¿A quién sirve que la educación no sirva hoy para lo
que se ha usado históricamente?
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Educación sentimental Barbara Diaz Tapia Museo Arte Moderno de Puerto Rico |
Bastaría una mirada
ligera a las ofertas educativas en la línea de doctorados, maestrías e incluso
licenciaturas para ver el panorama del llamado mundo de la educación
verticalmente. La llamada pandemia, el
confinamiento y los entre comillas nuevos modos de educación han puesto de
relieve un tema que parecía condenado al olvido de la tradición social: la
educación.
Hoy, numerosos
programas ofrecen la educación como “camino para el desarrollo social; medio
para mejorar los procesos por los cuales se transmiten y afianzan los
conocimientos; formación para transmitir a los -alumnos- la motivación
necesaria para que continúen sus estudios y se sientan atraídos por la
investigación científica”. También se ofrece en el mercado a la educación como
la capacitación en técnicas y didácticas activas, conocimiento de los modelos
educativos mundiales de calidad o la preparación para aprender a programar e
implementar proyectos educativos con impacto social.
Estas fórmulas, se
ofrecen como soluciones aprehensibles de manera incluso 100% online,
mediante los recursos más innovadores como el viejo y siempre nuevo
Power Point, evolucionado en Prezi o en Cava; o la video llamada con adendas
para tutorizar en la distancia, pero magistralmente como siempre se ha
hecho. Sin embargo, detrás de este
ostentoso aparato de mercado que generaliza y vende educación como un nuevo
producto enlatado, se percibe y no en la distancia, la idea de educación
adulterada que se nos quiere vender.
Una educación como un
bien, un derecho y un servicio al mismo tiempo. Como un producto de la cuarta
revolución industrial listo para ser vendido y puesto en la escena comercial
mundial que movió según Merrill Lynch-Bank of America la cifra de 2 billones de
dólares en el año 2010; 6 billones en el 2014; 4.7 en 2019: 6,5 en 2020. ¿Y
este año y los próximos? se calcula por ejemplo que sólo el valor del mercado
mundial del e-learning (educación online; Edtech) tendrá un valor para el año
2025 de 325.000 millones en todo el mundo. Imaginemos el resto de la cifra…
Este fenómeno de la
educación como el nuevo nicho de mercado mundial, ha hecho que la educación
pública sea el nuevo objeto fetiche de mercantilización del capitalismo
tecnológico, informático o cognitivo
actual, lo que obviamente despierta muchos recelos sobre todo y con
justa razón del sector Público. En este sector, en el de la Educación pública
está siendo objeto de recientes iniciativas como la de del (GERM) un Global
Education Reform Movement que promueve la privatización de la educación a nivel
mundial con el fin de generalizar la estandarización de procesos educativos, el
pago por resultados, la competición, la elección de centros de enseñanza
basados en la demanda, entre otros. Ejemplo de esto es Pearson Education, que
vendió toda su participación en el Financial Times por 1.183 millones de euros
y en The Economist por 685 millones de euros, para dedicarse financieray
completamente al sector educativo. Ejemplo también de esto es que según Bank of
America 2018, invertir en educación resultará más rentable que hacerlo en la
Bolsa pues invertir un dólar, solo un dólar en educación genera un retorno de
diez dólares.
Dicho esto, podemos
comprender entonces porque la geografía del nacimiento y el acceso a la universidad
son de extrema importancia hoy en día pues estos acercan a la prosperidad de
generaciones o a la desdicha de multitudes. Sin embargo, no hay que perder de
vista que también esta nueva “fiebre de educación” arrincona hasta al suicidio
a algunos y al endeudameinto de por vida a miles de familias y jóvenes; como es
el caso de países como India, singapur, Taiwan, corea del Sur o China donde
aprobar o no el Gaokao, es decir, ingresar o no a la universidad es la
diferencia entre vivir una vida libre y con bienestar o vivir esclavo del
hambre, la pobreza y la miseria. Es por esto que en países como China se volvió
crucial ingresar a la universidad: se han visto casos de estudiantes que para
preparar sus exámenes se inyectan bolsas con suero y aminoácidos durante
semanas; o incluso donde para el gobierno chino hacer trampa en el examen de
ingreso a la universidad es delito y puede acarrear penas de cárcel hasta de 7
años.
Desde esta misma
perspectiva de dataficación, de dataismo del sistema educativo mundial,
revisemos lo que pasa en Colombia. Vistas las simples cifras que presentan los
medios gobiernistas o no, se observa que en primer lugar el presupuesto en
educación ha ido creciendo con el tiempo, especialmente en los últimos años.
Venimos, por ejemplo, de un 1.7% de participación del PIB en 1980 a un aparente
y honroso 4.9% para el año 2020. Esto superó unos 44,1 billones de pesos en
este mismo año, convirtiendo al sector educación como el sector económico del
país con el mayor número de recursos económicos asignados. Según datos del
presupuesto general de la Nación por ejemplo para el mismo año, el sector
Defensa tuvo 38 billones; Salud y protección 31,8 y la misma cifra para el
ministerio del trabajo). Sin embargo, de esos 44 billones se pasó en educación
superior pública a invertir de 1,8 billones en 2018 a 4,5 billones de pesos en 2020. Para este
año, se ha comentado que el presupuesto de la cartera que analizamos es de 49,4
billones de pesos.
Sin embargo, aunque las
estadísticas maten las opiniones no entierran los ideales y sobre todo los
utópicos. Y que más indispensable utopía hoy que democratizar la educación que
solo hoy tienen los más afortunados para que este ascensor social este al
servicio de toda la nación en su conjunto.
A pesar de esto, la
educación en Colombia, aunque cuente con una mayor asignación presupuestaria
hoy en día comparativamente hablando ha ido disminuyendo el porcentaje de
participación del sector educativo: en 2019 el porcentaje asignado del
presupuesto general era de 16,5% y en 2022 es del 14,1. Así queda en evidencia,
incluso en un medio escrito como el Tiempo que ha sido a fin a la mayoría de
los últimos gobiernos. En su redacción de educación reza:
“aunque el sector
educativo ha ido aumentando en recursos económicos, cada vez abarca menos
porcentaje de los totales asignados por la nación”. A lo anterior se le suma el
hecho de que el 89% de los recursos asignados se gastan en funcionamiento y
apenas un 11% en inversión. (se gastan 44 billones en el funcionamiento
operativo del aparato educativo actual y sólo 5,4 billones en inversión, en
mejoramiento, en actualización y mejoramiento nacional de todo el sistema material de la educación). En el mismo
sentido, el aumento de presupuesto se está dirigiendo a la educación superior;
pero está disminuyendo paralelamente en la educación preescolar, básica
primaria y secundaria y en la mal llamada media: aunque este es la base del
sistema se invierte un billón de pesos.
Sí comparáramos, podría
decirse que se invirtió más en educación en 1984 el 18,1% del presupuesto; en
2013 el 16,3% y aunque esto puede haber sido bueno no significa que sea mejor
dadas las proporciones. Desde otra perspectiva otra cifrade la OCDE: mientras
en Colombia gasta en promedio 2.407 dólares por estudiante la media de la OCDE
es de 10.437; sin ir muy lejos Chile invierte 6.605 dólares.
A lo anterior se le
suma el hecho de que el mismo presupuesto debe usarse hoy para un mayor gasto:
esto es un problema estructural en educación, crecen los gastos, pero no los
ingresos; por ejemplo, hoy en día tenemos cuatro o cinco veces más estudiantes
en Colombia. Según el profesor Julián de Zubiría, hace unos 25 años atrás había
en promedio 150 mil estudiantes en la educación superior hoy hay más de 700 mil
aproximadamente. A esto se le suma el hecho de que hoy se transfieren menos
recursos por estudiante que lo que se transfería por ejemplo en 1992.
Adicional, los profesores tienen más títulos, más publicaciones y por lo tanto
cuestan más que antes; es muy restringida la inversión en tecnologías de la
comunicación y la información que las Universidades pueden hacer para competir
con el resto del mundo.
Esto pone de lejos
varios problemas en la escena educativa del país.
· Según
Fedesarrollo, en su informe ¿Qué hacer en Educación? De 2022, escrito por David
Forero hoy, el déficit de las universidades en Colombia supera las asignaciones
presupuestales anuales. Si bien se ha ampliado la cobertura significativamente,
no es así respecto de la calidad en educción. La cobertura en educación inicial
es del 62%. “El
país ha triplicado la cobertura en dos décadas al pasar de
15,3% en 1996 a 52,9% en 2017, desde 2018 se ha observado un descenso paulatino
de la cobertura que contrasta con una matrícula creciente de formación para el
trabajo y desarrollo humano”. Por ejemplo, para la universidad nacional en el
año 2019 se presentaron 75.000 estudiantes al examen de ingreso y apenas
pudieron recibir 5.000; en la universidad de Antioquía se presentaron 50.000 y
recibieron solamente también los mismos 5.000 estudiantes. Esta cifra si la analizamos a nivel nacional
nos indicaría que en Colombia en promedio cada año se gradúan 540.000
estudiantes; de estos, los que pertenecen al estrato 1 el 90% no puede seguir
sus estudios en la educación superior.
· Los
avances en cobertura no se han reflejado en aumentos en la calidad. En las
pruebas PISA de 2018, Colombia presentó una reducción de su desempeño con
respecto a 2015 y una diferencia entre 80 y 100 puntos con respecto al promedio
de la OCDE. Esto implica que un estudiante de 15 años en el país cuenta con
entre 2 y 3 años menos de escolaridad equivalente con respecto a un estudiante
promedio de la OCDE. A esto se le suma que 1 de cada 100 jóvenes lee de manera
critica, 2 de cada 100 puede realizar procesos argumentativos. Más de la mitad
de los estudiantes en grado noveno no entienden bien lo que leen, y dos
terceras partes obtienen el nivel más bajo de desempeño en matemáticas.
Pero quizás más importante que el nivel promedio son las
brechas existentes en calidad, con una diferencia de 1 año de escolaridad
equivalente entre las zonas urbanas y las rurales (40 puntos) y casi de dos
años (70 puntos) entre colegios privados y oficiales. Por ejemplo, de los
mejores 100 colegios, 97 son privados.
· Sobre
la Calidad, hay una discusión abierta también. Se insiste en el hecho de que lo
que el país necesita no es tanta educación de Calidad cuanto pertinente; es
decir: en calidad uno podría estar enseñando muy bien algo que no es adecuado
ni útil para el contexto vigente. Esto hace que en aras de la calidad, vigilada
y auditada no haya sincronía entre lo que forma el sistema educativo y lo que
necesita el sector productivo. En Colombia el 54% de los empleadores reportan
dificultades para llenar sus vacantes. A nivel particular, se ha encontrado que
la oferta está muy concentrada en las áreas económicas y administrativas y en
ciencias humanas, mientras que la demanda laboral es más dinámica en ingeniería
y en ciencias de la salud.
· Asegurar
la calidad y/o la pertinencia eficiente y eficaz de sus programas de formación.
Según el laboratorio de económica de la educación de la
Universidad Javeriana, en las pruebas Saber Pro 2019, que se hacen al finalizar
la etapa universitaria uno de los 11 núcleos de pregrado más estudiados en el
país, es el de Educación (Est 25667). Aunque las IES son heterogéneas, en este
núcleo, las competencias de matemáticas, lectura crítica, competencias
ciudadanas, ciencias naturales e inglés son las que más bajo puntúan con 138.52
sobre 200 y por el contrario los de medicina cuentan con 164.03 puntos (Est 6618). Lo que quiere decir
que estas competencias genéricas, que no necesariamente se adquieren en el paso
por una IES están muy relacionadas con la educación secundaria, la educación de
los padres del estudiante, la calidad del colegio de egreso; en definitiva, de
la cultura escolar que rodea a quien desarrolla un proceso educativo completo.
· Esto
es muy preocupante puesto que quienes imparten la educación en Colombia
presentan resultados muy bajos respecto de las competencias para enseñar,
formar y evaluar. Respecto del enseñar y
formar, casi el 60% de los graduados en educación se encuentran en los niveles
más bajos del desempeño que son 4 posibles; mientras que solo el 7.7% se sitúa
en el nivel 4 de desempeño. En la competencia de evaluar, el resultado es 10%
más bajo, 49.8% en desempeño 1 y 2; y en desempeño de nivel 4 el 11,51%. Esto
quiere decir que en el campo educativo los maestros recién egresados tienen
serias dificultades para comprender la naturaleza de su disciplina, formular y
usar los aportes investigativos de la didáctica de su campo de conocimiento con
el propósito de favorecer la autorregulación, la mejora del aprendizaje, del
currículo entre otros. A esto se agrega que los resultados más deficientes los
entregan los programas no acreditados con alta calidad.
· Esto
es importante, ya que si de cada 10 futuros maestros entre 5 y 6 están en los
niveles de desempeño más bajo quiere decir que un estudiante en formación tiene
aproximadamente el 60% de posibilidades (1/2) de que lo forme un maestro no
competente en su área disciplinar. Lo cual, en el sector público es
escandaloso, ya que con recursos públicos no se está entregando a la sociedad
profesionales que sean capaces de afrontar los desafíos de la sociedad y el
marcado laboral, lo que afecta evidentemente no solo la productividad y la
competitividad; sino también la democracia y la construcción de la paz.
o
“Ofrecer educación, pero de baja calidad,
implica que no se están generando los beneficios que trae este tipo de
inversiones, ni para los individuos que la adquieren ni para el país. Es
necesario generar políticas y acciones que redunden en mejoras en la calidad de
la educación superior de modo que cualquier estudiante que acceda a ésta reciba
una formación pertinente, alineada con las necesidades del sector productivo, a la vanguardia de las
tendencias internacionales, que le permitan al individuo ser competitivo y
acceder a empleos de alta calidad o generar emprendimientos”. LEE
Quedan por fuera de
estos comentarios, por ejemplo, la deserción educativa; la reducción paulatina
de la población en edad de estudiar; la reducción de la cobertura en función de
la preferencia por programas cortos y aplicados; los altos costos de las
universidades privadas; el analfabetismo funcional: no saben leer ni escribir
en sus campos y practicas disciplinares. Hay también un problema respecto a la
financiación de la educación que han dirigido los últimos gobiernos en el país,
con sus programas políticos e ideológicos Ser Pilo Paga, Generación E,
Generación Next. Estos programas terminaron dirigiendo los recursos de la
educación a incentivar y aumentar la demanda títulos y no a la oferta de
programas; lo que hizo que muchos recursos pasaran a manos de las universidades
privadas y no públicas; debilitando con ello aún más los fondos presupuestales
de esta última.
La
educación como negocio.
¿Qué
ocurre tras bambalinas detrás de los sistemas educativos contemporáneos? ¿A
quién (es) benefician los sistemas educativos tal cómo están diseñados?
Banco
Mundial, FMI, OCDE tienen un papel importante en el proceso de privatización de
la educación. Su protagonismo empieza siendo ideológico; luego crean políticas
económicas a través de los gobiernos elegidos para ello en las que inician por
desprestigiar la educación pública y terminan por recoger el mercado educativo
de a poco y subrepticiamente. Estos organismos van «creando una lógica global
individualista y competitiva» que termina por invadir todos los espacios
educables; esta lógica es producida a través de la creación de un lenguaje
común, coordinado y unificado desde arriba por los gobiernos centrales de los
países, compartido a través de los ministerios de educación, las universidades,
las Ong´s, incluso hasta los mismos maestros.
A través de la medición en
pruebas internacionales como PISA, TAILS o ERCE se empieza a hacer ver que las
cosas en el país siempre se han hecho mal; que tanto los maestros como las
Instituciones Educativas no cumplen con los requisitos internacionales en
educación y que prestan un servicio de baja calidad. Sin desconocer que
los datos aportan importantes elementos no solo desde una perspectiva
comparativa, sino también interpretativa y orientativa; los datos de estas
grandes organizaciones de evaluación han terminado por direccionar todos los
procesos, recursos y personas al servicio de un modelo «pensado, concebido y
construido» por los organismos multilaterales mundiales que aunque no actúan
secretamente, sí lo hacen por fuera de cualquier lógica de cooperación y
desarrollo social común. Su modelo educativo no está pensado para la sociedad,
aunque así lo quieran hacer ver; sino que a partir de un modelo de
sociedad capitalista diseñan el modelo de educación que corresponda con la
nueva economía mundial.
De esta manera, son las «empresas
las que están transformando el sistema educativo público, no la ciudadanía».
¿Qué tipo de seres
humanos son necesarios para vivir en un mundo de competencia generalizada?»
«¿Qué educación es
necesaria para construir estos individuos que deben luchar unos contra otros en
el marco
de esta
mundialización, de esta competencia general?»
¿Por qué mientras
más conocimientos y más información se están produciendo en el mundo, se
nos insiste más en que la escuela no está ahí para enseñar, instruir y formar
sino para -entretener, motivar, conquistar? ¿A quién sirve que la escuela no
sirva hoy para lo que ha servido históricamente?
¿A quién sirve que la educación no sirva hoy para
lo que se ha usado históricamente?
Es mi Palabra
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