lunes, 9 de julio de 2018

Un Nuevo ciclo


Hace poco se hablaba en los medios de comunicación sobre el papel de la masonería en la sociedad moderna y el periodista se cuestionaba sobre la vigencia de un método antiguo en la sociedad moderna.

¿Sería adaptable a lo moderno? ¿La masonería es un método anacrónico? ¿Los jóvenes de hoy podrían pretender ser masones?

En mi experiencia pensaría que el método masónico alegórico y simbólico por excelencia, sigue estando vigente a pesar de los drásticos cambios de contexto a los cuales se ve expuesto, y de los cuales se reviste para incursionar en una modernidad de desafíos y de retos intelectuales.

El origen humanista y social de la masonería apunta hacia un abordaje particular del conocimiento y de los modelos estructurales de pensamiento que ponen al ser humano y a su dinámica social en el primer plano de estudio y de intervención, siendo la transformación personal de cada uno de sus miembros el paso fundamental para el cambio colectivo.

Mucho se habla entonces, del método masónico y de su manera singular de operar, permeando el modo en el que nos apropiamos de los conceptos y la manera en que los aprovechamos en bien de la construcción de nuevas propuestas de desarrollo. No obstante y aunque el conocimiento es evolutivo y dinámico, el método masónico continua insistiendo en una forma de aprendizaje basada en la interpretación de símbolos y rituales que persisten en el tiempo y que evocan tiempos pasados y misteriosos.

La noche estrellada
Vincent Van Gogh
Museo de arte moderno de New York - MoMA
Por su parte, el aprendizaje es una construcción, en su mayoría consiente, en torno a situaciones del mundo que nos lleva a elaborar ideas de la realidad a través de representaciones, haciendo uso de las habilidades del pensamiento. Estas representaciones son los conceptos que elaboramos o replicamos y que permiten configurar modelos desde los cuales interpretamos, explicamos, predecimos, evaluamos, escribimos y creamos nuevo conocimiento para interactuar en contextos sociales y naturales.

En este aspecto debemos tener en cuenta que el conocimiento es amplio y que la profundización en ciertos aspectos y ciertas ramas de la ciencia es inevitable. Por lo tanto cada uno de los iniciados en un universo de saberes, experiencias y vivencias que hace que la estrategia metodológica deba ser flexible y adaptable a las personas y sus contextos.

Ahora bien, la controversia crece cuando se habla del tipo de acompañamiento a los iniciados en su proceso. Desde el punto de vista didáctico hay tres componentes que conforman un triángulo donde, en los polos están situados: el saber, el maestro y el aprendiz y en su centro se ubica el conocimiento, siendo este, el resultado de la interacción de sus tres componentes fundamentales. El papel de cada uno es definitivo para llegar a un proceso de desarrollo cognitivo que pueda ser operativo en la realidad, pero ¿Cuál de los tres es el más importante? Teniendo en cuenta que 1. El saber puede ser tan complejo o tan simple que el aprendiz podría confundir el camino a su abordaje 2. El maestro puede influir de diversas maneras sobre el proceso de aprendizaje y puede sesgar el descubrimiento de lo esencial y 3. El aprendiz podría iniciar su formación sobre bases poco estructuradas y en ocasiones erróneas.

He aquí el secreto de un método antiguo en una sociedad moderna.

La masonería ha explorado diversas formas de dinamizar este triángulo, común otras formas de aprendizaje, y ha intentado crear un camino hacia la transformación del saber en conocimiento colectivo, útil para la propuesta de desarrollo que trae implícito un método poco neutral en aspectos políticos, sociales y de acción para un mejor futuro.

El papel del maestro masón en esta estrategia de aprendizaje del conocimiento está enfocado en coadyuvar en el proceso de apropiación de la simbología como medio de racionalizar los fenómenos humanos y su impacto en el contexto propio y grupal, siendo determinante en el fortalecimiento de las columnas.

El grado de maestro implica responsabilidades inherentes a su mismo nombre, ya que denota el dominio de algunos conceptos, ideas, técnicas, destrezas, que le hacen un referente dentro de los demás hermanos del taller. Podría decirse que debe convertirse en un modelo y un ejemplo al cual seguir, lo cual no solo obliga al conocimiento, si no a un profundo compromiso de perfeccionamiento continuo, de exploración de sus capacidades, de autorreflexión y de desarrollo personal.

Aunque se llama maestro y aunque este cerca al calor de oriente, seguirá aprendiendo hasta el final.
Por su parte el compañero, seguro de haber transitado a conciencia el primer escalón, traza su camino y se ayuda de las herramientas simbólicas que le fueron confiadas, siendo un valiente peregrino hacia la luz de  la verdad; no obstante aun sus pies son tiernos y podría herirse tratando de develar su verdadero propósito. Aunque pule con ímpetu la piedra brutal y la moldea sin cesar, este caminante aún necesita una brújula que determine su mejor opción de ruta.

Aunque es un obrero calificado, seguirá aprendiendo de su maestro.

El aprendiz camina entre tinieblas y aunque vio la luz al iniciarse, esta se tornó difusa, la bruma cubre entre velos la verdad haciendo que la luz de oriente sea apenas una pobre antorcha sofocada, sus pasos titubeantes apenas son el preludio de la fuerte marcha que será su paso futuro por la logia. Camina con determinación pero sin rumbo, sin vela y sin norte; necesita ayuda entre los símbolos y los ritos ancestrales que están por todos lados.
Aun con su determinación, el aprendiz se podría perder en el camino.

El aprendiz camina dando tumbos luego de su renacimiento de Deméter o Isis, lleva consigo el mallete y el cincel seguro de que podrá hacerse victorioso en la búsqueda de la verdad. En ocasiones un extraño lo acompaña, pero poco se fija en él, parece un viajero que atraviesa el mundo lleno de recuerdos y de herramientas  que encuentra en sus viajes. Un día ambos encuentran una luz a la cual seguir, es pequeña y lejana, pero poco a poco se torna más grande, tanto que hasta calienta sus corazones y sus espíritus, es un maestro con la porción de luz que logro tomar de oriente.

Es alguien confiable a quien seguir.

Más adelante hay más luces, son más maestros que también viajan buscando nuevos horizontes, nuevas luces, nuevos tonos y nuevos encuentros.
La masonería sigue vigente porque su método está vivo, porque está hecho de manos y de corazones que por momentos de afinan y vibran en un mismo acorde, ese momento es el encuentro en logia, el encuentro con el secreto masónico.

Es mi palabra

GGC
M:.M:.

domingo, 1 de julio de 2018

Tenida del Recuerdo " Reflexiones y Realidades"


“Vivimos en un mundo interpretado”, puesto que el ser humano interpreta el mundo una vez que se ha instalado en él, este mundo es ya un mundo comenzado antes de nosotros, y al llegar hay que establecer relaciones con otros”.

“Tarde o temprano el tiempo surge de nuevo, inexorablemente, porque no hay remedio humano posible contra el tiempo, o al menos no lo conocemos.
Entonces los amantes descubren que aunque en la caricia el tiempo no cuenta, Kronos regresará, interrumpirá el beso con su fuerza y les recordará que son seres finitos, frágiles y vulnerables, les recordará que viven a merced del cambio y de la transformación, de la caducidad y de la muerte”
La Muerte de la Virgen
Caravaggio
Museo del Louvre, París
La muerte desde lo filosófico parte de la incógnita por la realidad y la existencia.
Desde lo Gnoseológico  la pregunta ¿Qué sabemos de la muerte? O ¿Realmente la comprendemos como fenómeno inexorable?
En el conocimiento del fenómeno de la desaparición física se parte del hecho de que el morir y el efecto de la muerte, al igual que otros fenómenos de la realidad, no resulta clara a la inteligencia humana, lo que conlleva distintas zonas oscuras para la razón.
Desde lo metafísico la muerte sugiere miles de  interpretaciones, de teorías y de imaginarios, partiendo de la concepción filosófica del alma, desde la inmortalidad, hasta la finitud o la eternidad.
Desde lo ético y axiológico, La muerte como resultado final del proceso de vivir y de morir, plantea desafíos tanto en el sujeto activo, como en los sujetos pasivos- testigos, acompañantes y profesionales.
Es necesario reconocer no solo el hecho de morir, sino el acto de morir, y pensar que la muerte es un acto humano en el que se proyecta y tiene su peso específico la unidad y totalidad de la persona, y por ende su razón, voluntad y libertad.
Finalmente, desde lo estético, la cultura, la religión y las costumbres han creado una forma de la muerte, una manera de representar por medio del arte y el lenguaje una realidad particular que depende del contexto.
Todos los hechos que atañen al hombre en lo individual, en lo social, o en la vinculación que intenta establecer con el ámbito trascendente o divino, son manifestados o comunicados mediante signos, que constituyen distintos lenguajes que pretenden una vinculación comunicativa que pretende expresar lo que se siente, se desea, se quiere o se sabe.

Y es que la en la vida y la muerte se deben tener en cuenta las entrañables relaciones que, basadas en miradas, caricias, recuerdos y momentos buenos o malos, le dan forma a las complejas redes del afecto.
Cuando pensamos en la muerte podemos fácilmente imaginar y hablar del final de los demás, pero difícilmente concebimos nuestra propia extinción.
La muerte gira en una ruleta en primera persona, donde no somos capaces de ver la mano que la impulsa vuelta tras vuelta sin detenernos a mirar en que casilla, representada en tiempo y espacio, se detendrá para cada uno.

La muerte duele para el que muere, porque piensa en los que se quedan, duele porque el que parte siente como el mundo entero podrá seguir, aun sin su presencia y que su voz, única, propia y llena de palabras, no se volverá a oír entre los que siempre estuvieron prestos a escucharla.

El que se va sufre porque no quiere irse y porque no se había convencido de que ese día llegaría finalmente.

El que se queda llora, porque aquel al que amaba lo ha dejado, pero entiende a golpes de tristeza que no es su propia muerte.

El ego no permite imaginar un mundo sin ese YO, es más el mundo que es propio podría acabar con la desaparición del dueño de los sueños y las realidades.

En cambio el otro, aquel que no soy yo si puede morir, aunque nos duela, aunque nos deje un vacío, aunque por décadas su recuerdo nos llegue como oleadas de olores y de sentimientos que se desvanecen con el precursor y padre inevitable del proceso de morir, el tiempo.

Es mi palabra

GGC
M:.M:.