Primera
acepción: ‘tolerancia’ significa “respeto hacia las opiniones
o prácticas de los demás”, lo que implica, supongo, respetar
también a las personas y sus creencias.
De
los demas? en general y de primera mano consideramos que las
opiniones y prácticas propias son las únicas buenas, y que todo
cuanto se aleje de éstas (un centímetro o mil kilómetros, da
igual), no merece ni siquiera ser considerado. Eso, allá en el
fondo. Porque, en nombre de la tolerancia, lo que aparece en la
superficie es la aparente aceptacion de los demas.
De
otro lado, la puesta en practica del termino tolerancia y en su
nombre, se autoriza el irrespeto, el insulto, la condena, la
amenaza, el aislamiento de todos aquellos que no se arrodillan ante
los dogmas que emergen o imperan en la sociedad. Tolerancia si, pero
la que yo debo tener, castrando mis principios, por temor a que en su
nombre los que tienen una opinión contraria a la mía hagan conmigo
lo que anteriormente expuse.
En
nombre de la tolerancia el Papa acaba de excomulgar un sacerdote por
pertenecer a la masoneria. O deberia decir, en nombre de la
intolerancia? En nombre de la tolerancia, o por temor a ella, debemos
vivir en el anonimato? Creo qué quienes invocan este derecho, son
aquellos que quieren abrogarse y perdonenme la redundancia, derechos
que traspasan la individualidad.
La
tolerancia como presupuesto fundamental para la construcción de una
cultura de la democracia no debe interpretarse como la fundación de
una sociedad permisiva donde no haya límites a sus libertades porque
la tolerancia también tiene sus límites. Los míos, los tuyos, los
de todos.
En
primer lugar, la tolerancia tiene su justa medida. A nadie se le
ocurre que haya que tolerar el robo, la violación o el asesinato. Ni
nadie cree de verdad que imponer la ley o un sistema de autoridad
haya de considerarse como una grosera manifestación de intolerancia.
Si nos dejáramos llevar por esos errores, terminaríamos bajo la ley
del más fuerte. Sería imposible establecer un sistema de Derecho o
cualquier tipo de ordenamiento jurídico. Sería como la ley de la
selva. No habría forma de vivir pacíficamente en sociedad.
Promover
la tolerancia no es tolerarlo todo, porque es evidente que no se
puede permitir todo. Por eso, ni siquiera el anarquismo más radical
ha considerado la tolerancia como algo ilimitado, puesto que solo con
imaginar un colectivo humano en el que todo debiese ser tolerado, es
fácil comprender que sería un caos completo y absoluto.
La
tolerancia debe tener unos límites. Una interpretación superficial
de la tolerancia la llevaría a su ruina: al anarquismo, del todo
vale.
Por
ello, la verdadera tolerancia no se fundamenta en el anarquismo ni en
el escepticismo, sino en una firmeza de principios que se opone a una
indebida exclusión de lo diferente.
La
tolerancia no es tampoco una actitud de simple neutralidad, o de
cansancio intelectual, o de indiferencia, sino una posición resuelta
que cobra sentido cuando se opone a su límite, que es lo
intolerable.
La
sociedad debe tolerar todas las manifestaciones culturales que
profundicen en el reconocimiento y respeto por el otro, en las
prácticas sociales, que fomente el pluralismo, el multiculturalismo
y la ética y, debe tolerar todas las manifestaciones culturales y
políticas donde la sociedad se reconozca a sí misma al reconocer a
los demás.
Pero
en nombre de la tolerancia la sociedad no debe tolerar los actos
terroristas, la corrupción administrativa y las políticas
antidemocráticas, porque ello sería negarse como sociedad que
pretende fundar una cultura de la democracia en sus prácticas
sociales o políticas.
La
tolerancia considero, debe entenderse hoy como un principio ético
más que como una norma jurídica, como una actitud del espíritu
humano que se manifiesta en la voluntad política de los individuos,
como una expresión solidaria y humana que habita el mundo, la
sociedad y la vida, como un fundamento de la convivencia pacífica y
como un ejercicio de la comprensión, la benevolencia y la
condescendencia.
Quiero
para rematar citar algunas expresiones de personajes importantes.
Veamos.
Karl
popper, considerado como uno de los más grandes filósofos del siglo
XX, al respecto, en su libro La sociedad abierta y sus enemigos hace
la siguiente referencia:
«Menos
conocida es la paradoja de la tolerancia: La tolerancia ilimitada
debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la
tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos
hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las
tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de
los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia. Con este
planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre
debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas
intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos
racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su
prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar
el derecho de prohibirlas, si se necesario por la fuerza, pues bien
puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de
los argumentos racionales, sino que, por el contrarío, comiencen por
acusar a todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por
ejemplo, que prestan oídos a los razonamientos racionales,
acusándolos de engañosos, y que les enseñan a responder a los
argumentos mediante el uso de los puños o las armas. Deberemos
reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no
tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que
predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere
criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución,
de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al
secuestro o al tráfico de esclavos.»
Thomas
Mann escritor autor de novelas universales tales com La montaña
mágica, dice:
La
tolerancia es otra palabra para la indiferencia.
Edmund
Burke, escritor y político, considerado el padre del
liberalismo-conservadurismo británico escribió:
La
sumisión y tolerancia no es el camino moral, pero sí con frecuencia
el más cómodo.
Albert
Jacquard genétista y escritor francés, al respecto opino:
La
tolerancia es una actitud ambigua. Tolerar es juzgar y considerarse
muy bueno por aceptar al otro. Es necesario avanzar en otra
dirección, tomando en cuenta como enriquecedoras las aportaciones
del otro que difieren de las nuestras. Más diferentes, más ricas.
José
Morales Manchego Ex Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia del
Norte de Colombia,con sede en Barranquilla.Diputado Gran Maestro de
la Gran Logia del Norte de Colombia.Delegado del Supremo Consejo del
Grado 33 para Colombia en el Atlántico, dice:
En
la Masonería, por el contrario, la calidad de miembro se fundamenta
en la tolerancia, que constituye el factor de unidad sin fisuras, que
liga a todos los Masones por encima de los colores políticos o de
los credos religiosos. En nuestra Orden, por principios, no se puede
expulsar a un Hermano, ni impedir la entrada de un profano en razón
a sus creencias o a sus ideas políticas.
Entendida
como el respeto a las personas por el derecho que tienen a expresar
sus opiniones en cualquier materia, la tolerancia hace posible el
diálogo, el pluralismo y la coexistencia de principios disímiles,
constituyéndose en la condición indispensable para la convivencia
de los seres humanos en el ámbito de la democracia y de la libertad.
Según
esta apreciación, toda persona tiene derecho a profesar cualquier
credo religioso o a expresar su pensamiento, ya sea de carácter
político o ideológico. Así mismo, tiene derecho a criticar todas
las ideas que no comparta, sin ofender los sentimientos de las
personas que las profesan, para lo cual es preciso omitir toda
palabra vana, ofensiva o destructiva, que pueda irritar a nuestro
semejante. En este sentido, la tolerancia no introduce restricciones,
sino que establece condiciones para la expresión.
Por
si acaso, y por acabar por el principio, o sea, por la RAE, me quedo
con la última acepción del término ‘tolerancia’ que a la letra
dice: “condición que permite que un organismo conviva con
parásitos sin sufrir daños graves”. Los invito pues, a que seamos
tolerantes a los parásitos y a no olvidar que la tolerancia es un
crimen cuando lo que se tolera es la maldad.
MTRL
A:.M:.
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