Uno
de nuestros principales trabajos como MMas.·. es “pulir la piedra
bruta”. Pero, ¿a qué se refieren con piedra?, ¿por qué bruta?,
¿por qué hay que pulirla?, ¿cómo y con qué hay que hacerlo?
En
diferentes tradiciones iniciáticas, la “piedra” se ha
relacionado con el fundamento de la filosofía absoluta, con la
suprema e inquebrantable razón, con la “piedra filosofal”. Sin
embargo, para llegar a esta suprema e inquebrantable razón o
para encontrar a la piedra filosofal, primero debemos trabajar
puliendo la piedra en bruto, ordinaria y común, para convertirla en
piedra pulida, cúbica y con forma útil.
Cada
mas.·. es como una piedra imperfecta que busca la perfección,
siendo a la vez materia prima e instrumento que aspira tomar la forma
adecuada y trabaja en ello para ocupar el lugar que le corresponde en
la edificación del Universo ideal.
Para
esto es necesario reconocer nuestras imperfecciones, abandonar los
prejuicios, los vicios y las pasiones, aprender a desprendernos de
nuestros dogmas y certezas, superar nuestros defectos y debilidades,
tener conciencia de no saberlo todo, reconocer nuestra dualidad
y la unidad de la que somos parte, saber distinguir entre el bien y
el mal, poder identificar la verdad en todas sus manifestaciones,
dominarnos, obrar con amor, sabiduría, rectitud, justicia,
prudencia, modestia, honestidad, humildad, tolerancia, respeto,
paciencia y silencio, entre otros aprendizajes que nos permitan ser y
manifestar únicamente nuestra perfección.
En
términos operativos, para trabajar la piedra, debemos emplear
básicamente tres instrumentos: la regla, el martillo y el cincel.
Para “pulir la piedra bruta”, también empleamos de manera
simbólica estos instrumentos.
La
Regla de 24 pulgadas está relacionada con la necesidad de medirnos
constantemente durante las 24 horas del día, siendo conscientes de
cada uno de nuestros actos, pensamientos, palabras, emociones,
expresiones, deseos, motivaciones, etc. De esta manera, la regla nos
lleva a tener autocontrol y a obrar con rectitud en todo momento. Es
una alegoría a la moral y a todo aquello que procure la justicia, la
convivencia y la paz.
El
Martillo está relacionado con la Voluntad, con aquella fuerza
primaria que nos lleva a actuar y se manifiesta en nuestros
instintos, hábitos, tendencias, naturaleza, deseos, motivaciones,
etc. Dicha fuerza, puede ser tanto constructiva como destructiva, por
tal razón, es necesario controlarla y dirigirla con precisión en
justa medida para pulir nuestra piedra de manera ideal.
Es
así como el Cincel que simboliza la Inteligencia, se encarga de
concentrar, orientar y dirigir de manera constructiva la acción
de la voluntad o fuerza generada por el Martillo, definiendo y
determinando con justa aplicación, el pulimiento de nuestra piedra
según la forma esperada.
El
Martillo, el Cincel y la Regla trabajan de manera inseparable,
ya que sin Rectitud o Sabiduría (V.·. M.·.), Voluntad o Fuerza
(P.·. V.·.), e Inteligencia o Belleza (S.·. V.·.), no se logra
pulir la piedra perfectamente.
Finalmente,
todo este esfuerzo dedicado al pulimiento de la Piedra Bruta debe ir
en dirección vertical, como lo indica la Plomada (joya del Seg.·.
Vig.·.), apuntando a un ideal y orientando toda nuestra actividad
constructiva hacia dicho ideal, hacia nuestro propio
perfeccionamiento, sacando a la luz lo mejor en nosotros y
despojándonos progresivamente de aquello que nos opaca y nos impide
brillar, estando a plomo con nuestros propios principios, ideales y
aspiraciones.
Reflexionemos:
¿Qué
otros significados podemos encontrar en la piedra bruta, la piedra
pulida y la piedra filosofal?, ¿qué otras funciones simbólicas
pueden cumplir los instrumentos mencionados?, ¿qué otros
instrumentos hay y cuál es su significado?, ¿cómo pulimos nuestras
imperfecciones a diario?, ¿en qué estado de pulimiento se encuentra
en la actualidad nuestra “piedra bruta”?
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VJB:.