miércoles, 3 de agosto de 2016

Eslabones Masonicos

Una y otra vez las cálidas manos de mis hermanos se entrelazan formando una cadena tan solida como cada eslabón y tan humana como cada espíritu que se une en torno a un círculo vibrante y vivo, lleno de fuerza y belleza.
Las características humanas fusionadas y concentradas en un pequeño espacio y en una fracción diminuta de tiempo, se expresan como impulsos que brotan y se expanden en las dimensiones infinitas de un universo pleno, atravesado por haces fotonicos que permiten la transformación de la energía y la transmutación de los saberes y las pociones, hasta obtener la mezcla alquímica de la materia.
La energía transformada en virtud y fraguada con el vigor de la conciencia, permanece incorrupta tras el santuario impenetrable de nuestra verdad.
La forma de transito y de perfección se manifiesta dentro de los limites de un cuadrilongo perfecto , estrellado y celeste demarcado por el paso del sol desde el septentrión hasta el medio día.
Las marcas del camino que son señales del paso de las enseñanzas del maestro , son figuras danzantes y coloridas de un arco iris de prismas que tienen la forma de la piedra pulida y que refractan los rayos del delta luminoso.
Hoy los dedos entrelazados de la cadena de unión me trasportan al sentimiento que me atrae hasta los confines de mis alegrías y mis desafíos , me unen en el momento oportuno con las ilusiones de alguien que se conecta en un instante fugaz atravez de su piel y de sus escencia, con mi sensibilidad y mi percepción.
Energía, no es más que eso.
Es el concepto de la polaridad de la membrana neuronal y de la conducción eléctrica y espiritual . Fluida y permanente en los vivos, dispersa y menguante en los que no.
La electricidad que viaja por las fibras de las células especializadas, tan desconocidas y enigmáticas , las hemos visto desde que ramón y Cajal las describiera como arboles intrincados y tortuosos, las observamos , pero no las descubrimos. Esa energía vibra y se mueve , cambia y altera los compuestos químicos, las moléculas, los átomos y las inimaginables partículas subatómicas. Se siente y se trasmite, se vive y se disfruta.
Energía que en la ultrasensible piel de los dedos, explora los rincones inhóspitos de un ser que se me acerca , que vive , que se expresa a gritos por los poros y que lucha por salir avante con sus triunfos , sus temores , sus ruinas y sus torres y columnas.

El calor es una buena expresión de esa energía, es un aura de vitalidad y de humanidad, se irradia y se contagia con los devenires de los roces y los deseos. Ese calor y esa unión son un homenaje al candor de la amistad , a la intuición , a la comodidad con el hermano, a la complicidad de las situaciones y al entusiasmo íntimo de los momentos.
La energía fraterna es más que un acto o una forma de relación. Es la única realidad concreta del don de la encarnación y el portal para el buen destino que descifra la inevitabilidad de la poesía que somos. Fraternidad vestida o desvestida, fraternidad profunda o enjuta, fraternidad atenta o despreocupada, El amor fraterno es la corriente de una existencia sentida y honda porque vuela con el amigo o vive con la familia . La energía de los sentimientos son el sonido, las calles, las nubes, el sol o el brillo de una estrella. Es la risa compartida, la emoción contenida y aquél abrazo tan cercano.
La cadena se debe romper, pero solo es un símbolo, la verdadera cadena es solida e indestructible y se proyecta al futuro colectivo y se produce un breve silencio.
Tertulia
Ángeles Santos
Museo Reina Sofía, Madrid
Y es solo en esa quietud de los sentidos donde puede nacer el silencio. Ese que se parece a un instante único de vacío o de totalidad. Silencio que cuando se es consciente de él, ya se ha ido y pierde su arraigo a esta vida que es agitación. Silencio sin movimiento que puede, si quisiera, anclarse en los dedos, en los pies o en cada vértice del cuerpo. Silencio que se reconoce como estado alterado de conciencia o que se parece a un atisbo de iluminación, pero que cuando logra existir no se parece a nada.

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