Todos somos aprendices, en todos los aspectos, personales, profesionales, deportivos o culturales.
Cuando inicie el camino
estaba ciego en la oscuridad, no identificaba bien lo que el mundo tenía para
ofrecerme, es ahí, que mis ojos empezaron a identificar las señales, los
elementos necesarios, los artículos para convertirme en aprendiz de
construcción de templos. En algunos momentos me siento como uno de los aprendices
de Hiram Abif el hijo de una viuda que le encomendaron la construcción del
templo de Salomón y prefirió morir antes de revelar las instrucciones que se le
habían encomendado, esto me recuerda que no debo revelar nada de lo que se diga
en logia.
Aprendo como estar al
orden, en el brazo con que muestro el signo tengo plasmada en mi piel los
cuatro elementos, estos me recuerdan los viajes que tuve que realizar el día mi
iniciación, los llevo conmigo para recordar que soy tierra y a la tierra
volveré, que por más terrible que sea el camino los buenos vientos me llevaran
a casa, que el agua purifica , y que el fuego es cálido y me protege en las
noches de larga oscuridad; me enseñan y guían en la construcción de un ser
humano que pueda ayudarse a sí mismo en su crecimiento personal atreviéndose a
viajar, conociendo y disfrutando del aprendizaje que cada uno de estos simbolos
nos puede brindar.
Como mencionaba
anteriormente soy aprendiz de construcción y en este camino de aprendizaje no
me encuentro solo, a mi lado se sientan
dos aprendices, uno de ellos me enseña la importancia de las piedras y me
muestra como tallar la piedra bruta .El concepto de piedra bruta, hace
referencia, como símbolo, al individuo, que ha sido aceptado e iniciado y cuya
tarea, es mantener la lucha incesante consigo mismo, para ir eliminando, paso a
paso, cada imperfección a fin de pulirse hasta lograr conformar la piedra
cúbica, y más adelante la piedra de punta piramidal (que se logra en los
niveles superiores de la orden y que está asociada a la ascensión espiritual). De este modo, la piedra bruta se transforma
en la más bella mampostería que a la vista
resalte. Que sea admirada y quieran tenerla en sus propios templos,
también me enseña que las piedras se pulen con otras piedras y de esta manera
pueden ser mejor juntas.
En este trasegar aprendo como hacer
concreto que curiosamente tiene 3 elementos piedra, agua y cemento, esto
es similar a los elementos que lleva un aprendiz en su primer trabajo mallete,
cincel y piedra bruta, este concreto sirve para fabricar las zapatas de las
columnas las cuales serán los cimientos del templo que quiero construir, por
otra parte aprendo a utilizar la plomada, la cual ayuda a los obreros a elevar
edificaciones, pero también nos invita a mantener un equilibrio perfecto con
nosotros mismos, a equilibrar las fuerzas y no dejar perturbar el sistema, comprendiendo que si dejamos
que esto pase la sumatoria de las fuerzas dejara de ser 0 y nuestro templo
dejara de estar en equilibrio y podría derrumbarse.
Otra
aprendiz me enseñanza a fabricar los más hermosos pisos mosaicos como símbolos
de armonía, equilibrio y perfección en la construcción. Los cuadrados blancos representan la pureza, la
justicia y la verdad, mientras que los cuadrados negros representan la ignorancia,
la opresión y la injusticia. Juntos, simbolizan la lucha constante por alcanzar
la armonía y la equidad en la vida.
Esta misma hermana me instruye en cómo utilizar el compás y la escuadra,
los cuales sirven para trazar los planos y verificar las medidas que debo
utilizar en la construcción del templo, me recuerda que somos duales,
complementariedad de lo femenino y lo masculino, así como la necesidad de
equilibrio y armonía en todas las cosas.
También recuerdo que mi hermano aprendiz me da como obsequio un espejo este
lo utilizó todos los días, y al mirar el reflejo en ese espejo, al mirarme,
puedo percibir a mi peor enemigo… o mi mejor amigo. Desde el primer instante,
me invita a preguntarme a diario: ¿Cómo el espejo me puede ayudar en la búsqueda
de la libertad, la igualdad y la fraternidad? Porque el espejo nos sirve para
reconocer el rostro y mirar el alma,
hasta este momento es lo que he podido aprender.
En los pocos momentos de descanso me detengo a mirar mis manos, en una veo
un martillo representando la voluntad y en la otra mano observo un cincel que
simboliza la razón. Veo mis manos cubiertas de polvo lastimadas de golpear. A
veces con ganas de no trabajar más de dejar la obra a medias. Pero en casa me
enseñaron a no dejar nada medias y mi voluntad es de hierro inquebrantable,
razono me limpio el polvillo del mandil, seco el sudor de mi frente y me
dispongo a seguir en mi labor de aprendiz de construcción.
En medio de mi trabajo diario no se me permite hablar debo guardar
silencio, me recuerda que debo trabajar sin refutar, pero cuando se está en
silencio tus otros sentidos se agudizan aprendes a hablar contigo mismo, a
resaltar lo bueno que tienes y puedes seguir adelante. Pero también que me doy
cuenta que me falta demasiado para ser un maestro, como interpretar la bóveda celeste,
el cómo utilizar el nivel, el delta radiante, el sol, la luna, la tierra, las
columnas B y J muchos símbolos y elementos que con el pasar del tiempo poder
llegar comprender.
Para terminar este pequeño relato de lo vivido como aprendiz de
construcción de templos, quiero resaltar el siguiente aprendizaje no queriendo
decir que los anteriores no sean importantes, pero considero que este me hace
masón. Para esto hago referencia etimológica de la palabra masón que viene del francés maçon (persona hábil que hace
o moldea algo, albañil), esto que nos hace moldearnos es el amor. Amor propio y
amor por los demás. Este aprendizaje que no debo olvidar es que el amor es más
fuete que muerte. Espero poder seguir aprendiendo por mí, por mis hermanos y
sobre todo por el progreso de la humanidad.
Es mi
palabra venerable maestra.
J:.G:.C:.
A:.M:.