lunes, 23 de marzo de 2015

Reflexion: 2 años

El 16 de febrero de 2014 estará para siempre grabado en mi mente  como la fecha que de alguna manera fue el inicio formal de un proceso que supuestamente comienza cuando tenemos la capacidad de pensar y discernir lo que aporta a nuestro mejoramiento personal y  un poco mas allá, lo que aporta al mejoramiento del mundo.

Después de la ceremonia de  iniciación un poco accidentada pero no por eso menos dramática e impactante, por la confrontación conmigo misma, por el choque con esa nueva realidad de la orden y los compromisos que adquiría conmigo mismo y con todos y cada uno, comencé mi trasegar por la senda iniciática de la masonería. Comencé a pulir la piedra bruta para la construcción de mi templo interior.



A partir de ese momento estaba dispuesta a dar hasta la ultima gota de mi sangre por mis nuevos hermanos. Me sentía un poco intimidada. De hecho aunque no lo crean, soy tímida.  Me cuesta un poco entrar. Sentía todo el peso de la fraternidad y la verdad, no sabia cómo corresponder. Todos, demasiado queridos; desde ese mismo momento. Con quién hablo? Sonrisas un tanto forzadas, las mías por supuesto. Rumbas? Hmmmm, si es así se se complica la vida, pensaba. Pero, oh sorpresa. Rumbas de una hora o máximo 2.  Qué planes tan sanos, qué maravilla. Me gusta. Ojalá pueda responder.

En logia, silencio reflexivo. Me encanta. Puedo ser una esponja. Cada 15 días muy cumplida. Ya me se el ritual. Mentira; me toca reemplazar a algún miembro de la oficialía y tartamudeo y me siento insegura. 

Soy buena para trabajar y por ahí se dieron las cosas. Que debo hacer una plancha. Pues como les parece que me gusta escribir, máxime cuando el respeto es una virtud que se vive por todos los hermanos. Nadie me acribilla.

Me siento parte de un grupo muy especial y quisiera que mis amigos con el perfil de mis hermanos  entraran a nuestra orden. Estoy feliz y como cosa curiosa, estoy haciendo evidentes mis pensamientos de mejoramiento personal. Quiero poder trasmitir a mis hermanos mis sentimientos de fraternidad y que así lo sientan.

Mi primera tarea como la de todos los aprendices, impresiones de la iniciación. Fue una plancha completamente escrita desde el corazón. Evidentemente una plancha escrita por una persona que se movió desde los sentimientos y poco desde la razón. En fin, así fue. Apenas comenzaba a aprender.

Cada tenida se convirtió en dos tiempos: uno, de aprendizaje. Las planchas de todos, oídas y por supuesto incorporadas al proceso reflexivo, las que debí hacer: Coherencia, tolerancia, compromiso, el fin justifica los medios?, etc fueron la instrucción permanente que contribuyó a pulir la piedra bruta y dos, el momento social, un poco en reversa. Ganó la fraternidad. Quizás mis hermanos entendieron mis limitaciones en ese campo y me acogieron con todos mis defectos y carencias. Gracias queridos hermanos. Arranqué con los ojos y oídos vendados esperando no se qué. Hoy, miro hacia atrás y veo que definitivamente el método ha funcionado para mi. ¿Cómo? No se. Lo cierto es que lo hizo.

El tiempo vuela. Ya es diciembre y como regalo de navidad, me sentí premiada por pisar el segundo escalón y no tuve ansiedad. Tan sólo un calorcito interior que me ha llevado a apachucharme con mis hermanos. Una sensación de dulzura, ternura y un sentimiento de confianza en mis hermanos maestros que consideraron que podía avanzar.

¡Tánto por aprender, tánto por mejorar! El aumento de salario y la ceremonia en que lo recibí fueron una prueba de ello. Este es el grado del conocimiento.

No me sentí extraña, el simbolismo está interiorizado. Si, aquí todo es símbolo. Símbolo profundo y de gran importancia en el conocimiento de mi misma y en el de lo que me rodea, para ser mejor persona y aunque suene un poco fatuo, para contribuir al bien de la humanidad.

Ha sido un año largo lleno de nuevas expectativas, de estudio, de aceptación, de nuevas experiencias, un año de aprendizajes, más allá de lo meramente superficial. Aunque puedo hablar en logia, me cuestiono siempre acerca de mí participación, especialmente después de oír a los maestros con sus opiniones y apreciaciones cargadas de sabiduría.

Algunas veces me obligo a hablar, pero la mayoría de ellas prefiero aprender. Este año, he vivido la fraternidad. Finalmente, logré sentirme a mis anchas, logré superar esa timidez. No podría ser de otra manera. Mis hermanos son verdaderamente fraternos. Siento su calor y cariño.

Fuera del taller, trato de vivir la vida bajo los principios de la masonería. En estos dos años, y específicamente en este grado, he incorporado por lo menos el aspecto de responsabilidad con el mundo. De pronto, me escucho hablando y pienso. Si, definitivamente algo ha cambiado.

Una confesión.
Hubo una ocasión en que me pesó la masonería. Esa fue una prueba de fuego por cuanto por actuar de acuerdo con los principios, se me vino el mundo encima. Reconozco que si no hubiera tenido a mi lado una hermana que me hiciera recapacitar, no habría salido airosa de la prueba. El tema fue la fraternidad y lo que me salvo fue igualmente la fraternidad.

Si, definitivamente, hasta el día de hoy la fraternidad es el principio mas relevante de este camino iniciatico. 

En este momento quiero mirar un poco hacia adelante, lo hago con alegría y con altas expectativas. La escuadra, el compás, la plomada, la regla de 24 pulgadas, el mandil, los guantes, los arreos de las oficialias, el templo, el ara, el delta, el sol, la luna, la cadena, las columnas, las luces, el pavimento mosaico, el saco de las proposiciones, el tronco de la viuda. Acá todo es símbolo y en el futuro espero profundizar en su simbolismo dentro de la orden. Además espero incorporar en lo que el mundo me presenta, su significado espiritual.
 
Es mi palabra 

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