domingo, 22 de diciembre de 2013

La Piedra Bruta, la Regla de 24 pulgadas, el Martillo, el Cincel y la Plomada.




Uno de nuestros principales trabajos como MMas.·. es “pulir la piedra bruta”. Pero, ¿a qué se refieren con piedra?, ¿por qué bruta?, ¿por qué hay que pulirla?, ¿cómo y con qué hay que hacerlo?


 

En diferentes tradiciones iniciáticas, la “piedra” se ha relacionado con el fundamento de la filosofía absoluta, con la suprema e inquebrantable razón, con la “piedra filosofal”. Sin embargo, para llegar a esta suprema e inquebrantable razón  o para encontrar a la piedra filosofal, primero debemos trabajar puliendo la piedra en bruto, ordinaria y común, para convertirla en piedra pulida, cúbica y con forma útil.

 

Cada mas.·. es como una piedra imperfecta que busca la perfección, siendo a la vez materia prima e instrumento que aspira tomar la forma adecuada y trabaja en ello para ocupar el lugar que le corresponde en la edificación del Universo ideal.

 

Para esto es necesario reconocer nuestras imperfecciones, abandonar los prejuicios, los vicios y las pasiones, aprender a desprendernos de nuestros dogmas y certezas, superar nuestros defectos y debilidades,  tener conciencia de no saberlo todo, reconocer nuestra dualidad y la unidad de la que somos parte, saber distinguir entre el bien y el mal, poder identificar la verdad en todas sus manifestaciones, dominarnos, obrar con amor, sabiduría, rectitud, justicia, prudencia, modestia, honestidad, humildad, tolerancia, respeto, paciencia y silencio, entre otros aprendizajes que nos permitan ser y manifestar únicamente nuestra perfección.

 

En términos operativos, para trabajar la piedra, debemos emplear básicamente tres instrumentos: la regla, el martillo y el cincel. Para “pulir la piedra bruta”, también empleamos de manera simbólica estos instrumentos.



La Regla de 24 pulgadas está relacionada con la necesidad de medirnos constantemente durante las 24 horas del día, siendo conscientes de cada uno de nuestros actos, pensamientos, palabras, emociones, expresiones, deseos, motivaciones, etc. De esta manera, la regla nos lleva a tener autocontrol y a obrar con rectitud en todo momento. Es una alegoría a la moral y a todo aquello que procure la justicia, la convivencia y  la paz.




El Martillo está relacionado con la Voluntad, con aquella fuerza primaria que nos lleva a actuar y se manifiesta en nuestros instintos, hábitos, tendencias, naturaleza, deseos, motivaciones, etc. Dicha fuerza, puede ser tanto constructiva como destructiva, por tal razón, es necesario controlarla y dirigirla con precisión en justa medida para pulir nuestra piedra de manera ideal.

 

Es así como el Cincel que simboliza la Inteligencia, se encarga de concentrar,  orientar y dirigir de manera constructiva la acción de la voluntad o fuerza generada por el Martillo, definiendo y determinando con justa aplicación, el pulimiento de nuestra piedra según la forma esperada.

 

El Martillo,  el Cincel y la Regla trabajan de manera inseparable, ya que sin Rectitud o Sabiduría (V.·. M.·.), Voluntad o Fuerza (P.·. V.·.), e Inteligencia o Belleza (S.·. V.·.), no se logra pulir la piedra perfectamente.



Finalmente, todo este esfuerzo dedicado al pulimiento de la Piedra Bruta debe ir en dirección vertical, como lo indica la Plomada (joya del Seg.·. Vig.·.), apuntando a un ideal y orientando toda nuestra actividad constructiva hacia dicho ideal, hacia nuestro propio perfeccionamiento, sacando a la luz lo mejor en nosotros y despojándonos progresivamente de aquello que nos opaca y nos impide brillar, estando a plomo con nuestros propios principios, ideales y aspiraciones.

 

Reflexionemos:

 

¿Qué otros significados podemos encontrar en la piedra bruta, la piedra pulida y la piedra filosofal?, ¿qué otras funciones simbólicas pueden cumplir los instrumentos mencionados?, ¿qué otros instrumentos hay y cuál es su significado?, ¿cómo pulimos nuestras imperfecciones a diario?, ¿en qué estado de pulimiento se encuentra en la actualidad nuestra “piedra bruta”?



Aporte



VJB:.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Lealtad


"Psique reanimada por el beso del amor"
Antonio Canova
 
Al realizar un análisis de la palabra LEALTAD, se vienen a mi mente, grandes virtudes que adornan su valor; el compromiso, el respeto, la fuerza y la voluntad, las cuales serán necesarias redescubrir para poder llegar al verdadero significado de la palabra LEALTAD y cual es el llamado al que estamos avocados.



La palabra compromiso deriva del término latino compromissum y se utiliza para describir una obligación que se ha contraído o a una palabra ya dada. Se refiere a contraer una obligación y tener el empeño y el tesón para cumplirla.



El respeto es reconocerse, apreciarse y valorarse a si mismo y a los demás. El reconocimiento de la diferencia, de las diferentes dignidades y darle el reconocimiento que se merece, facilitando así la convivencia.

La Voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Pero de nada sirve la voluntad, si no está acompañada de la fuerza; la cual consiste en tener un carácter recio que nos permite trazar las lineas de vida, y labrar esa piedra bruta interior, para lograr construir algún día un gran templo. Nada depende del azar, todo es el fruto de lo que cultivamos, es el pago de nuestros grandes esfuerzos, por ello es indispensable tener una voluntad fuerte.


En la antigüedad los grandes caballeros templarios, podían ser torturados, despojados de sus riquezas, atacados por sus enemigos en lo más profundo de su ser, pero jamás expusieron su orden y sus lideres, fueron leales a sus principios y nunca desfalleceros, incluso al ser arrebatadas sus vidas decidieron ser leales a su orden. ¿Qué se requiere para ello? ¿Acaso fueron santos?, que grado de conciencia tenían para llegar a conservar sus principios y lealtad, la cual nunca les fue arrebatada y hoy después de largos siglos retumba su arrecia voluntad, en las historias que leemos que llegan a parecer fantasiosas, míticas, y a mí juicio los consagran al grado de inmortales.



La LEALTAD es un gran valor y una gran virtud, digna de grandes seres, capaces de superar los obstáculos que se presentan día a día, con su cabeza en alto, hombres únicos, que se conocen a si mismos, conscientes del compromiso que tiene con la humanidad.



Nuestra sociedad actual nos ínsita a cambiar por unas cuantas monedas, nuestros principios, existe un enemigo a la sombra llamado corrupción; esté nos tienta de todas las formas posibles, nos invita a vendernos, a corrompernos. Cuantas veces vemos personas que no son leales con su trabajo, con su familia, incluso hasta consigo mismos.



Que fácil es hablar y alardear de lo que somos, de lo buenos y fraternos que somos, pero cuan difícil es ser leales con nosotros mismos, encontrarnos y no traicionar nuestros principios, no dejarnos llevar de los impulsos y el mundo material; Ser fuertes y leales a nuestro pregón de vida.





Nuestro llamado está en ser hombres y mujeres convencidos de nuestros principios, los cuales bordamos en nuestros corazones y no permitimos que nada nos corrompa, debemos ser leales a nuestra orden, a ese juramento iniciático que realizamos delante de nuestros otros hermanos, ese es el gran llamado al que estamos convocados.



Es mi Palabra
 
DLGM
C:.M:.