Para
empezar con esta plancha, lo hago confesando que en varias ocasiones intenté
sentarme a escribir sobre esos tres puntos que cotidianamente puedo encontrarme
en la lectura diaria de documentos, y por más que quería hacerlo, siempre puse
por delante de mí una barrera académica que me decía ¿cómo es posible escribir
sobre un tema tan desconocido para mí?, ¿será que esos tres puntos si tienen
una estructura que los sustente?
Afortunadamente,
la red de la información hoy en día nos permite navegar en un mar de
conocimientos al parecer infinito, y ese trayecto, pude encontrarme con un guía
que me permitió comprender este tema tan importante y representativo para la
Masonería mediante triadas, que así no crean, están presentes en nuestra vida a
donde quiera que estemos, miremos o hablemos.
Anotaciones sobre los
tres puntos:
“Los tres puntos masónicos constituyen el más simple y
perfecto emblema del ternario, es decir, todo el ser, idea o fuerza
simbolizados por el número TRES. (Subrayado propio).
Tres es Dios, vida, verbo, luz. Esto es lo que expresa la
palabra trinidad: el padre, el hijo y el Espíritu Santo. El Padre es la vida y
representa el poder, la fuerza, la expansión. El Hijo es el verbo, la palabra
creadora, la forma de lo que existe. El Espíritu es la luz, no es la sustancia,
el ser representado por el Padre, ni la inteligencia en forma activa
representada por el Hijo, sino es la propia sustancia, la propia inteligencia y
la luz producida por el Poder Infinito y por la Inteligencia Infinita en
acción, es por lo tanto infinita también. El 3 es el equilibrio perfecto entre
la vida, el verbo y la luz.
Escogiendo ese símbolo, junto con la Escuadra y el Compás como
distintivos de la orden, los primeros masones dieron prueba de profunda
sabiduría y del conocimiento del valor oculto de sus significados. Los tres puntos
sintetizan admirablemente la Unidad, la Dualidad y la Trinidad, esto es, el
grandioso misterio del origen de todos los seres. Esos tres puntos están
armónicamente juntos como Unidad en Oriente, como Dualidad en Occidente y como
Trinidad en las tres Luces de la Logia, en las Luces Mayores y en las tres
Luces Menores del Altar, en las herramientas que son necesaria para comprender
esas verdades que nos indican todos los símbolos y emblemas que adornan
nuestras logias. (Subrayado propio).
El punto superior, que está hacia lo alto, representa el
Primer Principio de lo Absoluto, de lo Único, es el Gran Arquitecto en el cual
existen originalmente todas las cosas. Es la Suprema Realidad invisible que
produce todos los seres. En él están resumidos el pasado, el presente y el
futuro. Los dos puntos inferiores son la imagen de la Dualidad, los mismos dos
principios representados por las dos columnas situadas en la entrada del Templo
y de cuya reunión resultan todos los fenómenos del Universo. Cada uno de ellos es
un aspecto diverso del punto superior, de la unidad primera y originaria, que
es siempre indivisible aunque se muestre en esa doble manifestación.
El punto superior corresponde al Oriente y los dos
inferiores al Occidente, pero los tres forman uno sólo. Uniendo esos tres
puntos tendremos un triángulo equilátero, símbolo perfecto del equilibrio y de
la verdad que resultan del conocimiento de la vida, del verbo y de la luz.
Cuando el neófito ve en Oriente el Delta Luminoso, ve el emblema del ser, de la
vida, en el centro del cual están las letras que forman el nombre sagrado de
Aquel que ES, que existe porque SI, el Eterno, cuando el iniciado abre sus ojos
a la Luz de la Verdad, no encuentra en el templo nada que se relacione
simbólicamente el número UNO, porque nada de lo que es sensible puede
representar la unidad. Nosotros solamente podemos percibir la diversidad, la
complejidad. Nada es simple en la naturaleza, todo es complejo. La Unidad
reside en lo íntimo de cada ser. Todo ser pensante tiene la íntima convicción
de que es UNO, de que es una unidad, aunque esté formado complejamente por
innumerables partes. Todos nosotros sentimos claramente que somos UNOS, que en
nuestra manera de pensar, sentir y actuar procedemos como única persona.
Los tres
puntos son también para el masón el símbolo de lo justo, de lo bello, de lo
verdadero, emblemáticamente representados por las tres luces del candelabro que
está sobre el trono del Venerable Maestro. El neófito debe enorgullecerse d
epoder agregar su firma los famos tres puntos que representan también tres
cualidades indispensables al masón: sabiduría, voluntad e inteligencia.
Esas cualidades son absolutamente inseparables y deben existir en equilibrio
perfecto en el masón. Si no hay armonía en esas tres cualidades tendríamos un
ser monstruoso. Si él fuera solamente voluntad, será un bruto repleto de
energía perso sin amor, sin inteligencia, pues la sabiduría implica el amor y
el conocimiento. Si fuera solamente inteligencia, sería un egoísta, un inútil,
que solamente cuidará de sus intereses, despreciando todo lo que no satisface a
su orgullo. Pero si fuera solamente sabiduría o amor, sería también estéril
porque sus grandes y generosas aspiraciones no serían puestas en acción por la
voluntad ni controladas por la inteligencia y por la razón. En conclusión, el
verdadero masón es el que posee el equilibrio, cuya amornía está representada
por los tres famosos tres puntos: Sabiduría, Voluntad e Inteligencia.
El Ternario,
es también motivo de profundos pensamientos para el iniciado, porque representa
el nacimiento, la vida y la muerte, siempre presentes en el espíritu del masón
que así normará su vida en el recto cumplimiento del deber. Simboliza la
infancia, la juventud y la vejez, tres fases terribles de la vida humana en la
que el hombre tiene diferentes obligacionesque cumplir y para las cuales deberá
estar preparado. No olvidemos la familia: Padre, Madre e Hijo, trinidad
perfecta cuyo equilibrio mantendrá también equilibrada la sociedad y cuyo
desequilibrio será fatal para la colectividad humana.
Simbólicamente
el Maestro de la Virtud expiró a las tres horas de la tarde, después de 33 años
de vida. Tres son los enemigos siempre presentes que procuran devorar al
verdadero masón: la profanidad, la superstición y la carnalidad. La primera
escarneciendo los misterios de la Orden, la segunda invirtiendo el sentido de
nuestros símbolos y la última volviendo al hombre semejante a los animales e
incapacitándolo para los pensamientos elevados y nobles.
El Maestro de
la Virtud sufrió tres violentas caídas en su marcha hacia el Calvario, a fin de
mostrar a sus secuaces que el hombre, aun el más perfecto, no resistiría el
peso de su cruz si no cuenta con el auxilio y la ayuda de sus hermanos. Eso
viene a probar la necesidad de nuestra más completa unión para que podamos
servir de cirineos los unos a los otros.
Los tres
puntos recuerdan al masón que él está formado de elementos animales, vegetales
y minerales y que para conservar el equilibrio de su naturaleza no debe olvidad
que ante el mineral y el animal hay un intermedio indispensable, el vegetal,
que debe predominar en su alimentación y en su vida, para que pueda gozar de
salud y de equilibrio mental. Los tres puntos enseñan al masón que debe ser un
hombre con Fe, un hombre con Esperanza y un hombre con caridad. Fe en la eterna
supremacía de la Verdad, Esperanza en el cumplimiento de las leyes supremas que
rigen el Universo y Caridad en el amor para con sus hermanos, hijos del mismo
Padre Supremo, originados del mismo Principio Creador. Los tres puntos nos
recuerdan también que el masón es un constante protector de la mujer que es
Madre, Esposa e Hija, representando los tres estados de su paso por el mundo y
sirviendo siempre a la creación, formación y sustentnación de la raza humana.
Recuerdan también las tres razas fundamentales de la humanidad: la blanca, la
negra y la amarilla que, a pesar de su conformación diferente, expresan también
la unidad fundametnal del ser humano, proveniente del mismo Principio Creador,
resultado del mismo poder cósmico que circunda el Universo.
Esos tres
puntos también nos recuerdadn la flaqueza humana, que uno de los discípulos del
Mestro de la Virtud, Pedro, lo negó tres veces jurando hasta que no le conocía;
así tendrá el masón la certeza de que por grande que sea ésta no podrá nunca
confiar totalmente en la naturaleza humana que está sujeta a innumerables
flaquezas, debiendo por esto fortificar constantemente su volutnad y su virtud.
Los tres puntos nos recurdan constantemente los deberes que tenemos con Dios,
para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos. De aquí se desprende
el código moral de nuestra vida que así será siempre digna y correcta, pues El
es el modelador del hombre virtuoso, bueno y prudente.
Y así
llegamos al final de esta breve pieza de arquitectura sobre uno de los más
extensos símbolos de nuestra Augusta Institución, pero siempre recordemos que
ellos nos enseñan la totalidad de nuestros deberes y al mismo tiempo la gloria
de nuestra vida de masones.
Tres logias
formaron en los tiempos modernos la primera Gran Logia, y dieron origen a todo
el mundo masónico en la actualidad. Los tres puntos son, por lo expuesto, un
emblema maravilloso capaz de ejercer sobre nuestros espíritus la más fascinante
atracción, elevando nuestro pensamiento hacia la Triada Suprema que sustenta el
Universo.”[1].
Vida,
verbo, luz. Padre, hijo y Espíritu
Santo. Unidad, Dualidad y Trinidad. Las tres Luces de la Logia. Las tres Luces
Menores del Altar. El pasado, presente y futuro. La vida, el verbo y la luz. Lo justo, lo bello, lo verdadero. La sabiduría, la
voluntad y la inteligencia. El
nacimiento, la vida y la muerte. La infancia, la juventud y la vejez. Padre,
Madre e Hijo. Profanidad, superstición y carnalidad. Animales, vegetales y
minerales. Hombre con Fe, un hombre con Esperanza y hombre con caridad. Mujer
que es Madre, Esposa e Hija. Razas blanca, negra y la amarilla.
Son sólo ejemplos de triadas que
imparten significado a esos tres puntos que cotidianamente encontramos en el
mundo profano cada que recibimos un documento o tenemos la oportunidad de
presenciar el momento en que alguien estampa su firma. Siempre me pregunté ¿Qué
significado tendrán esos tres puntos?, ¿Será que cualquier persona puede
plasmarlos en su firma?
Desde el aprendíz punto de vista,
hoy puedo decir que ya no es igual la gracia que le encuentro a la unidad,
porque es íntima e individual, aunque en ella podemos establecer un diálogo
reflexivo con nosostros mismos. Que la dualidad impregna diferencia ya que tenemos
la oportunidad de escuchar otro punto de vista y confrontarlo con esa reflexión
que hicimos dentro de nuestra individualidad, pero la perfección y la alegría
llegan cuando encontramos ese tercer elemento que permite que todo se
complemente y encontremos una conclusión perfecta, una sinergia de esos tres
aspectos que acabamos de estudiar.
Hoy recuerdo una conversación pasada
con la V:. M:., en la cual con pasión me explicaba el significado del numero 3,
y puedo confirmar que estaba en lo cierto respecto de su importancia en el
ritual que como aprendíz he podido presenciar en las tenidas. Trés son las
velas, los golpes que se le dan a la puerta, los principios que impulsan la
logia (Libertad, Igualdad y Fraternidad), la veces que presiono la mano de mi
hermano Masón para que me identifique. Ese trés, es perfecto y nos acompañará
por el resto de nuestras vidas como masónes, motivo por el cual esta plancha nos
permite apropiarnos de su significado, mismo que no puede simplemente resumirse
o materializarse estampando los tres puntos en mi firma como signo de
pertenecer a una logia masona.
Por lo que voy a escribir puedo
pecar, primero, por afirmar sin conocer, y segundo, por sugerir sin antes haber
indagado, pero quisiera que ustedes hermanos, dentro de su individualidad se
respondieran, ¿como Maestro, pongo los tres puntos en mi firma habiendo
interiorizado plenamente su significado?, ¿Soy concientes de la responsabilidad
al usarlos?. Luego, como muestra de dualidad, y por la importancia del tema,
debemos compartir esas reflexiones y para completar esa triada, hacer las
conclusiones generales que surjan de discutir el tema.
Si en la vida masónica practicamos
el significado de los tres puntos, más que un signo de identificación, son un
emblema tatuado en nuestra conciencia para aceptar al otro como hermano ya que
compartirmos y practicamos los mismos principios así nuestras concepciones
sobre ellos sean divergentes. Estamparlos en nuestra firma, se convierte en un
sello personal de principios, de integralidad humana y de capacidad de ponerme
en el lugar del otro, son una garantía de que quien los usa, si bien conoce la
individualidad, convive en la dualidad y vive para la humanidad como tercer
elemento de ese triángulo perfecto que se forma de su unión.
JDO
AM:.
JDO
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