viernes, 1 de febrero de 2013

El Desarrollo Humano basado en la Libertad


No hay valor más controversial para el desarrollo humano que la libertad. Se supone que a través de ella tomamos las riendas de nuestro proceso de vida y determinamos los rumbos que hemos de seguir. Es el proceso de la autonomía, o más exactamente de manejar, controlar y proyectar la propia existencia a todos los niveles.

Los conceptos de libertad e igualdad han sido bastante tratados, pero es necesario abordarla desde su elemento central, la equidad y deben ser vistas desde diferentes entornos: el familiar, el social, el cultural, el individual en los cuales cada uno representan todos aquellos elementos que de una u otra forma condicionan al ego en su proceso de auto-configuración.

El proceso histórico del Desarrollo humano ha estado marcado desde mediados del siglo XX por diversas teorías que van desde la teoría de la modernización en 1950 con ROSTOW basada en una visión lineal. La teoría de la Dependencia Económica en 1960 con un enfoque histórico estructural; en 1970 con el Dualismo y hasta el  Neo-estructuralismo en 1980.

Ya en las décadas del 70 y 80 se comienza a pensar en el desarrollo humano no sólo desde la perspectiva del desarrollo económico como el poder de adquisición, la productividad, renta, ahorro e infraestructura, sino también como la reducción de los niveles de pobreza, desigualdad desempleo, visto desde el concepto mismo de crecimiento económico.

El desarrollo se centra entonces en la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos tales como nutrición, salud, educación, servicios, como medios para proporcionar estabilidad en las personas.

El desarrollo económico deja de ser un fin en si mismo para convertirse en un medio a través del cual los seres humanos satisfagan sus necesidades básicas, mejoren sus condiciones de vida y ejerzan sus libertades.

se plantea entonces un desarrollo humano multidimencional basado en las libertades del hombre tanto políticas con alternativas de participación, opinión pública y elecciones libres; oportunidades sociales como satisfactores de las necesidades básicas de los seres humanos, educación, servicios, productividad etc.; adquisición económica como medio para conseguir un sustento digno, todo ello basado en el concepto de agente: El individuo que actúa y provoca cambios y cuyos logros pueden mirarse desde sus propios valores y objetivos y también en función de criterios externos.

El desarrollo humano igualmente debe verse en doble sentido de la libertad, de manera constitutiva relacionada con “la importancia de las libertades fundamentales para el enriquecimiento de la vida humana”[1] y como medio principal del desarrollo en un sentido instrumental teniendo en cuenta las libertades políticas, los servicios económicos, oportunidades sociales, las garantías de transparencia y la seguridad protectora.

Es indudable que el Estado juega igualmente un papel preponderante en el desarrollo humano basado en la libertad, puesto que este debe generar oportunidades de seguridad social e intervención pública activa, así como garantizar la expansión de servicios sociales tales como la educación, la salud, la protección ciudadana y respeto de los derechos civiles, políticos y el derecho a estar informados.

Se considera el desarrollo como un proceso de intervención activa perneado transversalmente por el  desarrollo económico, la libertad, las oportunidades sociales, los derechos políticos, la sostenibilidad ambiental, la equidad de género, la posibilidad de crecimiento individual y social, el respeto por la diversidad cultural y el auto-sostenimiento.

El desarrollo Humano debe constituirse como una propuesta endógena desde la cual se construya un modelo propio en donde se tenga en cuenta lo interno (el conocimiento de si mismos) y lo externo (el ambiente que nos rodea), así mismo donde se construyan relaciones horizontales partiendo del pensamiento, la interpretación e identificación del contexto, agenciados desde la propia comunidad; satisfaciendo las necesidades propias y construyéndonos desde la equidad, el respeto, la diferencia y el auto-conocimiento. En palabras de Martín Buber “la libertad y el destino están solemnemente comprometidos el uno con el otro. Y fuertemente unidos en significado”[2]


[1] SEN, Amartya. Desarrollo y Libertad, Editorial Planeta, Bogota
[2] BUBER, Martín. Yo y Tu. Buenos Aires, Editorial Nueva Visión 1982

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