jueves, 3 de julio de 2014

La didactica del metodo masonico


El método masónico alegórico y simbólico por excelencia, sigue estando vigente a pesar de los drásticos cambios de contexto a los cuales se ve expuesto, y de los cuales se reviste para incursionar en una modernidad de desafíos y de retos intelectuales.

El origen humanista y social de la masonería apunta hacia un abordaje particular del conocimiento y de los modelos estructurales de pensamiento que ponen al ser humano y a su dinámica social en el primer plano de estudio y de intervención, siendo la transformación personal de cada uno de sus miembros el paso fundamental para el cambio colectivo.

Mucho se habla entonces, del método masónico y de su manera singular de operar, permeando el modo en el que nos apropiamos de los conceptos y la manera en que los aprovechamos en bien de la construcción de nuevas propuestas de desarrollo.

No obstante y aunque el conocimiento es evolutivo y dinámico, el método masónico continua insistiendo en una forma de aprendizaje basada en la interpretación de símbolos y rituales que persisten en el tiempo y que evocan tiempos pasados y misteriosos.

Por su parte, el aprendizaje es una construcción consiente en torno a situaciones del mundo que nos lleva a elaborar idealizaciones de la realidad a través de representaciones, haciendo uso de las habilidades del pensamiento. Estas representaciones son las ideas que elaboramos o replicamos y que permiten configurar modelos desde los cuales escribimos, interpretamos, explicamos, predecimos, evaluamos y creamos nuevo conocimiento para interactuar en contextos sociales y naturales.

A lo largo de la historia del método masónico y sobre todo, en los últimos años, han aparecido diversas posturas en cuanto a la pertinencia de un desarrollo didáctico estructurado de la forma de acceso al conocimiento  que ofrece nuestro sistema de enseñanza, y al tipo de proceso que se debe llevar a cabo desde el primer grado simbólico.

En este aspecto debemos tener en cuenta que el conocimiento es amplio y que la profundización en ciertos aspectos y ciertas ramas de la ciencia es inevitable. Por lo tanto cada uno de los iniciados en un universo de saberes, experiencias y vivencias que hace que la estrategia metodológica deba ser flexible y adaptable a las personas y sus contextos.

Ahora bien, la controversia crece cuando se habla del tipo de acompañamiento a los iniciados en su proceso. Desde el punto de vista didáctico hay tres componentes planteados por Chevallard que conforman un triángulo donde, en los polos están situados: el saber, el maestro y el aprendiz y en su centro se ubica el conocimiento, siendo este, el resultado de la interacción de sus tres componentes fundamentales. El papel de cada uno es definitivo para llegar a un proceso de desarrollo cognitivo que pueda ser operativo en la realidad, pero ¿Cuál de los tres es el más importante? Teniendo en cuenta que 1. El saber puede ser tan complejo o tan simple que el aprendiz podría confundir el camino a su abordaje 2. El maestro puede influir de diversas maneras sobre el proceso de aprendizaje y puede sesgar el descubrimiento de lo esencial y 3. El aprendiz podría iniciar su formación sobre bases poco estructuradas y en ocasiones erróneas.

La masonería ha explorado diversas formas de dinamizar este triángulo, común a todas las formas de aprendizaje, y ha intentado crear un camino hacia la transformación del saber en conocimiento colectivo, útil para la propuesta de desarrollo que trae implícito un método poco neutral en aspectos políticos, sociales y de acción para un mejor futuro.

El papel del maestro masón en esta estrategia de aprendizaje del conocimiento está enfocado en coadyuvar en el proceso de apropiación de la simbología como medio de racionalizar los fenómenos humanos y su impacto en el contexto propio y grupal.

¿Qué tanto se debe influir en el proceso de apropiación de las alegorías masónicas?

Hay diversas posiciones al respecto que van desde una tendencia conductista donde los maestros son dueños de la verdad y poco a poco van entregando su conocimiento a los iniciados, no sin antes aplicar métodos evaluativos estrictos enfocados a descubrir las debilidades del proceso, hasta una tendencia enfocada netamente en el aprendiz, donde este por sí solo, descubre los significados que cree apropiados y construye un imaginario sobre la masonería que en ocasiones está basado en la observación de conductas, discursos y rituales.

Por ahora quedan muchos interrogantes que se podrían discutir a la luz de las teorías iniciáticas, filosóficas y educativas como por ejemplo el constructivismo social, el postmodernismo y los modelos interestructurantes de enseñanza.

Lo que si queda claro es que la masonería es un método aun valido y vigente que gracias a su continua evolución ha podido mantenerse vivo y que nos enfrenta al análisis de su eficacia día tras día.
GGC
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