martes, 25 de junio de 2013


EDUCACION CIENTIFICA O RELIGIOSA

El papa Benedicto XVI.

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Antes de morir, Charles Darwin habló con la reina Victoria de Inglaterra. La reina había sido una lectora entusiasta del libro de viajes del joven naturalista, hacía medio siglo, y su mecenas cuando le encargó una enciclopedia de los animales que Darwin había registrado en su viaje alrededor de África y Sudamérica, pero llevaba dos décadas irritada con él, desde la publicación de El origen de las especies.

Ella, como todo aquel que leyó El origen…, entendió que se trataba de un libro irreconciliable con la Biblia. O se creía en la Biblia o en la teoría de la evolución de las especies. O bien la fauna y la flora del planeta fueron creadas en seis días, en sus formas inmutables y por Dios, o fueron formándose a través de mutaciones graduales a lo largo de cientos de millones de años, sin un plan y sin intervención de ninguna inteligencia externa a ellos. O bien Dios era el gran creador de las formas perfectas de la vida o las formas de la vida eran un experimento azaroso, repleto de ensayos fatales, y Dios no existía.

La oposición de los dos relatos, el bíblico y el evolucionista, era clara, pero a últimas fechas se había convertido en una guerra cultural de odios desaforados. Los darwinistas, en su mayor parte jóvenes, querían suplir en las escuelas públicas el estudio de la Biblia por el estudio de El origen… Como réplica, los científicos religiosos y los sacerdotes exigían lo contrario, el retiro de las ideas darwinistas de la educación. ¿Qué pensaba Darwin mismo? La reina Victoria quería saberlo de sus propios labios.

La conversación ocurrió en 1882. Sus palabras exactas se han perdido, pero para reconstruirla se cuenta con las notas que una hija de Darwin tomó durante el encuentro, los párrafos donde Darwin en su autobiografía se expresa de la ciencia o la religión y las anotaciones que la reina hizo al margen de esa misma biografía. Y el asunto viene a cuento ahora que en México, 130 años después de esa conversación, resulta que está por reinstaurarse en las escuelas públicas y gratuitas la educación religiosa.

Eso ha sucedido así. Sigilosamente, pasando por abajo del radar de la atención pública, la Iglesia católica presentó el año pasado a la Cámara de Diputados la propuesta de integrar a la Constitución “el derecho a la libertad religiosa”. Sigilosamente, con una discreción de confabuladores, la inclusión de “la libertad religiosa” fue aprobada por 191 diputados de todos los partidos, incluyendo el partido mayor de la izquierda, el PRD, el 15 de diciembre, cuando los mexicanos nos preparábamos para partir a los destinos de nuestras vacaciones. Y sigilosamente de nuevo, mientras ocurre la veda de difusión de los candidatos presidenciables, en el Senado se prepara todo para que sea votada precisamente cuando estalle el ruido del arranque de la disputa electoral, y así la votación pase desapercibida.

Hay que anotarlo. La “libertad religiosa” es un término premeditadamente equívoco. En teoría concede a todas las religiones habidas el derecho a adoctrinar fuera de los templos, por ejemplo en los medios de comunicación y en las aulas del sistema de educación pública, pero traducida a la realidad implica que la Iglesia católica será su única beneficiaria. ¿Qué otra Iglesia puede en México colocar un sacerdote en cada escuela?

A menos que los senadores rechacen la enmienda constitucional, o incluyan en ella la exigencia de que cada alumno tenga la oferta real de estudiar religión con un cura, un rabino, un maestro zen, un pastor protestante o un humanista ateo, en la práctica la así llamada“libertad religiosa” supondrá que cada niño podrá optar entre ser adoctrinados cada mañana por un cura o ser el único, o casi el único, del salón que salga al patio de recreo en la hora de la doctrina.

Pero regresando al asunto de la incompatibilidad de una educación científica y una educación religiosa, regreso a la conversación de la reina Victoria y Charles Darwin. Darwin estaba encamado, con molestias atroces, y sin embargo se preocupó de darle a la reina una respuesta detallada.

Le explicó que él mismo había vivido en su propio cuerpo la batalla entre el relato bíblico y el relato evolucionista. A los 25 años prometió al Dios de la Biblia dedicar su vida “a desentrañar las leyes de su Creación perfecta”. Fue con sorpresa y espanto que al avanzar en sus observaciones de la Naturaleza se le volvió evidente la ausencia de una creación y de un creador. Tardó 20 años en redactar el penúltimo borrador de El origen…, y cuando lo hizo agregó un párrafo loando al creador del universo, para apaciguar a ese Dios en el que ya no creía pero cuya ausencia le aterrorizaba. Siete años de más investigaciones y más remordimientos transcurrieron hasta que redactó el texto publicable, y entonces, el rigor científico le impidió cualquier mención de Dios.

Y es que hay algo más, murmuró Darwin. Hay quienes quieren creer que el abismo entre la religión bíblica y la ciencia puede salvarse con la buena disposición. Que se puede creer en lo que la Biblia dice los domingos y en lo que la nueva biología dice el resto de la semana. Hay quien quiere poder ser religioso con el lóbulo izquierdo del cerebro y científico con el lóbulo derecho. Bueno, posible sí es, pero mi historia es de alguien que lo intentó y descubrió que hacerlo implica renunciar a la coherencia intelectual.

La religión no sólo relata la vida de otra forma, sino con otro método. La religión exige al acólito actos de fe. La ciencia le exige observación. La religión le pide que tome por reales seres y eventos imaginarios –ángeles, arcángeles, demonios, vírgenes que dan a luz, muertos que resucitan, trasmutaciones del agua en vino–. La ciencia le pide que destierre lo imaginario de sus explicaciones del mundo.

Es en esa distinción entre la educación religiosa y la educación científica que estaban pensando los legisladores mexicanos cuando en la Constitución de 1857 describieron a la educación deseable como “laica” y sentaron las bases para construir un sistema de escuelas públicas que le quitara a la Iglesia católica el monopolio de la docencia. Es en la misma distinción que los legisladores de 1946 pensaron cuando describieron en el artículo 3° de la Carta Magna a la ya operante educación pública como obligatoriamente “laica y científica”. Y es esta distinción la que los legisladores que actualmente están dispuestos a aprobar “el derecho a la libertad de religión” parecen desconocer, o quieren olvidar para amistarse con la Iglesia católica.

Imagínese ahora el lector la confusión que se avecina para los alumnos de primaria y secundaria de nuestro país si un cura, desde el mismo pizarrón donde aprenden biología contemporánea, les enseña de milagros, personas aladas, particiones súbitas del mar, y demás hechos imaginarios y no naturales. Imagínese el lector la esquizofrenia que se volverá parte del currículum educativo cuando un cura los examine sobre valores católicos como la abstención sexual excepto por motivos procreativos, el rechazo de la anticoncepción, el repudio a la diversidad sexual, la intolerancia ante otras religiones, mientras el programa de la Secretaría de Educación los entera de lo saludable de una vida sexuada y placentera, la oferta de métodos anticonceptivos, la diversidad ideológica y los derechos de las minorías.

La manera más sencilla de evitar tal esquizofrenia sería que los legisladores que se proponen agradar a la Iglesia aprobando la enmienda, se decidan de una vez también por tachar la palabra“científica” del artículo que versa sobre la educación pública. ¿Qué más da? Para estos laxos legisladores, no importa retroceder al siglo XVII, sino quedar bien hoy con el arzobispo de México, para que a su vez el arzobispo pueda recibir al Papa Benedicto XVI esta primavera con la buena nueva de que México se ha enganchado al vagón de la contrarreforma que recorre el continente.

Tomado de la Revista Proceso Mexico D.F. Artículo de Sabina Berman

lunes, 24 de junio de 2013

SOLSTICIO Y MASONERIA


SOLSTICIO


 



En dos épocas del año parece que el sol, nuestro astro rey, en su movimiento aparente, se detuviera por un corto período, cuando se encuentra más cerca o más lejos de los trópicos de Cáncer o Capricornio. Estos acontecimientos que se producen el 21 de Junio y el 21 de Diciembre ; reciben el nombre de solsticio de verano y solsticio de invierno, toda vez que la palabra solsticio significa sol detenido. Astronómicamente estamos entrando al solsticio de verano en nuestro hemisferio y es allí donde la naturaleza nos da una de sus innumerables enseñanzas, la lucha de contrarios, en este mismo momento nuestros HH:. de las Log del hemisferio sur están celebrando el solsticio de invierno.

En nuestras prácticas y doctrinas asociamos estos fenómenos naturales y son interpretados bajo tres aspectos: cósmico, místico y simbólico.
Cósmico, porque representa a un fenómeno astronómico; místico, porque traza la realidad de un ideal y simbólico con relación al hombre, porque busca la perfección de su espíritu.

En el ciclo eterno en que se manifiesta un espacio de tiempo, que va de un solsticio a otro, esta representada en forma simbólica la vida del hombre, el nacimiento, la madurez , la muerte y nuevamente se inicia el ciclo,

El Verano, Orienta el anhelo San Juan Evangelista

El solsticio de verano es San Juan el Evangelista que predica el evangelio del amor fraternal, antorcha de la esperanza y sintetiza en nuestra orden el nacimiento de una nueva vida, que en nuestros Hnos es la incesante búsqueda de la verdad, que es la verdadera luz.

El Invierno, Orienta este anhelo Juan El Bautista.

El solsticio de invierno es San Juan Bautista, que es la esperanza de una vida mejor, de los grandes ideales que alcanza el espíritu , madurez y plenitud, adquirida en la experiencia de las vivencias como algo único e irrepetible.

Así como el ciclo evolutivo de los solsticios, representan, el ser que nace y muere; es la materia y el espíritu, la vida y la muerte no solo física, si no simbólicamente en nuestra cotidianidad y situaciones. Las crisis simbolizados por el invierno, generan las oportunidades de vernos a nosotros mismos permitiéndonos cambios en el mundo interior, cambios al espíritu, conectándonos con nuestro ser, modificándolo , construyendo y naciendo, en el solsticio de verano de nuestra vida.

El templo es el universo y los Hnos en La Logia el mundo visible. El sol está en el templo, donde el Venerable Maestro levanta su mallete orientando las actividades del taller. También está la luna y las estrellas y su base adornada por la fuerza y la belleza, representada por el primer y el segundo vigilante. Ellos en un lenguaje practico y simbólico de sus enseñanzas entrañan la idea de los solsticios sobre, “ ser y deber ser “ , ellos guían nuestros pasos hablándonos de tolerancia y fraternidad, que van en procura de la luz de oriente y del trabajo de perfección individual, está en nosotros querer ver y seguir en su búsqueda.

La masonería no transforma, te da las herramientas para hacerlo, no te da nada que no quieras recibir, en el taller se nos da conocimiento, pero el conocimiento NO es la logia , ella es un recurso, Si queremos crecer, la logia nos proporciona la estructura para acercarnos al cambio que buscamos en la espiritualidad, el Taller, es donde empezamos a buscar ese camino que antes hacíamos como profanos a través del auto conocimiento y de la auto búsqueda o del encuentro con uno mismo, pasamos del invierno al verano.
 
Queridos Hermanos, que esta extraordinario noche solsticiana lleve a nuestros espíritus la claridad suficiente para examinar el camino recorrido en nuestras Augustas Ordenes y en la vida profana. Que nos haga ser más virtuosos, tolerantes y fraternos. Enlacemos nuestras manos deseando un futuro mejor para la humanidad y en la que nuestros postulados sean realidad. Aprovechemos el calor del astro rey para recomenzar con más brío nuestra incesante búsqueda de la verdad.


DIANA MARIA PALACIO
 
MM:.


miércoles, 5 de junio de 2013

OCCULTUM LAPIDEM -ETILOGIA SANTANDEREANA- “Los Santandereanos somos así”


Muchos habrán leído la máxima que dice: “Quien pisa tierra santandereana es santandereano”. Se puede pensar inicialmente en la hospitalidad que de alguna manera nos puede caracterizar, como también podrá significar, que al llegar acá, se adquieren las costumbres propias del lugar, volviéndose el “extraño” en uno más de nosotros. O se podrá pensar también, que esta tierra TALLA a sus habitantes con lo genérico de su topografía y que la misma geografía adquiere el carácter de sus habitantes.

Lo uno como lo otro nos lleva a pensar que la conducta del ser santandereano está demarcada por su herencia ancestral de dureza, templanza y carácter, pero también de su medio ambiente: “Yo soy Yo y mis circunstancias” (José Ortega y Gasset). La relación es mutua. El medio influye en mí y yo construyo el medio. El medio geográfico influye en la conducta, como la conducta de alguna manera esculpe su propia geografía.

El término de “Cultura Santandereana”, tantas veces tratado y maltratado, puede adquirir el significado en este caso de “La capacidad que el hombre tiene de adaptarse a un medio” (Germán Buitrago – Antropología Cultural), confundiéndose a tal punto con él, que forma parte del mismo paisaje. Podemos entonces decir que el “estilo” propio del santandereano, se asemeja muchas partes de la geografía de su territorio. Y para este caso escogeremos un sitio significativo y llamativo: EL CAÑON DEL CHICAMOCHA (Panachi). Lugar tantas veces transitado desde la antigüedad por todo aquel viajero que se dirigía a la capital. Lugar de descanso y ahora recreación, para tantas personas, que al fresco aire que ronda por el cauce del rio Suárez, se detiene a probar un plato típico como es el cabro sudado y la pepitoria. En la actualidad sigue siendo corredor obligatorio para los viajeros que se dirigen a la capital Santafé de Bogotá por vía terrestre, y seguirá siendo punto de convergencia para todas las generaciones y culturas que lo vienen a apreciar, tanto nacionales como extranjeros.


CAÑON
SANTANDEREANO
  1. Se caracteriza por las altas montañas que bordean y constituyen el cañón.
  1. EL ORGULLO propio lo hace altivo con la tendencia propia de “no dejarse de los demás”.
  1. Son montañas áridas y resecas
  1. Muestra la sensación de alguien Frio, calculador y poco afectivo.
  1. La temperatura es alta
  1. Es de genio agresivo. Dice siempre La verdad. Pero se encoleriza si la Tiene que escuchar de otros.
  2.  
     

CAÑON
SANTANDEREANO

  1. No crece allí sino cactus y tunas
  1. Es desconfiado de todo el mundo. La bondad de su corazón está muy detrás de espinas y prevenciones.
  1. Corre un pequeño rio por el centro cuando hay invierno es un caudal incontrolable.
  1. Poco afectuoso en lo externo, pero cuando vuelca su pasión es tempestuoso, desbastador y posesivo.
  1. Pocas veces se ve nubes por allí.
  1. Se ufana de ser práctico y se enorgullece de su habilidad de negocios.
  1. Corren allí de vez en cuando frescas brisas.
  1. De vez en cuando permite que lo conozcan tal como es. Pero le teme a la debilidad y a que le conozcan el “cobre”.
  1. Sólo se ven cabras que a pesar de sus piernas delgadas, ascienden de piedra en piedra con gran equilibrio hasta la cumbre.
  1. Posee un gran sentido del ahorro, quiere progresar individualmente, se caracteriza por tesón que raya en Terquedad.
  1. Lo único que se mueve allí sin notarse son los reptiles que serpentean.
  1. Suele ser tan desprendido de lo afectuoso que prefiere comerse su orgullo antes de reconocer su error.
  1. A pesar de lo abrupto posee la belleza de lo misterioso.
  1. A pesar de ser hosco, posee belleza interna y externa de todo ser humano.

Quien labró a quién, es una discusión tonta. Esta es nuestra piedra a tallar y ¡LOS SANTANDEREANOS SOMOS ASÍ!
En honor al triangulo y posterior logia a construirse en Bucaramanga (1975 Occultum Lapidem), hijos siempre de la Resp:.Log:.1814 Sol de Oriente de Santafé de Bogotá.
JMGG Bucaramanga.