La
desigualdad laboral y la marca de un país patriarcal,
refleja un panorama que apenas cambia;
la realidad de la mujer actual, es sin duda la evidencia de discriminación que se vive y se justifica en hechos y condiciones sociales que van desde las brechas salariales
hasta los estigmas creados por la sociedad .
Las condiciones de desigualdad de género aún persisten
y generan amplios desafíos en
diferentes aspectos de la cotidianidad
de la mujer en donde esta tiene que
adaptarse y aceptar injusticias en ámbitos académicos, familiares y laborales.
La Perla. Johana Andrea Mendez |
La Búsqueda de la igualdad
Las mujeres han vivido en constante lucha por el
reconocimiento de su papel en la sociedad, como sujeto que posee las mismas
capacidades, habilidades y valores que los hombres, esta lucha ha sido
impulsada por varias organizaciones y líderes femeninas que buscan promover
libertad y generar garantías sobre los derechos de las mujeres.
Estas mujeres han sido el reflejo imaginario de una
sociedad desigual, donde la discriminación y la falta de oportunidades han
impedido que estas se desenvuelvan profesionalmente en un ambiente laboral.
Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el 49.5% de la población mundial,
son mujeres. Si se habla de Colombia, según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de
Estadística), en el 2019 cerca del 51,4%
de los habitantes son mujeres; sin embargo, a pesar de ser parte
importante de una sociedad gracias a su participación política, social, económica y familiar, para muchos, las
mujeres no representan gran importancia y son consideradas el sexo débil.
A nivel global está clasificación se ha debido en su
mayor parte al patriarcado predominante desde siglos atrás, con el paso de
historias y costumbres de generación en generación que ha impulsado a la
discriminación de género, dicho problema no ha permitido ver ni validar la
capacidad de actuar y pensar que tienen las mujeres.
Esta desigualdad está tan permeada en las mentes de
los los individuos, que se convirtió en
una costumbre indirecta al educar a los más pequeños por medio de los
diferentes roles, donde empiezan a conocer las actitudes sociales que se espera
que cumplan como individuo dentro de una sociedad. Uno de estos recursos
educativos es el juego; con este se crean diferentes realidades, donde se les
enseñan a comportarse y convivir en un grupo social determinado.
Sin embargo, esta problemática instaurada en las
mentes de la población mundial desde la crianza, comenzaría a cambiar en
Colombia con la llegada de la Constitución Política de 1991, las mujeres
dejaron de ser consideras un ‘sujeto de protección’ y se les reconoció como un
sujeto autónomo responsable de sus derechos, donde sus opiniones, necesidades e
ideas, eran tan importantes como la de los hombres.
Este hecho histórico marcó un gran cambio para las
mujeres Colombianas gracias al impacto positivo que generó en la sociedad, no
obstante, a esta norma se le debió dar el reconocimiento y la importancia
pertinente para lograr que trascendiera más allá del ámbito Político-legal y
convertirla en parte de la cultura ciudadana, donde la igualdad prime como
componente principal entre los derechos de los hombres y las mujeres.
Otra problemática que persiste en la lucha de las
mujeres, es la brecha salarial que existe,
a pesar de que las mujeres tengan las mismas experiencias educativas,
habilidades, y más años de estudios, son los hombres los que reciben un sueldo
mayor. Como evidencia de ello La ONG ‘she's’, habla de cómo la oferta laboral
es inequitativa, donde el 78% de las
ofertas laborales van dirigidas a un público masculino, aunque en su
mayoría las mujeres son las que aplican a este tipo de ofertas, además, menciona
que cuando los niveles de desempleo aumentan, entre los más afectados se
encuentran los menos calificados, los trabajadores temporales y las mujeres. Si
se habla de Colombia específicamente, el DANE (2015) afirma al respecto que:
Las mujeres ganan un veinte por ciento menos que
ellos, incluso si desempeñan funciones similares, se trata de una de las
brechas salariales de género más altas de América Latina (cuya tasa promedio es
de 17 por ciento), una región donde esta clase de inequidades son persistentes
y profundas.
También se debe tener en cuenta que para el presente
año 2019, en el mes enero la tasa de desempleo aumentó 12,8% respecto al año
pasado según el Dane, esto trae consigo como consecuencia el aumento de la
brecha de género, ya que en comparación con los hombres desocupados que son el
9,8% las mujeres son casi el doble con una cifra del 16,9%, estadísticas que
evidencian la desigualdad si se tiene en cuenta que en Colombia la población
femenina supera la masculina.
Aunque las oportunidades y las capacidades de una
persona en Colombia son definidas por género, la nación está regulada por una
Ley que habla de cómo no debe existir dicha brecha salarial antes mencionada.
“LEY 1496 DE 2011 (diciembre 29) por medio de la cual se garantiza la igualdad
salarial y de retribución laboral entre mujeres y hombres, se establecen
mecanismos para erradicar cualquier forma de discriminación y se dictan otras
disposiciones”. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se han realizado para
mitigar y hacer ejecutar esta ley, no ha sido posible que todas las personas y
establecimientos laborales, entiendan la importancia y la necesidad de que esto
se cumpla.
El
estigma de la perla…
Para algunas mujeres las historias que se cuentan
dentro de la misma comunidad sobre cómo se debe comportar, vestir y actuar una
mujer, modifica los comportamientos socio-culturales que se tienen previamente,
ya que estos relatos tienen tanta fuerza que pasan de ser una narración oral, a una práctica
social la cual modifica la vida y la conducta.
Estas conductas también se deben al imaginario que
plantearon las novelas en la televisión colombiana, sobre el papel que cumple
la mujer como acompañante sexual de aquel ‘capo’ o ‘líder’, donde solo se
limitan a verlas como criaturas creadas para el disfrute propio.
Pereira es una de las ciudades de Colombia en las que
más se presenta la desigualdad de género y la estigmatización de la mujer tanto
en el ámbito laboral como en el socio-cultural. Los mitos que rodean a la
‘morena y trasnochadora’ van dirigidos especialmente a la fama de sus mujeres como fáciles y
experimentadas en el arte de los amoríos. En su artículo, de pereiranas y otros
estigmas, redacción EL TIEMPO (2002) afirma que:
“El historiador Víctor Zuluaga, autor del libro
Génesis de un mito (La pereirana), explica que el estigma se generó a comienzos
del siglo pasado, cuando la vecina Manizales estaba habitada por burgueses
conservadores y católicos, mientras Pereira se consolidaba como ciudad, como
fortín liberal que impulsaba la masonería y como punto de encuentro de
comerciantes y arrieros”
Colorado (1999) cuenta también que en 1990 a causa del
narcotráfico se desplomó la industria de la confección que sostenía Pereira,
dando comienzo a la mencionada crisis cafetera, esto trajo como consecuencia
que las mujeres desempleadas tuviesen que recurrir al trabajo sexual como único
modo de sustento sostenible, razón por la cual al desligarse de caldas en 1996,
Manizales proclamó la nueva capital risaraldense como el centro de la
prostitución del país.
Otra posible causa de propagación de la reputación de
las mujeres pereiranas según colorado, puede deberse a su mezcla de genes
caucanos y chocoanos, cuya unión produjo mujeres de aspecto atractivo y
tentador. La estigmatización de las mujeres provenientes de ‘La perla del Otún`
actualmente se ha propagado a nivel global y ha causado que sean juzgadas por
medio de prejuicios a nivel social.
Dichos imaginarios sociales no se han quedado solo en
una parte de la sociedad, gracias a las historias, a los relatos y a las
novelas, estos han viajado a diferentes partes del país, donde llega el rumor
de que las Pereiranas son buenas amantes y las mejores mujeres que se pueden
conseguir dentro de Colombia. Los comentarios indecentes, morbosos, y fuera de
lugar llamados ‘piropos’, siempre llevan doble intención cuando se habla o se
menciona a una mujer pereirana, esto ha sido una reputación que han tenido que
cargar por lo largo del tiempo.
Paulina Johana Andrea Mendez |
Paulina, es una joven de veintidós años que ha vivido
toda la estigmatización que sufre una mujer Pereirana al estar fuera de su
ciudad, desde corta edad recuerda como sus compañeros de clase de Bogotá, la
discriminaban por su acento y además por ser catalogada como ‘escandalosa’;
vivió en medio de rechazo y burlas solo por pertenecer a las tierras del Eje
Cafetero, paulina comenta que:
“El estereotipo morboso de ser pereirana, no es nada
comparado con el estereotipo marcado de ser una trabajadora incansable, una mujer afectuosa e inteligente y que además lleva en hombros
gran parte del desarrollo de una ciudad
tan bella como lo es la querendona”.
Otra mujer, El mismo problema
El imaginario
social no es más que una fachada para
pisotear el comportamiento audaz de la
mujer y la desigualdad
en una tierra que lo tiene todo. La Perla con sus matices
y reflejos brillantes, representa
la expresión social y el estereotipo de un
voz a voz que fácilmente
se derrumba.
Jacqueline Villa, es una mujer que demuestra el
verdadero significado de mujer pereirana, simpática, luchadora,
generosa, valiente, aquella que con su trabajo forja una familia y día a
día se empeña por dar lo mejor de sí misma para contribuir a la sociedad.
Actualmente trabaja como sustanciadora en la procuraduría de Pereira, anteriormente cuando Trabajaba en una empresa
de seguridad, escuchaba burlas constante
de su jefe con el cuento de las narconovelas, en donde se habla de la mujer
pereirana como un objeto sexual. Este mismo, se sentía con la libertad de
preguntarle a ella y a sus demás compañeras, en son de burla “verdad que a
ustedes les dicen perreiranas”.
Esta mujer, cuenta además que dado el buen desempeño y
los conocimientos adquiridos en su trabajo, en esa época le ofrecieron ascender
ya que su jefe se iba del país, sin embargo, a la hora de firmar contrato se
enteró que el salario que le estaban ofreciendo era mucho menor del acordado
con su antiguo jefe, en ese momento ella dice haberse sentido discriminada solo
por el hecho de ser mujer aun cuando tenía un excelente perfil para llenar ese
cargo, a pesar de esto, tuvo que aceptar la oportunidad por asuntos familiares,
ya que ella es la única fuente de ingresos en su casa, es madre de tres hijos y
esposa de un hombre con discapacidad motriz.
Como ella, son muchas las mujeres que sufren
desigualdad laboral alrededor del mundo y además de esto, constantes
comentarios molestos y machistas sobre su lugar de origen. Natalia Restrepo
Toro, Docente e investigadora de la
Fundación Universitaria Uniminuto, afirma que el estigma aún existe: “seguimos
viviendo en una sociedad patriarcal en donde se ha naturalizado la desigualdad de género y es por ello que el estigma no se borra, es algo que sigue y se ha naturalizado”
comenta además que como mujer de esta región le parece importante seguir
investigando sobre este tipo de temas , para así poder desmentir este estigma, ya que según ella “es una marca
que lleva la mujer pereirana”.
Por Johana Andrea Mendez Timaná y Luisa Fernanda Lopez Osorio
Comunicacion Social, UniMinuto
Por Johana Andrea Mendez Timaná y Luisa Fernanda Lopez Osorio
Comunicacion Social, UniMinuto