Muy Respetable Hermano
Delegado del Supremo Consejo,
Muy Ilustres Hermanas y
Hermanos, miembros del Supremo Consejo,
Dignatarios,
Y todos vosotros, mis muy
queridas Hermanas y queridos Hermanos,
Haciéndome el intérprete de
cada participante en este coloquio, quiero en primer lugar expresar el gran
placer que tuvimos al encontrarnos en Veracruz para aprender a conocernos
mejor, intercambiar nuestras ideas y compartir estos pocos días durante los
cuales la fraternidad masónica estuvo tan presente y unánimemente
experimentada. Quiero también rendir homenaje una vez más a la extraordinaria
actuación de nuestras Hermanas y nuestros Hermanos mexicanos, organizadores de
este coloquio que fue un gran éxito. Reciban la expresión de nuestra gratitud fraternal
y de nuestra gran admiración. ¡Enhorabuena!
Durante este coloquio,
mediante nuestras reflexiones e intercambios, pudimos interrogarnos sobre la
propuesta central sugerida por los organizadores del coloquio como hilo
conductor, a saber LE DROIT HUMAIN en América: una masonería de “tradición y
modernidad”.
Me permitirán algunas
reflexiones sobre este tema general.
En efecto, no puede existir la
menor contradicción, la menor brecha entre la noción de tradición y la idea de
modernidad. La Tradición masónica es iniciática y por lo tanto intemporal.
Expresa la continuidad vinculando el pasado con el presente y proyectándose
hacia el futuro.
Los masones son mujeres y
hombres de su tiempo, integrados en su propia sociedad de la que no pueden
abstraerse, con la cual comparten preocupaciones y en la cual actúan. Esto
significa que sus concepciones personales también evolucionan con ella.
Nuestros fundadores, hace 125
años este año, eran hombres y mujeres de su tiempo que aportaron una nueva
dimensión a la francmasonería de su época. Ahora nos toca a nosotros ser de
nuestro tiempo, reinventar la herencia dándole una nueva dimensión, una vez
más.
Esto es precisamente lo que
ustedes quisieron esbozar durante este coloquio: sentar las bases de la
francmasonería de LE DROIT HUMAIN de nuestro tiempo y su continente.
Han reflexionado sobre los
procedimientos de formación de los Aprendices, Compañeros y Maestros. Por
supuesto, la francmasonería implica la instrucción de los hermanos y hermanas,
mucho más allá de explicar los comportamientos, palabras, pasos, toques,
retejar, etc.
Lo que es mucho más difícil,
aquello que nos legitima, que forma parte de la Tradición: no es enseñar, es
transmitir. Transmitir una experiencia, una visión de las cosas, lo poco que
hemos entendido; un poco de Luz… Es volver a dar lo que hemos recibido,
enriquecido de con nuestra propia experiencia. No existe pedagogía para eso,
excepto nuestra habilidad para hacer coincidir nuestros actos con nuestras
palabras.
Se transmite de verdad a
través de la presencia. El escritor y poeta francés, Christian Bobin, dijo: “Si
queremos transmitir algo en esta vida, es a través de la presencia y no a
través del lenguaje y la palabra. La palabra debe llegar en ciertos momentos,
pero lo que instruye y da es la presencia. Es ella la que está silenciosamente
activa”.
En cuanto a la modernidad, es
necesario recordarlo, la francmasonería internacional de LE DROIT HUMAIN no
transmite ninguna ideología excepto la de un humanismo amplio y abierto que
sienta el principio absoluto de la igualdad entre todos los seres humanos y la
aspiración a la justicia.
La francmasonería no es ni de
derechas ni de izquierdas. No se coloca en posiciones de política partidista.
Su papel primordial es el de transmitir a sus miembros las bases espirituales y
éticas que les llevarán a comprometerse activamente dondequiera que estén, allá
donde vivan, en la familia, en la sociedad, en el estado, en las asociaciones…
En cuanto a la ética, el
sociólogo alemán Max Weber distinguía dos tipos: por una parte la “ética de
convicción” por la cual solo cuentan las propias ideas, y por otra parte, la
“ética de responsabilidad”, atenta a las consecuencias prácticas de las
convicciones. Esto es exactamente lo que debe ser la ética masónica,
fundamentalmente humanista y responsable. Esta es la idea directora que debe
guiar nuestro compromiso en el seno de la sociedad moderna. Pero depende de
cada uno de nosotros elegir el cómo.
No nos comprometemos con la
sociedad en nombre de la francmasonería si no que por ser francmasones, lo
hacemos en cualquier parte donde sea posible convertir nuestros ideales en una
realidad concreta. La iniciación permanece absolutamente virtual y estéril
mientras no genere una dinámica.
Mis Hermanas y Hermanos, LE
DROIT HUMAIN no tiene interés, ni atractivo, ni siquiera razón de ser, a menos
que se base en tres pilares indisociables: la mixidad, la continuidad
iniciática en el marco del REAA y el internacionalismo.
El internacionalismo, tal y
como lo entendemos, es un estado de ánimo más que un estado de hecho. Estar
activo internacionalmente no significa la exportación de un modelo de sociedad o
de una visión del trabajo masónico que pretendiera reproducir en “casa ajena”
nuestras propias concepciones.
Nuestra visión del
internacionalismo debe tender a alentar y ayudar a quienes tienen una
percepción diferente a la nuestra, a vivirla. No significa volver sobre uno
mismo sino ir más allá de uno mismo, hacia el Otro.
Responde así a nuestro gran
Ideal espiritual, filosófico y moral que apunta a la trascendencia. Añadiremos
a la superación de uno mismo y de todos los particularismos.
El internacionalismo implica
diversidad y ésta debe fomentar como una riqueza.
América Latina es un elemento
muy fuerte de esta diversidad. En este momento hay aquí tres federaciones, tres
jurisdicciones y varias logias pioneras. Esperamos que pronto, quizá el próximo
año, se abra otra nueva jurisdicción y una cuarta federación.
Hemos oído y entendido: nada
es estático. ¡Las cosas evolucionan, gracias a todos ustedes, hermanas y
hermanos! Les animo a trabajar juntos y por qué no, a desarrollar una nueva
especificidad de LE DROIT HUMAIN, un espíritu original más típicamente latinoamericano,
en todas las áreas de la vida masónica. Incluso el Rito Escocés Antiguo y
Aceptado se presta a eso, a condición de que se respeten sus fundamentos.
Al hacer esto, al animar a las
Hermanas y a los Hermanos a comprometerse activamente, al colaborar aún más
estrechamente en este continente tratando de difundir nuestros ideales, todos
ustedes habrán demostrado que LE DROIT HUMAIN es verdadera y por mucho tiempo
una masonería de tradición y de modernidad, es decir, un ideal de
espiritualidad y ética que implica una firme voluntad de realización.
¡Hermanas y Hermanos
mexicanos, gracias por su fraternal y cálida bienvenida!
Este coloquio americano 2018
permanecerá para muchos de nosotros como una piedra luminosa sobre el camino
que estamos recorriendo juntos. ¡Que sea la demostración de que la utopía a
veces puede convertirse en una realidad y que sus logias siguen siendo siempre
lugares de Vida !
En nombre del Supremo Consejo,
les expreso mi confianza y mi certeza de que siempre puedo contar con sus calidades
específicas, con su entusiasmo, imaginación y creatividad. Que este coloquio
sea pues el punto de partida de una nueva dinámica.
A todas y a todos, les deseo
una excelente continuación de los trabajos y un camino masónico rico, intenso y
exitoso. Mi aliento y mis más fraternales mensajes van a cada uno de ustedes y
les ruego que los transmitan a sus Hermanas y Hermanos en todas sus logias y
talleres. ¡Reciban el saludo fraternal del Supremo Consejo y de toda la Orden!
Veracruz, México
M:.P:.S:.G:.C:. Gran Maestro de la Orden,
el Muy Illustre Hermano Daniel Bolens, 33e