Que buen tiempo para hablar de
igualdad. Y es que voy a aprovechar este tema para ser una observadora de mi
entorno y referirme un poco sobre nuestro papel en esta era de desigualdades,
injusticias, traiciones y opresión. Los principios de los buenos masones (no
olvidemos que vivimos en un mundo de opuestos) son su pilar en su escala de
valores.
Nuestra esencia no tiene nombre, apellido, edad, estrato social,
religión ni dogma pendiente o doctrina que perturben la comprensión de la
verdad. Recordemos que nuestra esencia es libre por tanto desde ese mismo
principio todos somos iguales. Me encantaría citar bibliográficas y escritos de
otros autores sobre la igualdad, pero cuando me asignaron el tema me sentí un
poco abrumada recordando los casos de xenofobia, racismo y opresión que vivimos
a lo largo y ancho de nuestro mundo. Me encantaría decir o contar historias
románticas sobre la igualdad y trascribir palabras de otros, pero la realidad
me abofetea con este tema todos los días.
¿Qué responsabilidad tenemos
todos y cada uno de nosotros como ciudadanos del mundo en respetar las
diferencias y la diversidad que como especie humana tenemos?
La muerte de Sócrates Jacques-Louis David Museo de arte metropolitano, New York, USA |
Me embarga la pregunta, pero
no sé hasta donde pueda llegar la respuesta.
Es nuestra responsabilidad evolucionar como raza humana, pero en eso
colectivamente hemos fallado. LOS PUEBLOS TIENEN LOS OPRESORES QUE SE MERECEN.
Conozco el principio de la igualdad, pero mi responsabilidad el practicarlo
cada día con mis hermanos en cada acto de compasión y en cada dar sin recibir
nada a cambio. La igualdad no tiene raza ni color, ni estrato ni religión. No
tiene dogma ni doctrina, es simplemente la libertad, el respeto y la compasión
de tratar a tu prójimo como te gustaría que te trataran a ti. TODOS SOMOS HIJOS
DEL MISMO CREADOR, con el mismo principio y el mismo fin, pero la cuestión no
es solo de saberlo, es de conocerlo.
La igualdad es equitativa y
predomina el equilibrio sanador en todas las situaciones fundamentales de la
vida. La igualdad une, construye y ofrece bienestar colectivo. No solo tenemos
la responsabilidad como ciudadanos del mundo, sino también como masones de
practicar el principio que nos rige desde nuestra conciencia en espíritu y
verdad para ser honorables a nuestras convicciones cumpliendo con el camino del
pulimento de nuestra piedra. Esa que se pule con martillo y cincel cada vez
que la vida nos da una lección.
Que la igualdad sea el
principio que rija la trasformación colectiva de nuestra raza. ¿Cómo es que
terminamos pagando por un planeta que nos da todo gratis? Un planeta sin
fronteras, sin países divididos, sin gobiernos y en absoluta libertad. La
igualdad ni siquiera es solo un principio masónico, es la parte fundamental del
sostenimiento de una sociedad equitativa y solidaria. SIN IGUALDAD, HABRÁ SIEMPRE
POBREZA.
Mi responsabilidad como
aprendiz masona dentro de la práctica de la igualdad es aplicar todos los días
de mi rutina con pequeños actos de compasión que favorezcan equitativamente a
los demás en todas las situaciones vividas conscientes durante el día. Nunca se
llegará a una gran transformación si no se logra primero desde la rutina diaria
que establece el cambio en los hábitos. Pequeños cambios logran grandes
transformaciones.
Practico conscientemente la
igualdad desde mi convicción masónica,
Es mi palabra.
KG
Apr.·.Mas.·.
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