lunes, 15 de abril de 2013

La educación debe promover la libertad y ser plural y neutral ante las religiones

Esperando a La Chalotais La educación debe promover la libertad y ser plural y neutral ante las religiones Tomado de: http://elpais.com/elpais/2013/03/21/opinion/1363896060_566744.html JORDI SOLER (Escritor)

En su hermoso libro terminal El refugio de la memoria, Tony Judt dedica un capítulo a su paso por la École Normale Supérieure, en París. Judt, que era alumno de Cambridge, llegó en 1970 a esta academia humanista de élite como pensionnaire étranger y entró en contacto no solo con la intelectualidad francesa más sobresaliente de la época, sino también con los estudiantes que se preparaban para ser los políticos que, unos años más tarde, conducirían los destinos del país. Por las aulas de esta escuela ha pasado, desde el año 1794, una constelación de mentes brillantes que han hecho de Francia lo que es hoy, un país que, con todo y que no se encuentra en su mejor momento nos lleva, en el campo de la educación, mucha ventaja. No en años, puesto que los esfuerzos por consolidar un sistema de educación competente empezaron, en los dos países, a principios del siglo XIX, sino en la perspectiva que han tenido desde entonces los franceses, sobre esa inversión estratégica que es la educación de la ciudadanía. Voy a escribir, sin más intención que la orientativa, los apellidos de algunos ex alumnos de la École Normale Supérieure : Pasteur, Pompidou, Derrida, Sartre, Bergson, Rolland, Althuser, Debray, Foucault y Henry Lévy, que por cierto escribe en estas mismas páginas. Mientras el Estado francés asume la educación de sus ciudadanos, el español se lo deja a la Iglesia Tony Judt, haciendo gala de su robusto escepticismo, escribió: “Los intelectuales franceses todavía generan algún calor de vez en cuando, pero la luz que emiten nos llega desde un sol distante, quizá ya extinguido”. Dicho esto, y aceptando que hoy, efectivamente, esa luz nos llegue desde lejos, no puede soslayarse la tremenda influencia que ha ejercido la intelectualidad francesa en Occidente, durante los últimos siglos, ni, sobre todo, que aquel esplendor que venía de la Ilustración y que consolidó la Revolución, todo ese mundo rico y variopinto de filósofos, escritores, políticos, que han hecho de Francia lo que es hoy, no se debe a la casualidad, ni a la genética, ni a la magia ni al milagro, sino que parte de un proyecto del Estado francés, que hace doscientos años se dio cuenta, y actuó en consecuencia, de que la riqueza de un país, y el peso que este tiene en el mundo, empieza en la educación de sus niños. La École Normale Supérieure, su apabullante nómina de ex alumnos y la influencia que estos han tenido y tienen en el destino de su país, es la punta de un proyecto educativo que concibió, en 1763, Louis-René de Caradeuc de La Chalotais. Este hombre era el Procurador General de Bretaña, un exitoso político que truncó su carrera al enfrentarse con Luis XV y con el duque D´Aiguillon, el gobernador de la provincia. La Chalotais cayó en desgracia, estuvo en dos cárceles bajo un estricto régimen de privación y vigilancia, tanto que, de acuerdo con lo que escribió Voltaire, no tenía derecho ni a instrumentos de escritura y tuvo que escribir su defensa con un palillo remojado en vinagre. Después de la cárcel fue enviado al exilio. Ante ese castigo desmedido, y a pesar de que se trataba de una persona más bien antipática, la gente decía que La Chalotais había sido víctima de su enemistad con el duque D´Aiguillon, pero sobre todo de la venganza de los jesuitas, la orden religiosa a la que había combatido, durante toda su carrera política, con notable ferocidad, porque estaba convencido de que la educación del pueblo no podía ser dejada en manos de una orden religiosa. A partir de ese convencimiento, La Chalotais escribió en 1763, el mismo año en que los jesuitas fueron expulsados de Francia, un ensayo crucial, Essai d´Education Nationale, que fue la primera piedra del diseño educacional francés —que posteriormente articularía Condorcet y finalmente instauraría el régimen napoleónico— como un sistema educativo nacional, gratuito y laico que, a partir de entonces, presidente tras presidente, han ido protegiendo, cultivando y expandiendo, independientemente de la formación política a la que pertenezcan. La tolerancia abúlica hacia la corrupción está relacionada con el sistema educativo Francia lleva más de dos siglos invirtiendo en la educación de sus ciudadanos, más o menos el mismo tiempo que lleva España invirtiendo en la de los suyos, pero con otra perspectiva : mientras que el Estado francés asumió la responsabilidad de la educación de sus ciudadanos, fundando una escuela gratuita y laica, aquí la educación se ha dejado, con la excepción de un breve periodo durante la República, en manos de la Iglesia. Y esto quiere decir que la educación para el Estado español, puesto que se deja en manos de otro, no es una prioridad. O dicho de otro modo, más que la educación importa estar en buenos términos con la jerarquía eclesiástica. Que la Iglesia, en pleno siglo XXI, intervenga en el sistema educativo, y que lo haga avalada por ese anacrónico concordato entre España y el Vaticano refrendado en 1979, es una rareza que no existe ni en el país con más católicos del mundo hispano, que es México, donde la educación es, desde el siglo XIX, laica y gratuita como en Francia. La educación tiene que ser plural, debe promover la libertad de pensamiento, ser neutral frente a las religiones y dotar al alumno del equipaje intelectual que necesita para reflexionar en libertad y llegar a sus propias conclusiones. Así es la educación francesa, la que reciben mis hijos y sus colegas, y que yo miro con sana envidia y a destiempo, porque no se parece en nada a la educación católica que recibí yo, que probablemente se parece a la que recibió usted, y que sigue siendo hasta hoy básicamente la misma, una educación secuestrada por el temor a Dios, donde razonar es menos importante que memorizar, donde la creencia tiene mucha mayor jerarquía que el escepticismo, y el rebaño vale más que el individuo. A juzgar por lo que ha producido en uno y otro país el sistema educativo, convendría empezar a cuantificar, de manera constructiva, todo lo que se ha perdido aquí durante estos siglos de educación mangoneada por la Iglesia, y la manera en que esta pérdida ha terminado conformando al país; porque, por echar mano de un ejemplo de rabiosa actualidad, la corrupción esperpéntica que últimamente llena páginas de periódicos y noticiarios, y la tolerancia abúlica con que el ciudadano común la enfrenta, están directamente relacionadas con nuestro sistema educativo. ¿Debería la Iglesia, esa institución que está cada vez más fuera de este mundo, tener semejante injerencia en la educación de un país moderno, industrializado y europeo? “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”, decía Unamuno, y conviene recordarlo porque tiene que ver con la idea que anima estas líneas: Francia es lo que es no por razones genéticas, ni geográficas, ni mágicas, sino porque ha sabido diseñar un sistema educativo a la altura de sus ciudadanos. Quizá ya sea el momento de que aparezca nuestro La Chalotais.

lunes, 8 de abril de 2013

"Explosion en verde" Salamina Caldas
Valinore

Cadena de Union


Una y otra vez las cálidas manos de mis hermanos se entrelazan formando una cadena tan solida como cada eslabón y tan humana como cada espíritu que se une en torno a un círculo vibrante y vivo, lleno de fuerza y belleza.

Las características humanas fusionadas y concentradas en un pequeño espacio y en una fracción diminuta de tiempo, se expresan como impulsos que brotan y se expanden en las dimensiones infinitas de un universo pleno, atravesado por haces fotonicos que permiten la transformación de la energía y la transmutación de los saberes y las pociones, hasta obtener la mezcla alquímica de la materia.
 
La energía transformada en virtud y fraguada con el vigor de la conciencia, permanece incorrupta tras el santuario impenetrable de nuestra verdad.

La forma de transito y de perfección se manifiesta dentro de los limites de un cuadrilongo perfecto , estrellado y celeste demarcado por el paso del sol desde el septentrión hasta el medio día.

Las marcas del camino que son señales del paso de las enseñanzas del maestro , son figuras danzantes y coloridas de un arco iris de prismas que tienen la forma de la piedra pulida y que refractan los rayos del delta luminoso.

Hoy los dedos entrelazados de la cadena de unión me trasportan al sentimiento que me atrae hasta los confines de mis alegrías y mis desafíos , me unen en el momento oportuno con las ilusiones de alguien que se conecta en un instante fugaz atravez de su piel y de sus escencia, con mi sensibilidad y mi percepción.

Energía, no es más que eso.

Es el concepto de la polaridad de la membrana neuronal y de la conducción eléctrica y espiritual . Fluida y permanente en los vivos, dispersa y menguante en los que no.

La electricidad que viaja por las fibras de las células especializadas, tan desconocidas y enigmáticas , las hemos visto desde que ramón y Cajal las describiera como arboles intrincados y tortuosos, las observamos , pero no las descubrimos. Esa energía vibra y se mueve , cambia y altera los compuestos químicos, las moléculas, los átomos y las inimaginables partículas subatómicas. Se siente y se trasmite, se vive y se disfruta.

Energía que en la ultrasensible piel de los dedos, explora los rincones inhóspitos de un ser que se me acerca , que vive , que se expresa a gritos por los poros y que lucha por salir avante con sus triunfos , sus temores , sus ruinas y sus torres y columnas.

El calor es una buena expresión de esa energía, es un aura de vitalidad y de humanidad, se irradia y se contagia con los devenires de los roces y los deseos. Ese calor y esa unión son un homenaje al candor de la amistad , a la intuición , a la comodidad con el hermano, a la complicidad de las situaciones y al entusiasmo íntimo de los momentos.

La energía fraterna es más que un acto o una forma de relación. Es la única realidad concreta del don de la encarnación y el portal para el buen destino que descifra la inevitabilidad de la poesía que somos. Fraternidad vestida o desvestida, fraternidad profunda o enjuta, fraternidad atenta o despreocupada, El amor fraterno es la corriente de una existencia sentida y honda porque vuela con el amigo o vive con la familia . La energía de los sentimientos son el sonido, las calles, las nubes, el sol o el brillo de una estrella. Es la risa compartida, la emoción contenida y aquél abrazo tan cercano.

La cadena se debe romper, pero solo es un símbolo, la verdadera cadena es solida e indestructible y se proyecta al futuro colectivo y se produce un breve silencio.

Y es solo en esa quietud de los sentidos donde puede nacer el silencio. Ese que se parece a un instante único de vacío o de totalidad. Silencio que cuando se es consciente de él, ya se ha ido y pierde su arraigo a esta vida que es agitación. Silencio sin movimiento que puede, si quisiera, anclarse en los dedos, en los pies o en cada vértice del cuerpo. Silencio que se reconoce como estado alterado de conciencia o que se parece a un atisbo de iluminación, pero que cuando logra existir no se parece a nada.

S:.V:.