hombre iniciado. Con el silencio el alma se aísla de los sentidos, acalla sus pasiones, se contempla a sí misma y se transfigura en los símbolos. Con el silencio el alma atrae aquello que secretamente alberga, por ello no atraemos lo que deseamos sino lo que somos. Es por esto que el símbolo que es una encarnación y revelación del infinito, asimilado en silencio se funde en lo finito, para hacerse visible y cognoscible y guiarnos a todos. El hombre vive, trabaja y existe en y por medio de símbolos. La palabra, la lengua, los números, las ideas, los conceptos, las imágenes o las representaciones son símbolos que nos hacen dichosos o desventurados. Así, los símbolos están ahí para que el hombre se revele a sí mismo mientras los descubre. Descubrirse a sí mismo es vivir una vida poderosa, sabia y serena. De tal manera, que siendo guiados a través de símbolos todo lo que el hombre hace es la visible encarnación de su pensamiento; sus acciones provienen de las ideas o semillas que contempla, y estas a su vez, crean las circunstancias en las que vive. Los actos del hombre, son la revelación de la fuerza mística que le otorga el evangelio de la libertad, tan real como simbólico. El pensamiento y la acción son los carceleros del destino o los ángeles de la libertad.

La polisemia inagotable de los símbolos, comunican un significado manifiesto y latente, aparente y oculto más allá de la moda del pensamiento de cada época, siglo o era. Es decir, el simbolismo es permanente, es un acto intencional de la conciencia y se funda en la esencia de la cosa en sí, que por su naturaleza es incomunicable. Sin embargo, su interpretación es diferente en cada época y para cada hombre, es producto de la exaltación de las virtudes individuales y sociales que experimenta interiormente el ser espiritual de cada hombre. Estos, los símbolos como el dios Sol o la diosa madre, abren las puertas de la comprensión de verdades que se ocultan en las formas. Así tal y como escribe James Alllen ahí reside la absoluta y justa Gran Ley: que la vida del hombre ha sido ordenada con justicia, que todas las experiencias pasadas, buenas o malas son el resultado equitativo de la acción de su ser poco evolucionado aún, pero en constante progreso hacia su perfección.

De esta forma todo hombre es más que cuerpo y alma, es el Logos que continúa derramando vida por todo el universo crucificado en la cruz de la Materia. De tal suerte que,  instruidos por el héroe del mito solar, por Mitra, Horus, Freyr, Bacio, Adonis, Jesús, Huetsilopochtli o el maestro De molay, después de haber nacido de la virgen cósmica en la materia, estamos convocados a renacer en la primavera, donde reside el germen fecundante de la vida y del espíritu, atravesando las etapas del sendero: purificación, iluminación, y unión; vigilando el pensar, el sentir y el actuar, identificándonos con la vida y no con las formas, convirtiéndonos en un niño “si no os hacéis como niños, no entrareis en…”, vendiendo los bienes del ego que cautivan a nuestro corazón, viviendo como el héroe solar que habiendo nacido una y otra vez en la caverna platónica, mística y virginal debe salir a lo largo de su vida para acercarse a los peligros y tinieblas, a la ignorancia y la injusticia, a la pobreza y a la carencia y poder así fortalecerse en sabiduría y poder hasta que alcance la segunda iniciación, el bautismo de espíritu, el camino hacia Jerusalén, el baño de fuego, el descenso a los infiernos de la soledad y el abandono, la muerte en la cruz; es decir, hasta que logre hallar la justicia oculta que gobierna la vida; conducirse por el orden y no el caos; pulir la piedra bruta; progresar en el conocimiento humano que es la esencia de la búsqueda masónica; trabajar en el perfeccionamiento moral y espiritual, individual y colectivo; en el poder y no la debilidad, en la libertad, igualdad y fraternidad, en el sacrifico por la humanidad como lo hicieran Querzalcoalt, Mitra, Baco, Dionysos, Baldur, Bal/sab, Esculapio, Jaciento, Mardue, Jesús, Bel Merodac, Buda o los grandes Maestros.

Acepto que al igual que la luna atravesamos fases de vacío para ser llenados nuevamente. Somos iniciados inspirados en la espiritualidad de una regla y en la libertad de pensar para unir lo disperso de la sociedad, para desarrollar el individuo que nos constituye y la comunidad que nos alberga, para integrar la reflexión en la acción social. Estamos aquí para emanciparnos juntos; para entender que no hay dogma o consigna que se deba imponer; para hacer el esfuerzo de construir el edificio de las propias convicciones, para construir templos que se eleven con la luz inconformista, revolucionaria y permanente de la dignidad de la persona humana; para rechazar los extremismos, los fanatismos y las injusticias, para no retroceder ante el sacrifico por los demás, para poder realizar el anhelo del corazón humano: ser la voluntad del Ser, la conciencia del universo. 

Es mi palabra queridos hermanos.

JAMM

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