domingo, 21 de diciembre de 2014

COMPROMISOS DEL DERECHO HUMANO CON LA PAZ DE COLOMBIA INTERVENCIÓN EN EL SOLSTICIO DE INVIERNO, 2014

Como se ha mencionado hoy en nuestro ritual estamos aquí reunidos esta noche para celebrar el Solsticio de Invierno.
Nuestros antepasados nos enseñaron que al final del año, afrontar el invierno requiere del reposo necesario.
Nos reunimos para recordar que después del invierno glaciar y de la muerte aparente de la naturaleza, la vida brotará por todas partes. La naturaleza florecerá de nuevo.
En estos días para el profano, la naturaleza queda dormida, ella va a descansar de su esfuerzo anual. Para el Francmasón, por el contrario, la naturaleza retoma en silencio el gran trabajo del renacimiento. Bajo el inclemente manto del invierno, y debajo de la tierra congelada, vemos germinar las semillas de las próximas cosechas; percibimos el fecundo calor de la germinación. La naturaleza se despierta.
El ritual de este solsticio nos recuerda que en los tiempos más antiguos, los hombres tenían miedo a esta larga noche; temían que el sol despareciese. Proporcionaban la luz en la oscuridad de la noche encendiendo el fuego e iluminando los árboles.
Permítanme traducir esta simbología a los términos de nuestra realidad.


Por una feliz coincidencia, el pasado 16 de diciembre, mientras Enfance 2/32 realizaba una bella ceremonia para resaltar el simbolismo de los bastones de la paz, en la Escuela de Liderazgo para la paz en la Universidad Tecnológica de Pereira, clausurábamos nuestro primer diplomado con cerca de 100 participantes de 14 municipios de Caldas, Quindío Risaralda y Valle. Además de estudiantes y docentes, se contó con voceros de las víctimas, dirigentes sindicales, campesinos, representantes de comunidades étnicas, comunicadores, empresarios y  funcionarios públicos.
Según lo explica Enfance 2/32 desde el principio de los tiempos, el bastón ha acompañado a la humanidad en su evolución. Como instrumento de apoyo, compañero en los caminos, herramienta de los grupos de cazadores recolectores, como símbolos, que permiten a las personas reconocerse como miembros de una determinada comunidad. El uso de estos símbolos por parte de los líderes de una comunidad les permite mostrar la capacidad para dirigir y guiar a los miembros de la mima y la confianza de estos en sus guías.
La exhibición de “bastones de la paz” se entendió como una expresión del compromiso, y el llamado de los niños y las niñas de la Fundación Enfances 2/32 Francia Colombia, en la construcción de país como un territorio de paz. Durante varios meses los niños, niñas y jóvenes, diseñaron y elaboraron su ”bastón de la paz”, no sólo como un acto de creación estética sino, también como un acto de reflexión y compromiso con esa paz que nunca han conocido y hoy se les presenta como una posibilidad cercana. Con el poder de la palabra, el pensamiento y la acción han cargado de símbolos sus trabajos, dando así origen a los bastones de la palabra, del dialogo, del silencio, la paz, la amistad, el silencio, la persistencia, la diversidad, el perdón, la esperanza, el respeto, el amor, la  reconciliación y la memoria entre otros, los que consideran, serán las herramientas guía del camino de paz que empezamos a recorrer los colombianos.
En Colombia nuestra orden, nuestros talleres tienen responsabilidades éticas y profesionales para ofrecer múltiples estrategias metodológicas, pedagógicas y culturales para hacerse parte de los esfuerzos colectivos que conduzcan a la finalización del conflicto armado entre las FARC, el ELN y el Estado colombiano, y que luego se orienten a atender las necesidades propias de un postconflicto que será, sin duda, largo y complejo.
Todos debemos examinar los contenidos de los tres temas acordados hasta el momento y los puntos que restan de la agenda (derechos de las víctimas; términos de finalización del conflicto y el asunto de la implementación, verificación y refrendación).
Pero no se trata solo de un asunto académico. Esta es una de las tantas tareas sin las cuales el país corre el riesgo de no conseguir las mayorías políticas y el respaldo ciudadano indispensable para refrendar en las urnas, llegado el momento, el acuerdo final de La Habana. Además del adecuado cumplimiento de las responsabilidades académicas está en juego, en gran medida, el objetivo de afianzar, lenta pero progresivamente, la paz en la cultura.
Hoy Colombia vive esperanzada la posibilidad real de dar por terminado el conflicto armado como resultado de las negociaciones en un proceso orientado a suscribir un Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
Otórguenme licencia para compartir unas reflexiones generales sobre la coyuntura que vive Colombia alrededor de las negociaciones de paz.
Manteniendo un razonable optimismo podría decirse que el sueño de terminar el conflicto armado entre la guerrilla de las FARC y el Estado ahora cuenta con importantes razones para esperar que se haga realidad.
En la mesa de negociación en La Habana ya se cerraron acuerdos sobre tres temas: tierras y desarrollo rural integral; participación política, y narcotráfico y cultivos de uso ilícito.
Los acuerdos previos sobre la cuestión agraria son un avance considerable y puede afirmarse que coinciden con las demandas históricas de los campesinos.
Lo firmado sobre participación y reforma política, por su parte, posee gran valor dado el estratégico papel que en la superación del conflicto tienen los mecanismos para luchar contra la exclusión y la violencia contra las fuerzas de oposición. Este conflicto difícilmente culminará mientras no se adopten medidas que hagan viable el tránsito de las FARC a una fuerza política legal con efectivas garantías.
El arreglo conseguido sobre los cultivos de uso ilícito abre promisorias perspectivas para una solución que satisfaga los intereses nacionales e internacionales al respecto, sobre todo ahora cuando voces autorizadas reconocen que la guerra contra las drogas ha fracasado y abogan por soluciones no muy distantes a las acordadas en La Habana.
Pero existen elementos nuevos que sustentan los pronósticos favorables a una finalización exitosa de la mesa de negociación. En efecto, en estos últimos meses se han producido progresos de particular relevancia.
En un hecho sin antecedentes en negociaciones de conflictos armados internos, representantes de las víctimas realizaron cinco encuentros con los insurgentes y con el Gobierno, lo cual supone la apertura de escenarios de reconciliación y del fomento de una nueva cultura de la convivencia. Ofreciendo su testimonio ante la mesa de negociaciones han estado familiares o víctimas de extorsión, secuestro y desaparición; de asesinatos, masacres y ejecuciones extrajudiciales; de violencia sexual, torturas o desplazamiento forzado. En uno o en varios de estos delitos incurrieron los agentes del Estado o los guerrilleros o los paramilitares. Como dice León Valencia, “la guerra ha quedado al desnudo. Y la discusión de la reglamentación del marco jurídico tendrá que girar alrededor de esta realidad dolorosa”.
Se trata, ni más ni menos, de garantizar los derechos de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, ante la violación de Derechos Humanos, crímenes de guerra y de lesa humanidad.
El hecho de que se hayan realizado estos encuentros, señala la madurez y solidez del proceso. Además, que la iniciativa haya venido de la Mesa de La Habana demuestra que las partes han llegado a un punto en el que están dispuestas a enfrentar, cara a cara, algunos de los temas más sensibles y difíciles: justicia, verdad y garantías de no repetición.
Así mismo, cabe destacar los logros que precedieron e hicieron posibles las visitas. La declaración conjunta Gobierno Nacional-FARC-EP de los 10 principios para la discusión del punto 5 de la Agenda, hizo historia, al incorporar el reconocimiento de las víctimas y la responsabilidad de las partes.
No debe olvidarse que las partes aseguraron que no habrá un “intercambio de impunidades” y enfatizaron la importancia de entender a las víctimas como ciudadanos con derechos.
El Secretario de la Comisión de Reconciliación Nacional, ha explicado: “por difícil que sea, por grandes que sean los obstáculos, será posible llegar a un acuerdo y será posible la reconciliación. Por todo esto, por sus palabras y sus silencios, creo que las víctimas que han ido a La Habana han sido grandes. Son los personajes del 2014 y de los años que vienen en paz”.
Tiene razón el coordinador del Sistema de Naciones Unidas en Colombia. Para él “las víctimas, con su coraje y resiliencia, son quienes abrirán el camino hacia la paz y la reconciliación. Son ellas los verdaderos agentes de cambio”.
También es relevante la creación (a petición de las FARC) de una comisión de expertos académicos que deben entregar la próxima semana un análisis de las causas históricas del conflicto armado. Esta comisión seguramente contribuirá a dar importantes pasos hacia el esclarecimiento de la verdad.
Es igualmente motivo de positiva esperanza la conformación de una subcomisión, que también ya inició actividades, con la presencia de una delegación de las Fuerzas Armadas de alto nivel y voceros del Secretariado de las FARC, que ha empezado a tratar los aspectos relativos a la dejación de las armas y a los mecanismos de seguridad que el Estrado ofrecerá a quienes abandonen la lucha armada y se conviertan en movimiento político legal. Este es, sin duda, un síntoma alentador de hasta dónde se ha avanzado ya en el proceso de la negociación.
Otro elemento que caracteriza a las conversaciones de paz es la falta de un cese al fuego bilateral, completo o parcial, mientras estas se realizan, algo poco común en la experiencia internacional. En este sentido, siempre serán bienvenidas las iniciativas dirigidas al desescalamiento del conflicto que es precisamente el tema específico del cual se ha ocupado la mesa de La Habana en el ciclo de esta semana.
Y los temas a tratar no son simples: allí seguramente se discutirá sobre las minas antipersonas; sobre la participación de menores de edad en las filas guerrilleras, sobre ataques a la infraestructura o sobre el cese bilateral al fuego en zonas específicas del país.
Tampoco puede dejar de valorarse positivamente el rápido y eficaz tratamiento político de alto nivel que se dio al reciente caso del exgeneral Rubén Darío Alzate y sus acompañantes. Todo indica que a partir del desenlace de este episodio la mesa de negociaciones resultará fortalecida.
Los argumentos expresados sugieren que entre las partes ya se dispone de la confianza recíproca necesaria para dar continuidad, hasta terminar, a la agenda de negociación prevista desde hace un par de años en Oslo, Noruega.
Quedan naturalmente complejos temas por definir en los que será necesaria una gran dosis de inteligencia colectiva para que las partes encuentren las soluciones apropiadas.
Me refiero a la manera como en este proceso operará la justicia transicional; a la forma como se delimitará el sensible tema de los delitos conexos y la consecuente redefinición del delito político tal y como hoy se encuentra en nuestro ordenamiento jurídico. En buen momento el Presidente Santos ha pedido ampliar el delito político y los delitos conexos.
Otras propuestas permiten dimensionar la profundidad del debate que se avecina: concentrar a los combatientes luego de la firma de los acuerdos; consultar a las minorías étnicas sobre su disposición a recibir desmovilizados; acordar mecanismos de desarme e invitar a una comisión internacional de civiles para que acompañe la implementación de los acuerdos.
Adicionalmente, en este positivo panorama debe notarse que falta instalar y acoplar la mesa con el ELN, tarea en la cual esperamos se esté avanzando discreta, pero satisfactoriamente. Nadie comprendería que esta organización quedara por fuera de las negociaciones y persistiera en un accionar armado sin argumentos, ni respaldo político.
Pero debemos recordar que el proceso de la refrendación popular de los acuerdos será, sin duda, el mayor reto político que tendrá la sociedad colombiana una vez la mesa de negociación en La Habana concluya su misión habiendo acordado la agenda completa.
Nunca en la historia política el país se ha enfrentado un reto político similar y del respaldo ciudadano dependerá, sin duda, la legitimidad y fortaleza de lo acordado. Por lo pronto, es imprescindible echar a andar, a lo largo y ancho del territorio, una poderosa estrategia de pedagogía y de cultura por la paz que informe y sensibilice a los ciudadanos sobre el alcance y la importancia de los acuerdos; una estrategia que fortalezca la capacidad argumentativa y las convicciones políticas de la ciudadanía en favor de la convivencia pacífica, la inclusión y la democracia. Es imprescindible derrotar el escepticismo que aún tiene un considerable grupo de colombianos.
La dura oposición de los sectores guerreristas anuncia que el proceso de refrendación de los acuerdos, será un verdadero pulso nacional en torno al tema de la paz que no podemos perder. Las marchas que pudimos ver la semana pasada son sólo el preludio de lo que el país enfrentará en 2015.
Reconozco que esta negociación de paz –entendida como un proceso de diálogo entre las partes puede durar unos años, pero la construcción de paz es una tarea que puede tomar décadas y que requiere los esfuerzos de todos. Es importante que en la sociedad se construya y profundice una gran capacidad para tramitar, para gestionar y para aceptar los resultados de acuerdos sofisticados y complejos, como los que han ido emergiendo en La Habana.
Quienes pertenecemos al derecho humano estamos en la obligación de aportar para que un nuevo sol ilumine largos días en el país.
Estoy seguro que con la contribución de todos ustedes, nuestros talleres aportarán su propia cuota de responsabilidad académica, cultural y política para que la paz en Colombia sea estable y duradera.
Atrás debe quedar la larga y oscura noche de la guerra entre los colombianos.
Carguemos siempre los frutos, la madera, el pino, la llama, el vino, el agua y las cenizas heredadas de esta memorable ceremonia.
Hagamos votos por la Paz del mundo.
No olvidemos que la Paz no puede ser realizada si cada uno de nosotros no la instaura en sí mismo.
Prometamos amar a nuestros Hermanos y a nuestras Hermanas y trabajar por el Bien de la Francmasonería Universal.
Que la vida brote por todas partes
Que la naturaleza florezca de nuevo.
¡Qué la Paz reine sobre la Tierra!
¡Que la paz reine sobre Colombia!

OAG
M:.M:.
Resp Log Estrella del Sur Pereira
Ceremonia solsticio de Invierno 2014, pereira.