lunes, 27 de noviembre de 2017

Masonería y poder

La masonería ha sido asociada muy frecuentemente con diferentes concepciones del poder, desde lo político e ideológico hasta lo económico y social.
Antes de referirme a este tema, describiré brevemente cuatro perspectivas teóricas del concepto de poder, todas ellas surgidas entre los siglos XIX y XX.

La fragua de Vulcano
Diego Velásquez
Museo del Prado, Madrid

Para Max Weber el Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad. El poder se puede encontrar con infinitas formas en las sociedades, es por eso que Weber desarrollo el concepto de dominación, una forma de poder más precisa y especializada. El poder es una fuerza que se ejerce contra algo para algún fin, mientras que la dominación es el control que se tiene de una cosa para un fin, sin ejercer ninguna fuerza. La dominación crea disciplina, obediencia por parte de las personas sin resistencia ni críticas.
Para Weber es fundamental que las personas tengan fines e intenciones en los actos mandados, y que estos sean mandados por una autoridad considerada legítima por los actores.
El concepto de dominación por Max Weber está dividido en 3 categorías. Esta clasificación se basa en los medios con los que se consiguió la dominación. La dominación legal racional se crea cuando los actores creen en la legalidad y el derecho que tiene la autoridad. La dominación tradicional se obtiene cuando los actores creen en la legitimidad de la autoridad a partir del carácter moral y tradicional. Por último se da la dominación carismática cuando la autoridad se gana la legitimidad de los actores a partir del carisma, heroísmo, liderazgo y ejemplaridad.

Para Karl Marx el poder estatal no existe para administrar o velar por el interés de toda la sociedad sino por el de una parte o clase social de ella. "El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa" “El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra.”
El estado y poder político serán siempre, instrumento de control y explotación de la clase social dominante, haciendo que los seres humanos tengan una autonomía relativa.

Para la escuela de Frankfurt y desde la teoría de la acción comunicativa, el poder mediático es la expresión, hasta si se quiere ideológica, del poder económico. No hay que olvidar que, la hegemonía se logra a través del consenso, la dominación de una sociedad, incluso de las clases sociales que no son favorecidas por un determinado programa económico. ¿Y cómo se logra eso? Haciendo pasar los intereses  de un sector o clase social como si fueran los intereses del conjunto de la población. Y para esa operación se necesita esencialmente de los medios de comunicación. Y por eso la propiedad de los medios de comunicación es una cuestión esencial en la puja de poder de cualquier sociedad.

Finalmente Michel Foucault refiere que el poder no es considerado como un objeto que el individuo cede al soberano, sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad en un momento determinado. Por lo tanto, el poder, al ser resultado de relaciones de poder, está en todas partes. El sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. El poder, para Foucault, no sólo reprime, sino que también produce: produce efectos de verdad, produce saber, en el sentido de conocimiento.
Michel Foucault destaca el levantamiento de un biopoder que impregna el derecho de vida y muerte y que intenta convertir la vida en objeto utilizable por parte del poder. En este sentido, la vida sistematizada, esto es, convertida en sistema de análisis por y para el poder, debe ser protegida, transformada y esparcida.

Y un comentario adicional haciendo referencia a Don Juan Matus, el Indio Yaqui de las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda, El poder es el resultado de haber vencido el miedo y la claridad que sega al hombre, pero tal poder a su vez, es uno de los enemigos de los hombres de conocimiento.

Si consideramos el poder como el resultado de las relaciones humanas, sería entonces inevitable visualizar sus redes en todos los entornos posibles y por lo tanto podría ser ejecutado positiva o negativamente.
Las herramientas simbólicas del método masónico proveen un sistema de valores que promueven el altruismo, la filantropía y una manifiesta convicción de velar por el progreso de la humanidad; pero ¿Acaso, no somos más que parte de un sistema filosófico que ejerce un poder ideológico? O ¿Utilizamos nuestra instrucción y estudio político, filosófico y social para ejercer dominación sobre nuestro entorno profano?
La masonería permite una evaluación crítica  de sus preceptos y de sus orígenes en la hegemonía ilustrada europea, lo cual da pie para considerar que es un sistema de libre pensamiento, con supuestos basados en la libertad del ser humano, la igualdad de derechos y la fraternidad consentida.

Por otro lado, nuestra orden tiene una estructura iniciática basada en ciertas jerarquías, que siendo simbólicas, en ocasiones son entendidas como medios de poder o de control, que desdibujan el loable sentido de profundización en los misterios humanos como la ética , la estética, la metafísica y la lógica. No es poder lo que busca un iniciado y se hace manifiesto en el cuarto de reflexiones, donde claramente hay un aviso a modo de advertencia “si buscas poder,  regresa por donde viniste”.

Águila azul
Alejando Obregón, Colombia

No obstante es también inevitable que cuando un ser humano logra avanzar en su autoconocimiento, se abre para él, una permanente necesidad de transmitir sus capacidades, cada vez más consientes, a sus semejantes, lo cual de alguna manera lo hace dueño del poder de la persuasión, del ejemplo y de la admiración; elementos en sí, satisfactorios para el que los ejerce, pero peligrosos en cuanto empiecen a tornarse necesarios para la construcción del ego.

Quisiera imaginar la logia como un lugar donde se exalta la intelectualidad de sus miembros, donde se debate en medio de la amistad sincera, donde se construyen conceptos colectivos y se promueve el amor incondicional a la dignidad de ser miembros de una sociedad diversa.
Es mi palabra

GGC

M:.M:.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

UN ACERCAMIENTO A LA IDEA DE PODER

“Después del poder, nada hay tan excelso como saber tener dominio de su uso”. (Jean Paul Richter).

La historia de la humanidad se ha visto marcada por incesantes luchas que han tenido como objetivo el desarrollo de diversos movimientos de índole religiosa, política y económica, en concordancia con las características particulares de cada contexto, todas ellas asociadas con el elemento central del presente Tr:.; las relaciones de poder no son exclusivas de los seres humanos, el reino animal nos brinda innumerables ejemplos de luchas enfocadas en la búsqueda de este escurridizo objetivo, la mayoría de estas, asociadas al concepto de supervivencia, bien sea del individuo o de la especie.
El ser humano, cuyas características particulares le dotan de la capacidad única en el reino animal de crear realidades imaginadas, ha enriquecido el concepto de poder a partir del uso de diferentes herramientas prácticas y simbólicas que le han permitido cimentar sociedades enteras a partir de la creación de referentes comunes, tales como los mitos fundacionales, los cuales son ingredientes necesarios para garantizar la cooperación de un gran número de personas alrededor de un fin particular, extendido al conglomerado social, estos mitos fundacionales usualmente hacen uso de mecanismos que estimulan emociones como amor, anhelo, angustia o miedo, los cuales son en sí, insumos esenciales para garantizar el control sobre las masas.
David y Goliat
Miguel Angel
Boveda Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano.

La inevitable incertidumbre ligada a la existencia humana, sumada a una marcada obsesión frente a lo que el porvenir depara, son el punto de partida para la aparición de los mitos mencionados anteriormente, los cuales tienen como característica central el sacrificio moral o de sangre realizado por un individuo o grupo de personas, a quienes en su mayoría se les atribuyen características de divinidad, hecho que marca el inicio irrefutable de movimientos culturales, o dicho de otra forma productos de la invención humana; en algunos casos, el mito fundacional suele ser relacionado con leyes naturales, bajo el argumento de su inmutabilidad. La Mas:. al ser un producto cultural, es a su vez el resultado de la apropiación de mitos fundacionales que obedecen a lo anteriormente descrito. En relación con el anterior postulado, el escritor e historiador israelí Yuval Noah Harari manifiesta lo siguiente:

“¿Cómo se hace para que la gente crea en un orden imaginado como el cristianismo, la democracia o el capitalismo? En primer lugar, no admitiendo nunca que el orden es imaginado. Siempre se insiste en que el orden que sostiene la sociedad es una realidad objetiva creada por los grandes dioses o por las leyes de la naturaleza. Las personas son distintas, no porque lo dijera Hamurabi, sino porque lo decretaron Enlil y Marduk. Las personas son iguales, no porque lo dijera Thomas Jefferson, sino porque Dios los creó así. Los mercados libres son el mejor sistema económico, no porque lo dijera Adam Smith, sino porque estas son las inmutables leyes de la naturaleza.

También se educa de manera concienzuda a la gente. Desde que nacen, se les recuerda constantemente los principios del orden imaginado, que se incorporan a todas y cada una de las cosas. Se incorporan a los cuentos de hadas, a los dramas, los cuadros, las canciones, a la etiqueta, la propaganda política, la arquitectura, las recetas y las modas”.

Lo anterior nos permite hallar una relación directa entre los conceptos de poder e ideología, cuyo sentido etimológico es el de “ciencia de las ideas”, el cual tiene un enfoque profundo hacia la búsqueda de conocimiento científico que permita garantizar la búsqueda de la razón; sin embargo dicho significado ha sido objeto de transformaciones que lo han desfigurado, convirtiéndolo en una herramienta de manipulación que sirve a los intereses de grupos encaminados hacia la búsqueda del poder, los cuales tienen como última prioridad el conocimiento resultante de verdades sustentadas por la razón, de hecho en muchos casos es evidente que el absurdo es un elemento fundamental de la ideología de la posmodernidad. Al respecto Bauman manifiesta: 

“Al conocimiento distorsionado, concebido dentro de una perspectiva cognitiva limitada, Mannheim le dio el nombre de “ideología” (estableciendo un paralelo semántico con la distinción que Lukács había hecho entre “clase de conciencia” y “conciencia de clase”). El drama se representaba en el teatro de la cognición, donde la ideología se alzaba frente a la verdad como su peor enemiga. Como la diferencia entre verdad y distorsión o falsedad corría paralelamente a la diferencia entre totalidad y parcialidad, la verdad ha sido identificada, por definición, con la no pertenencia y el no compromiso: lo no ideológico puede ser solamente un conocimiento aislado, no ligado a ninguno de los puntos de vista cognitivos socialmente diferenciados. El verdadero conocimiento de la realidad social debe ser un conocimiento imparcial y antiparticular y, por lo tanto, sólo puede ser el trabajo de una categoría de gente capaz de ponerse en cualquiera de las posiciones cognitivas, precisamente por no pertenecer a ninguna clase, grupo nacional o religioso en particular; de un grupo cuyos miembros han salido de todos los otros grupos, por lo cual no están confinados ni deben lealtad a ninguno; de una categoría que encarna el desafío a toda particularidad por estar al margen de todos los grupos establecidos y que puede verlos a todos con cierta distancia, lo que la torna capaz de examinar todas las creencias concebidas desde diversas perspectivas cognitivas y poner en evidencia el carácter parcial, limitado y relativo de cada una de ellas”.


La coronación de Napoleón
Jacques-Louis David
Museo de Louvre, Paris

La exploración realizada durante el proceso de construcción del presente Tr:. me lleva a concebir el poder como el más imperfecto de los ideales humanos, teniendo en cuenta que es en sí un arma de doble filo, que se presenta como un medio para la concreción de expectativas particulares, cuya concepción no obedece a realidades objetivas, sino que por el contrario se encuentran cimentadas en una carga subjetiva inherente a la condición humana, que a su vez es protegida por los muros de un deseo insaciable, propio de un contexto en el que el consumo se ha extendido como imperativo categórico en todos los ámbitos de la vida.

El ideal Mas:. nos lleva profundizar constantemente en el manejo de Herr:. Sim:. que tienen como uno de sus objetivos conducir al Inic:. a llevar una relación más equilibrada con el poder, sin embargo, esta característica mantiene una condición utópica dada nuestra incapacidad para garantizar un pulimento total de la P:.B:. que nos simboliza, de ahí que al interior de nuestra Or:. Seamos también vulnerables a caer en el juego del poder, incluso cuando somos conscientes de su naturaleza simbólica, llegando incluso a abusar de él tanto en nuestra condición Prof:. Como Mas:., yendo en contra de los preceptos de nuestra formación y de las obligaciones adquiridas al momento de nuestra Inic:.. Ante esta innegable realidad, el compromiso colectivo asumido con el progreso de la humanidad y el cumplimiento de nuestros principios fundantes, debería enfocar los esfuerzos del Tr:. en Log:. con la liberación de concepciones ideológicas y filosóficas basadas en lógicas excluyentes, de esta forma acercarnos al ideal que encarna el protagonista de nuestro mito fundacional.

Para cerrar quiero dejar a manera de reflexión una frase del Barón de Holbach en la que asegura que “El poder absoluto fue y será siempre la causa de la decadencia y de las desgracias de los pueblos, que tarde o temprano llegan a padecer los mismos reyes”.

Es mi palabra.
CAAH
M:.M:.