“Así
como muchos pueblos creen que el alma humana radica en la sombra,
así
otros (o los mismos), creen que reside en la imagen reflejada en el agua o en
un espejo”
James
Frazer
(Antropólogo
escocés)
Dali de espaldas pintando a Gala, eternizada por seis corneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos
Salvador Dali
Fundación Dalí, Figueres Cataluña.
EN LA INICIACIÓN
Al ingresar en la
honorable Orden Masónica Mixta Internacional “LE DROIT HUMAIN”, en la logia Jacques
de Molay 1545, uno de los episodios inolvidables, se presenta con un
espejo. Al ser recibido y aceptado, en
uno de sus pasos sucede el siguiente episodio:
PAUSA
El o La V:. M:., (dice):
Nuestros enemigos no están siempre delante de nosotros, nos acechan
frecuentemente en la penumbra.
El padrino coloca un
espejo de tal forma que el neófito o neófita vea solamente su imagen.
V:. M:. : (le indica) Dese
vuelta
El neófito (a) se
encuentra frente a un espejo.
Después de esto, el
Gr:. Exp:. hará volverse nuevamente al neófito hacia el oriente
(Y le ordena) Vuelva
hacía mí
SILENCIO
V:. M:. (menciona), Dese vuelta de nuevo
El neófito (a) se
encuentra entonces frente a su padrino o madrina que le da un abrazo fraternal
Así el neófito en
adelante, en la orden, no sólo va a encontrar nuevos amigos y amigas, sino ante
todo HERMANOS. Una vez, cumplida esta etapa sigue el paso de la CONSAGRACIÓN.
La lección aquí, es que
todo lo que sigue es el obligado proceso del autoconocimiento. Para ello, las
tenidas son para trabajar en el pulimento de sí, en busca de la reconciliación
con uno mismo. Queda claro entonces, que el espejo es un importantísimo símbolo
para el trabajo interior.
EL CONTEXTO
Al examinar la historia
humana, encontramos que el espejo está presente y cumple un interesante rol en
todas las culturas. Aparece en diversos lugares ocupando espacio en los mitos,
leyendas y supersticiones de casi todos los pueblos de la Tierra. En la imagen
que él refleja, a menudo se puede percibir que la mayoría de los pobladores
tratan de identificar al espejo como un portal o vínculo con el alma o espíritu
de la persona que lo observa. Incluso hay algunas culturas que recomiendan,
cuando un moribundo está a punto de dejar este mundo, que cubran los espejos
para que el alma del agonizante no quede encerrada en el espejo por el peligro
de que quede vagando por allá, sin poder salir de esa ignota dimensión. Así
mismo, dentro de las leyendas urbanas y promovidas por Hollywood, se presenta
la historia de los vampiros, y se dice de éstos, que son cuerpos sin alma,
razón por la cual, no se reflejan cuando están frente a un espejo.
En el espacio
literario, grandes escritores han trabajado el espejo, para reflejar otros
mundos. Oscar Wilde, en el Espejo de la
Sabiduría, describe que refleja todas las cosas del cielo y de la tierra,
excepto el rostro de quien se mira en él, expuesto en el cuento “El Pescador y
su Alma”. Igualmente, el autor Tolkien, en “El Señor de los Anillos”, ofrece su
“espejo de Galadriel” que es un pilón lleno de agua, con el cual se puede ver
el pasado, el presente y el futuro. La
escritora inglesa J.K. Rowling, en “Harry Potter y la Piedra Filosofal”, describe
el espejo del deseo, que no refleja la imagen de quien lo contempla, sino que
le muestra sus deseos más íntimos. Además,
en el cuento de Blancanieves, no olvidemos que el espejo además de
reflejarle el rostro, tiene la facultad de hablar y responder las preguntas a la
madrastra. Y de ninguna manera, podemos pasar desapercibido a Lewis Carroll,
que hace meter a la niña, en un espejo que la lleva a mundo inverso, en la
segunda parte de las aventuras de “Alicia en el país de las Maravillas”.
El papel de espejo, lo
hace el agua clara y en reposo, una superficie bruñida, el cristal, una mirada
limpia, el sueño, el lenguaje, el arte y la mente humana. El espejo como
símbolo, tiene un abanico de opciones que se mueven en el alma, la sombra y el
espíritu. Dentro de sus funciones está la autocontemplación que ayuda en el
conocimiento de sí. Aunque desde la antigüedad hay la advertencia para no caer
fascinados por la imagen como le ocurrió a Narciso enamorado de su reflejo en
el agua y que lo condujo a encontrar la muerte.
El psicoanalista francés
Jaques Lacan emplea el espejo en sus estudios de la mente humana, y al examinar
los estadios del desarrollo infantil dice que la primera reacción de un niño,
quien por primera vez se ve ante un espejo es de extrañeza y cuando logra
asimilar que la imagen es la de él, estalla en sorpresa o júbilo, como un
primer reconocimiento de sí.
Es conveniente reseñar a
Shakespeare, cuando menciona sobre el teatro y en especial, el drama: “Su
objeto, tanto en su origen como en los tiempos que corren, ha sido y es, por
decirlo así, servir de espejo a la naturaleza”. Borges, es otro magistral autor, que insiste
en sus escritos de que, los humanos, somos reflejos de la divinidad. En su obra
“El acercamiento a Almotásin”, dice: “La insaciable busca de un alma a través
de los delicados reflejos que ésta ha dejado en otras, en el principio, es
buscar el tenue rastro de una sonrisa o de una palabra; en fin, esplendores
diversos y crecientes de la razón, de la imaginación y del bien. A medida que
los hombres interrogados han conocido más de cerca de Almotásín, su porción
divina es mayor, pero se entiende que somos meros espejos”. Para Borges, dios es el espejo y la mirada de
quien lo ve. Representa al mismo tiempo el cristal y el azogue. La luz y la
sombra. Sus ojos miran al espejo y desde el espejo. El creador y su criatura
aparecen como dos espejos enfrentados e indeciblemente confundidos. En el
relato “Los Espejos Abominables”, describe que Hakim, capta un inmutable dios
que emite y proyecta mundos a manera de sombras que se multiplican de forma
degradada. En el relato borgiano titulado: “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” donde
un espejo y una enciclopedia (Tlön) sugieren una matrix, allí el personaje
central duda de su realidad donde una sociedad secreta de astrónomos, biólogos,
ingenieros, metafísicos, y poetas dirigidos por un oscuro hombre genio, crean
un planeta. En el espacio simbólico borgiano, las palabras proporcionan una
imagen especular del universo con sus fenómenos. Así lo demuestra en su más
famosa obra titulada: “El Aleph”. En este relato, el personaje narrador, se
refiere al descubrimiento de un extraño objeto, en la antigua casona de su
amada. Es una pequeña esfera de unos dos o tres centímetros, que brilla como
luz de neón y se encuentra localizada bajo los peldaños de una escalera. Esa
esfera es el espejo y centro de todas las cosas, donde todo confluye y se
refleja a la vez, mostrando simultáneamente el tiempo y el espacio, como un
universo alterno, sin sobreposición alguna. Así mismo, Borges en su sintética y
espectacular obra denominada: “Las Ruinas Circulares”, relata sobre un
individuo que penetra en cadena simbólica y se constituye como tal, y al mismo
tiempo pierde la noción de los que le antecedieron porque es el hijo y el dueño
de un sueño. Es un fantasma, que engendra a otro fantasma, ¡Su criatura! Ambos
son espejos reflejados entre sí. El último espejo para Borges, es la muerte, en
la que menciona que se la debe enfrentar con temor, pero también con
júbilo.
LA TAREA
Y es en nuestros
talleres y tenidas, desde la iniciación cuando se prevé la prueba del
Espejo: 'Reflejado en ese Espejo, al mirarnos, percibimos a nuestro peor
enemigo… o nuestro mejor amigo. Acordémonos de ello'. Desde ese instante, nos
debemos preguntar a diario: ¿Cómo el espejo nos puede ayudar en la búsqueda de la
libertad, la igualdad y la fraternidad? Porque el espejo nos sirve para reconocer
el rostro y mirar el alma, al responder las preguntas internas e insistir en escalar,
grado a grado, en el perfeccionamiento, siguiendo disciplinadamente las pautas
que marca nuestra querida, respetada y honorable orden.
Al ahondar la
mirada en el reflejo de mi espejo, debo tener en cuenta los siguientes pilares:
1.
Todo lo que amo y admiro en alguien,
lo tengo en mí. Lo que significa, que veo mis cualidades en ese otro.
2.
Todo lo que me disgusta en otro,
también lo tengo en mí.
3.
Todo lo que veo en el mundo y sus
circunstancias, es un reflejo de lo que percibo y hay en mi interior.
4.
Todo lo que reprimo en mí, y alguien
lo ve como mi reflejo y me lo hace notar, me toca pulirlo.
5.
Todo lo que alguien me critique, pero
no me afecte, ese reflejo le pertenece a él o, a ella.
6.
Mi mente y más exactamente mi
conciencia, es mi espejo y refleja mi realidad, me guste o no, lo que vea en
él.
7.
Mi conciencia tal cual es mi espejo,
la llevo en todo tiempo y lugar y es el instrumento que tengo para pulir o crear
mi realidad diaria.
8.
El espejo refleja, sin juicio, lo que
está frente a él; por lo tanto,
9.
No es lógico, enojarse con el espejo.
Sólo refleja lo que hay delante de él. Y si veo ahí que algo falla o no está
bien, es mi tarea como masón, entrar a resolverlo y darle el debido pulimento.
Esa es la tarea.
Es mi palabra V:.M:.
L:.A:. L:. F:.
A:.M:.
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