El primer grado
masónico, es el punto de partida en el viaje iniciático dentro de la
Francmasonería. Este grado está repleto de simbolismo y cada elemento que lo
compone, tiene un significado profundo que pretende guiar al individuo en su
búsqueda de autoconocimiento, sabiduría y perfeccionamiento moral. Al analizar
su simbología, es crucial destacar su sentido filosófico, que invita al
iniciado a reflexionar sobre aspectos fundamentales de la existencia humana.
La iniciación está marcada
por el paso del profano por una puerta estrecha y pequeña, donde descubre que podría
explorar un mundo donde su mente y su intelecto no tienen limites recorriendo un
templo cuadrilongo que tiene por techo el cenit.
La figura del Aprendiz
simboliza la etapa inicial del camino hacia la luz del conocimiento. Al
ingresar a la logia, el individuo se encuentra en un estado de oscuridad
simbólica, representando la ignorancia y la falta de entendimiento. Sin
embargo, al aceptar ser guiado por los principios masónicos, se embarca en un
viaje de autodescubrimiento que lo lleva gradualmente hacia la luz de la verdad,
una verdad individual, una verdad sincera, una verdad autoconstruida pero
apoyada por sus hermanos y hermanas.
El arbol de la vida Gustav Klimt Museo artes aplicadas de Viena |
La escuadra y el compás
cobran especial relevancia en el primer grado. La escuadra representa la
rectitud moral y la integridad, mientras que el compás simboliza los límites y
restricciones que deben aplicarse a las acciones. Juntos, estos instrumentos
enseñan al Aprendiz a regular su conducta y a mantenerse dentro de los límites
de la moralidad y la ética, conservando para sí, un espíritu inquieto que lo
lleva por los caminos del conocimiento.
El aventurarse en el
mundo masónico implica también un compromiso con la búsqueda constante de la
verdad. El templo masónico mismo se convierte en un símbolo poderoso: un lugar especial
donde los iniciados pueden buscar la verdad y la sabiduría. La búsqueda de la
verdad es un aspecto fundamental de la filosofía masónica, ya que se reconoce
que el conocimiento es una herramienta poderosa para el mejoramiento personal y
el aporte social.
Solo cuando se es consciente
de su potencial, el iniciado logra la fuerza para para avanzar por la escalera iniciática,
una escalera que se abre mientras se camina, cada peldaño, cada escalón, tienen
una luz particular, tienen unos atributos que les da connotaciones vivas en un
proceso que se vivencia a diferentes velocidades y a diferentes tiempos.
El acto de pasar por la
iniciación masónica es, en sí mismo, un símbolo de renacimiento y
transformación. Al atravesar el ritual de iniciación, el Aprendiz deja atrás su
antigua forma de ser y se embarca en un nuevo camino de autodescubrimiento y
desarrollo personal. Este renacimiento simbólico refleja la idea de que la
búsqueda de la luz del delta en el oriente, que representa la sabiduría
alcanzada luego de un proceso continuo de renovación y perfeccionamiento individual.
El primer grado
masónico invita al individuo a reflexionar sobre su propia naturaleza y su
lugar en el universo. A través del simbolismo y los rituales, se le recuerda al
Aprendiz que es parte de una tradición amplia y antigua de búsqueda de la
verdad y el conocimiento. Al comprender y aplicar los principios enseñados en
el primer grado, el aprendiz se embarca en un viaje de autodescubrimiento y
transformación que lo lleva hacia una mayor comprensión de sí mismo y del mundo
que lo rodea.
El camino iniciático en
masonería es una espiral de simbologías reveladas, es un camino que vale la
pena recorrer cuando se pretende descubrir el sentido de la existencia y del mundo
dinámico donde habitamos.
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