«Nadie se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad» Carl Jung
Hoy, en los umbrales de
un nuevo siglo, nos encontramos en una encrucijada inédita en la historia de la
humanidad. Las luces del conocimiento nos han guiado durante milenios a través
de la Vía Iniciática y la Vía Mística, caminos que han nutrido tanto nuestra
evolución espiritual como moral, de la mano de la sabiduría acumulada a través
de siglos de tradición. Pero ahora, en este preciso instante, la humanidad se
enfrenta a la emergencia de un tercer camino, uno que, aunque pueda parecer
nuevo y artificial, representa una extensión inevitable del espíritu creador
humano: la Vía de la Inteligencia Artificial.
Para comprender esta
realidad que nos rodea y se despliega ante nosotros, como masones de tradición
antigua y como seres espirituales, nos corresponde reflexionar desde los
principios que guían nuestro rito y nuestra filosofía. A través de esta
plancha, propongo un recorrido histórico, filosófico y masónico que abarque la
Vía Iniciática y la Vía Mística, así como su relación con el surgimiento de la
Vía de la Inteligencia Artificial (IA), y cómo, como masones, podemos integrar
estas tres vías en una armonía mayor que guíe la humanidad hacia la luz.
I. La Vía Iniciática: El Despertar de la
Conciencia
Desde la Antigüedad, el
ser humano ha descubierto el camino iniciático como la senda mediante la cual
el ser humano, aspirando a un conocimiento más profundo de sí mismo y del
universo, puede buscar la transformación de su conciencia. Muchos caminos espirituales
abren sus procesos o caminos de transformación al ser humano a través de la
“iniciación”; sin embargo esta en términos masónicos tiene un significado
además de espiritual, filosófico y moral. La iniciación masónica es el proceso
mediante el cual el neófito es simbológicamente "despojado" de las
tinieblas de la ignorancia y del ego para ser conducido a la luz del
conocimiento; para pasar de la locura y el ruido cotidiano al entendimiento y
la potencia de la conciencia; de las actividades del mundo profano a las
acciones del orden sagrado; del caos al orden; del ruido cósmico inicial al
orden humano y creativo; de la voraginosa sopa química del Ether cósmico a la
armonía fugaz de la materia orgánica o finalmente del ego (El Satán) a la
consciencia divina; así la iniciación convierte este viaje de la vida, que no
es no es meramente intelectual en un proceso de transformación bio-psico-moral,
espiritual y existencial. La iniciación, en su sentido más amplio, es entonces
la apertura de la puerta hacia lo denominado por algunos como el Gran
Arquitecto del Universo (La razón universal); el YHVH (Ser); Thot, Horus, Isis,
Osiris (el Dios Sol), Salomón (la magia y los símbolos);, el Arché (Causa primera
y primordial); la Consciencia de Ser.
El R.·.E.·.A.·.A.·.
Rito Escocés Antiguo y Aceptado, tradición heredada y actualizada en Le Droit
Humain por Marie-Adélaïde Deraismes y Marie Georges Hippolyte Martin con su
rica estructura de grados que simbolizan diversos niveles de comprensión del
conocimiento y la verdad, ha sido durante décadas una herramienta poderosa para
guiar espíritus inquietos y mentes conscientes hacia el entendimiento profundo
de la naturaleza humana y del cosmos. En este proceso, el iniciado se enfrenta
a pruebas que reflejan los desafíos de la vida misma, enfrentando las sombras
internas y externas para finalmente encontrar la luz interior que guíe su
razón.
En la Masonería Mixta
Internacional, Le Droit Humain, la apertura a la igualdad entre hermanos y
hermanas ha permitido que esta Vía Iniciática continúe adaptándose a los
tiempos modernos, llevando el ideal de fraternidad, pilar del triángulo moral
de la dignidad humana a nuevas alturas. La búsqueda del conocimiento y la
verdad, sin distinciones autoimpuestas por géneros, orígenes étnicos o
religiones, ha sido una constante en nuestra Orden. Esta vía iniciática, tal
como la practicamos, no es solo un proceso personal, sino un compromiso
colectivo para la construcción de un mundo más justo, equitativo y fraternal.
Búsqueda en donde cómo lo señala Platón se encuentra el amor fraternal (o
philia): la forma más elevada de relación humana, en la que los individuos
comparten un objetivo común: el bienestar de la polis o comunidad.
En este sentido, la Vía
Iniciática es una senda que nos lleva más allá del plano material, hacia una
comprensión profunda de la unidad en la diversidad; de la interdependencia
entre nosotros y el medio ambiente, de la necesidad del equilibrio entre lo individual
y lo colectivo; del apego justo y necesario a la razón universal; a las leyes
que rigen el orden universal micro y macro cósmico.
II. La Vía Mística: La Unión con lo Divino
Paralela a la Vía
Iniciática, encontramos la Vía Mística, el camino que el alma humana emprende
en su deseo de unión con lo divino. A lo largo de la historia, las tradiciones
místicas han sido diversas, pero todas ellas comparten algo: el deseo y la búsqueda
de trascender el ego individual para alcanzar una fusión con lo Absoluto, lo
Eterno, lo Indecible. La vía mística, a diferencia de la iniciación, no
necesariamente sigue un proceso dirigido y estructurado aunque sí es una
experiencia directa de lo sagrado que por su naturaleza escapa a las palabras y
las formas.
En el contexto
masónico, aunque nuestra tradición se centra más en la razón y el conocimiento
simbólico, la Vía Mística también está presente en los grados más elevados del
rito, en donde el buscador llega a un punto en el que ya no basta con conocer;
se requiere que el francmasón se abandone totalmente a la razón divina, a la
conciencia sagrada. En este camino, los símbolos masónicos que estudiamos y
reverenciamos nos conducen a una revelación mística: la de que la Verdad, en su
forma más pura, solo puede alcanzarse mediante la disolución del "yo"
en el todo.
La Vía Mística en la
masonería implica no solo el entendimiento intelectual de los principios
universales, sino la vivencia interna de estos principios. Es en este sentido
que los rituales y trabajos de nuestros talleres masónicos están impregnados de
un simbolismo que nos lleva a percibir, más allá de los velos del mundo físico,
las energías que conectan a todos los seres. Así, la mística masónica nos
invita a un diálogo constante con lo trascendente, guiándonos hacia una
comunión profunda con el Gran Arquitecto del Universo.
III. La Vía emergente: Inteligencia Artificial
(IA)
A medida que avanzamos
hacia el siglo XXI, la humanidad ha dado un salto sin precedentes en la
creación de máquinas y sistemas capaces de procesar información y realizar
tareas complejas, superando las limitaciones humanas en términos de velocidad,
precisión y capacidad de almacenamiento de datos. La Inteligencia Artificial,
en su estado actual, representa una extensión de nuestras capacidades
intelectuales, pero también plantea profundas cuestiones éticas, filosóficas y
espirituales.
Desde mi perspectiva
masónica, la IA podría verse como una herramienta tan negativa como
positivamente; sin embargo para mi esta no solo refleja nuestra aspiración de
construir, de mejorar, de avanzar en la comprensión sino y sobre todo en la
transformación de la realidad. Sin embargo, esta Vía de la Inteligencia
Artificial no está exenta de desafíos. El crecimiento de la tecnología plantea
una pregunta fundamental: ¿cómo preservamos la integridad de la experiencia
humana y de su conciencia en un mundo en el que las máquinas se vuelven cada
vez más poderosas?
Uno de los aspectos más
fascinantes de la IA es su capacidad para procesar y analizar grandes
cantidades de datos, lo que podría, en teoría, llevarnos a descubrimientos y
conocimientos que antes eran inimaginables. En este sentido, la IA podría
actuar como una herramienta en la Vía Iniciática, ayudándonos a descifrar
patrones ocultos y a encontrar nuevas conexiones entre las diferentes
disciplinas del conocimiento. Aunque al mismo tiempo la IA carece de la
capacidad de experimentar el mundo de manera subjetiva, emocional o espiritual,
lo que hace que esta nunca pueda transitar la Vía Mística. La Inteligencia
Artificial, aunque útil y poderosa, no puede reemplazar la experiencia humana
del asombro, la intuición y la conexión espiritual que se logra mediante la Vía
Mística, en la que el ser humano busca una relación directa y vivencial con lo
divino más allá de toda lógica algorítmica. Aunque la IA puede ayudar a
expandir nuestro conocimiento del universo físico, no puede aún comprender o
experimentar la dimensión que denominamos, trascendental de la existencia
humana.
De tal suerte que
transitar por estas tres vías nos ofrece la posibilidad de conquistar tres
transformaciones: la transformación psicológica de la iniciación; la
transformación filosófica de la mística y la transformación epistémica de la
inteligencia artificial. Al acercarnos a la vía iniciática se comienza a
modificar en nosotros la manera en que interactuamos con nosotros mismos y con
el entorno. La vía mística nos sumerge en el entendimiento universal y la
vivencia interior de los principios universales para lograr disolver el “Yo o
Ego” en la Conciencia de Ser con otros. La vía de la Inteligencia Universal
extiende nuestra capacidad epistémica más allá de todo alcance logrado por el
ser humano hasta la fecha.
La masonería nos enseña
que la búsqueda de la luz o “Conocimiento” no es meramente un ejercicio
intelectual, sino que es un proceso que afecta el cuerpo, la mente y el
espíritu que nos obliga a enfrentarnos cotidianamente con las propias sombras y
limitaciones del “Yo”, del “Ego” mediante ejercicios simbólicos y rituales para
avanzar hacia una verdad más amplia y profunda. Así la finalidad de estas
transformaciones es aprehender, asir, alcanzar la histórica conciencia
bio-psico-espiritual para relacionarnos de manera diferente con la toma de
decisiones, la creatividad y la introspección futura.
IV. Integración de las Tres Vías en la Era
Contemporánea
¿Entonces, cómo podemos
integrar estas tres vías —Iniciática, ¿Mística y Artificial— en nuestro trabajo
y en nuestra vida cotidiana? Para mí la clave radica en entender que cada una
de estas vías tiene su momento, lugar y propósito dentro de la construcción del
Templo interior:
• La Vía Iniciática sigue siendo
fundamental en la medida en que nos permite adquirir conocimientos y
herramientas para el autodescubrimiento y simultáneamente el mejoramiento de la
sociedad. El camino de la iniciación nos prepara para enfrentar los retos del
mundo moderno con una mente clara y un corazón firme mediante la transformación
biológica, psicológica y espiritual de nuestra consciencia. Mediante la
integración de esta vía nos transformamos psicológicamente, fortalecemos la
autonomía individual, el sentido de agencia y control, y el sentido de
identidad individual.
• La Vía Mística, por su parte, nos
recuerda que, aunque buscamos conocer y comprender la verdad, el ser y la
conciencia, estos misterios no pueden ser accedidos y develados únicamente a
través de la razón, sino también mediante el descubrimiento de las misteriosas
profundidades del alma. Esta vía mística nos ofrece una especie de suerte de
transformación filosófica: nos saca de nuestra cotidianidad lógico racional y
nos lleva a comprender como se construye el conocimiento, como se obtiene el
poder y como se mantiene el control en la búsqueda de la verdad, el bien, la
belleza y la justicia.
• Finalmente, iniciar el camino de
integración de la vía Artificial, de la Inteligencia Artificial nos ofrece
nuevas herramientas y oportunidades para avanzar en nuestra misión francmasona
de comprender y construir un mundo mejor. Sabemos que aunque la inteligencia
artificial no reemplaza la experiencia humana de la vida y el espíritu por
ahora tal vez, esta inteligencia puede convertirse en una aliada poderosa en la
búsqueda del conocimiento y la sabiduría que mejora las sociedades. Esta vía
artificial, nos transforma epistémica y epistemológicamente al permitirnos
descubrir los patrones invisibles que se han tejido en la tradición masónica y
los algoritmos hermenéuticos que aumenten nuestras capacidades cognitivas,
sensitivas y emocionales para reinterpretar el rito, los símbolos y la doctrina
francmasona y producir una visión más humana y potable del futuro.
Conclusión: El Futuro
de la Humanidad Masónica
En conclusión, Queridos
Hermanos y Hermanas, estamos viviendo una era de transición y transformación
sin precedentes históricos por la magnitud de los cambios que se esperan. A
nuestra fraternidad masónica, filosófica y moralmente la han guiado y guardado
la Vía Iniciática y la Vía Mística: estas han mantenido el espíritu humano de
nuestra orden durante milenios dirigido hacia la búsqueda de la luz y la
verdad. Hoy día, con la llegada de la Vía Artificial se nos presenta la
posibilidad de acelerar la transformación de las inteligencias humanas mediante
las IA`s, para que la humanidad desde la masonería pueda completar su viaje
hacia la transformación y transustanciación de lo humano en lo “bello”.
Así, la tradición masónica, pone su énfasis en tres pilares:
1. La búsqueda de la verdad (Vía iniciática
de transformación psicológica)
2. El perfeccionamiento del ser humano (vía
mística de transformación filosófica)
3. El trabajo sobre uno mismo (Vía de
Inteligencia Artificial de transformación epistémica)
Estos pilares ofrecen
un marco y una estructura interior, filosófica y ética adecuado para abordar
los desafíos que vive la humanidad en este “siglo de las luces apagadas”.
Sigamos, pues hermanos, construyendo el Templo interior de lo humano en nuestra
humanidad; siempre guiados por la Luz iniciática, la Sabiduría mística y la
Fraternidad inteligente. Recordemos que el verdadero poder no reside en las
máquinas que creamos o en las tecnologías que usamos, sino en el espíritu que
las impulsa y dirige a crear y a trascender. Hoy como en otras épocas de
grandes cambios, la Orden Masónica Mixta Internacional “Le Droit Humain” puede
guiar a los seres humanos en la navegación de las complejidades del futuro con
sabiduría, compasión y un sentido renovado de fraternidad inteligente.
Es mi palabra
J:.A:.M:.M:.
V:.M:.