sábado, 3 de octubre de 2020
El mundo de las contingencias y las herramientas: Reflexiones sobre simbología y la masonería del siglo XXI
sábado, 22 de agosto de 2020
Respirar, algo mas en que pensar
La primera acción que realizamos al
salir del vientre materno es respirar, es decir “aprender a respirar” un nuevo
aire, que se convierte desde nuestro primer momento en tierra, en el motor, el
alimento, el hilo vital que nos guiará a través de nuestras vidas.
En el transcurso de mi vida no
había tenido que dar tantas veces gracias por poder respirar, como este año y
todo por efectos de una pandemia que me ha llevado a ser consciente de la magia
de las pequeñas cosas; porque respirar podría ser uno de esos “pequeños
detalles” de la vida que actualmente es posible mirar como uno “gran”; que ha
quedado al descubierto por el uso del tapabocas y me ha llevado a sentir de
diferentes maneras el aire que entra por mi nariz, a veces suavemente y muchas
veces de manera brusca, pero en ambos casos con la vitalidad necesaria para
sentirme feliz de estar viva.
Y mientras me hago consciente de mi
cuerpo y mis funciones vitales, percibo con mayor fuerza el movimiento
histórico actual, no solo “re-aprendiendo” a respirar, sino, a cuestionarme, a
aceptarme y a agradecer por cada pequeño regalo que recibo día a día, como ese
rayo de sol que entra por la ventana, el delicioso almuerzo que pude comer hoy
y esas video llamadas familiares: en este punto de adaptación y fortaleza, es
donde me encuentro en este momento como aprendiz masón, percibiendo con más
detalle la importancia de la simplicidad de la vida, en medio de una crisis
planetaria que llegó a Colombia, estando ya en crisis, con tantas paradojas y
sin sabores sociales que tienen que llevarnos más temprano que tarde a mirar a
nuestros semejantes con igualdad, respetando lo que nos queda de libertad y
anhelando un poco de solidaridad, que debería transformase en amor fraterno,
especialmente en momentos de incertidumbre, como este.
Respirar Bruno Banalli |
“Fraternidad e Igualdad”
Quiero hacer relación a un término que ha tomado fuerza en el contexto de la pandemia, “la sindemia”, que desde la mirada de salud pública tiene que ver con “la coexistencia de dos o más fenómenos con potencial epidémico a la misma vez , con características sociales comunes y que interactúan a nivel biológico, psicológico y social” En la actualidad, un posible ejemplo es el dengue con la infección de coronavirus; pero, la mirada que me interesa, tiene que ver más con las implicaciones sociales, ya que este término puede acuñarse para hacer referencia a las amenazas que afectan a la sociedad actual, presentes de manera simultánea, como crisis económica, cambio climático, pobreza o discriminación de género.
En medio de la crisis actual donde
se ve aumentada la vulnerabilidad de la población que ya estaba en condición de
vulnerabilidad, por efectos de pobreza y discriminación, es maravilloso ver los
gestos de solidaridad de todos, que van desde estrategias de asistencialismo
como iniciativa de sectores institucionales y privados buscando solucionar la
necesidad inmediata y justificar situaciones de desabastecimiento; entregas de
ayudas alimentarias y auxilios económicos por parte de particulares que no
quieren quedarse de brazos cruzados esperando que el “virus pase”, hasta la
re-aparición de movimientos de “trueque y economía solidaria”, pasando por otra
cantidad de reacciones impulsivas por parte de todos las familias que han
perdido sus trabajos y aquellos que como trabajadores independientes viven del
día a día y se han visto suspendida su posibilidad de ingresos.
En esta ocasión deseo resaltar la
estrategia de Trueque, de la mano de Economía Social y Solidaria, la cual está
estrechamente ligada al desarrollo local, enraizada en el territorio y la
comunidad como objeto y sujeto de su propuesta; en este sentido, se utilizan
recursos endógenos y es “autocentrada, priorizando la satisfacción de las
necesidades locales con recursos locales, fomentando las capacidades y el
desarrollo de los territorios desde una perspectiva integral, esto es,
generando renta, vínculos y cohesión social, promoviendo procesos de
empoderamiento”.
¿Será que este tipo de economías
pequeñas que nos llevan a cuestionarnos con respecto al modo que consumimos y
la cantidad de impacto que generamos al planeta durante este proceso, puede
incitar en nosotros cambios de hábitos? ¿tal vez hablar de una “economía
igualitaria”, en la que los productos básicos de primera necesidad puedan estar
al alcance de toda la población, pueda incitarnos a ser más empáticos?
Hemos estado acostumbrados a hablar
en el marco de esta “sindemia”, de todos aquellos culpables de las situación
que vivimos y presentamos a los gobernantes como los principales actores
causantes de todo esta locura, pero en donde está nuestra responsabilidad
ciudadana, en medio de gobiernos “demócratas” con gobernantes elegidos por nosotros;
por qué no emprender tareas que permitan re plantear nuestros estilos de vida,
con consumos responsables, siendo solidarios con nuestros semejantes y actuando
de tal manera que se cumpla lo que plantea el sociólogo Boaventura de Sousa
Santos en su libro La cruel pedagogía del virus: “El futuro puede comenzar
hoy”.
Es mi palabra
LBL
A:.M:.
martes, 2 de junio de 2020
Reflexiones en medio del confinamiento: perspectivas desde la ética, la responsabilidad con la humanidad y la felicidad
Escribir estas líneas en medio de
una declaratoria de pandemia es de las últimas cosas que hubiese podido
imaginar hace unos meses. Creo que el contexto ha sido una fuente de
inspiración para escribir estas palabras como una aproximación a la ética, la felicidad
y la masonería, tratando de responder a la pregunta: ¿Hoy qué significa ser masón?
En primer lugar, quiero referirme a
la felicidad un concepto amplio y para muchos impreciso. Schopenhauer a partir
de tres determinaciones básicas: lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno
representa. Lo que somos los masones desde nuestra iniciación, cuando emprendemos un viaje espiritual donde
converge lo que somos y lo que deberíamos ser. No obstante, este trabajo
personal no puede confundirse con la individualidad, por el contrario, es un
viaje que debe emprenderse con propósito colectivo. Bajo esta visión
entonces, sería importante responder tres preguntas: A) Qué implica ser masón
en medio de la pandemia; B) ¿Qué tenemos los masones en la actualidad?; y C)
¿Qué representamos en el presente y el futuro?
Sobre qué implica ser masón en
medio de la pandemia, creo que es un escenario que pone a prueba todos los
principios masónicos y de manera particular la libertad, la igualdad y la
fraternidad.
Se ha trastocado la normalidad y
han quedado en evidencia los grandes problemas estructurales de la garantía afectiva
del derecho. El confinamiento ha sido de las medidas más lesiva de los derechos
humanos, especialmente los fundamentales, que en el marco de un estado de excepción,
estas limitaciones sean admisibles, lo preocupante es que estas medidas
transitorias con el paso del tiempo están ad portas de volverse
permanentes, lo cual pone en riesgo el ejercicio de las libertades tal y
como las conocemos.
Libertad, igualdad y fraternidad,
se encuentran en peligro. La libertad sublime plasmada con la tinta de la
pluma de Rafael Núñez en nuestro himno nacional, empieza a diluirse en el mar
de las restricciones excesivas, el abuso del poder, la arbitrariedad la
censura y el miedo a una pandemia que hubiese tenido otra suerte en América
Latina de no haber sido por la cuenta de cobro que nos está pasando la
corrupción que ha desangrado por años el sector salud, el sistema financiero,
la política sin sentido, la indolencia frente a las realidades sociales que por
años han cosechado desigualdad construyendo brechas que hoy se profundizan y
nos tienen al borde de una recesión sin precedentes.
COVID Museum |
Estamos siendo testigos de todos los valores anti masónicos en el cuerpo de una pandemia, la cual ha sembrado miedo, zozobra y desesperanza. Este panorama sin lugar a dudas es un llamado a retomar las banderas de nuestros principios masónicos, resignificados en una realidad donde la fraternidad y la consciencia del otro son la clave para avanzar en nuestros trabajos. Fraternidad no como agregado simbólico, fraternidad no como una imposición, no como un mito, sino más bien como un imperativo y un compromiso real.
¿Qué representamos los masones en
el presente y el futuro? Eso depende de las decisiones que tomemos en el
presente. El presente constituye el único patrimonio de la vida, que nunca nos
puede ser arrebatado. La felicidad siempre la vemos en el futuro o en el
pasado, nunca en el presente. Vivimos concentrados en el futuro y dándole poca
importancia al presente. Debemos salir del egoísmo estructural donde la
solidaridad se torna imposible. El egoísmo es compatible con la moral del
sentido común y las buenas costumbres. Debemos construir un ético masónico
basado en la resignificación de nuestros principios, un lugar donde no haya
cabida a los prejuicios, pero si a un orden demócrata, solidario, justo,
diverso, cada día más sensible, compasivo, fraterno desde el verdadero sentido
humanista, como sinónimo de integración y edificar así nuestro templo al
progreso y al perfeccionamiento de la humanidad.
Para quienes trabajamos desde distintas profesiones para alcanzar sociedades más libres, igualitarias y solidarias. Para quienes en nuestro quehacer cotidiano defendemos y reconocemos en los otros sus derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución Política, en la que se plasma el compromiso de hacer de nuestro país una República “democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran”, hoy sentimos la necesidad de romper nuestro silencio para dejar que hable la realidad de nuestra patria que con asombro se devela en su plenitud ante la crisis de la pandemia, situándonos en la incertidumbre de un ineludible cambio histórico.
No obstante nuestra frágil democracia, ya casi sin valores que parecen extinguirse ahogados en la corrupción de un neoliberalismo rampante, los ciudadanos de Colombia frente a la enfermedad del COVID 19 confiamos en el único asidero posible, el gobierno y sus estructuras públicas puestas al servicio del bien común como es el mandato Constitucional; sin embargo, hoy a esa ciudadanía que tiene el derecho a la protección de un Estado de Derecho para vivir dignamente, se le han vulnerado todos sus derechos: los económicos por una inadecuada y equivocada distribución de los subsidios; en lo político, sin la defensa de los derechos humanos; en lo cultural, sin el reconocimiento del otro, del más vulnerable, para asegurarse así conservar el poder y la riqueza.
Que decir del derecho a la educación, cuando el
bien más preciado es el conocimiento generador de ideas y por tanto de riqueza,
hoy las universidades casi que agonizantes piden subsidios del gobierno para no
desaparecer; pero en su soledad y sin respuestas coherentes se han visto
obligadas a competir única y exclusivamente desde lo económico; la que más
rebaje el valor de las matrículas, más estudiantes captará, no importa la
calidad en su formación, pues hoy en medio de la crisis ha perdido su prioridad,
al igual que la educación pública que hoy proclama una virtualidad
inexistentes, nos dimos cuenta que un 60% de nuestros estudiantes no tienen
conectividad, la gran mayoría ni siquiera un computador, ¿Será
que de ahora en adelante también se desconocerá el derecho a recibir una
educación de calidad?
Como colombianos guardamos la
esperanza que esta crisis humanitaria despierte la conciencia social, capaz de transformar
esas estructuras de corrupción de un estado en decadencia, y permitir el
surgimiento de una nación soberana, democrática, pluralista, participativa y defensora
de la libertad, la igualdad y la vida.
Es nuestra palabra Q.:Q.:H.:H.:.
Construcción Colectiva de los
Q.:H.: de la R.:L.: 2046 María Cano.
sábado, 30 de mayo de 2020
Del abrazo virtual a la Iniciación con guantes de látex
Christian Steagall Conde 2020 |
sábado, 9 de mayo de 2020
Del COVID19 a la vida en HD
Chistian Steagall Conde 2020 |
lunes, 20 de abril de 2020
La Francmasoneria: desde la pandemia a la seguridad alimentaria
Newton William Blake |
La cosecha Vincent Van Gogh Museo Van Gogh, Amsterdam |
jueves, 16 de abril de 2020
Reflexiones en tiempos de Pandemia
Nighthawks Edward Hopper Art Institute of Chicago |
martes, 14 de abril de 2020
Los retos de la F.·.M.·. durante la expansión del coronavirus SARS-CoV-2 o covid - 19
Ofelia John Everett Millais Museo Tate Britain London |
lunes, 13 de abril de 2020
El principio
Adam und Eva Alberto Durero Museo del Prado , Madrid |
lunes, 17 de febrero de 2020
La educación en el capitalismo del siglo XXI (1)
Marilyn Monroe Andy Warhol 1967 |
En una interpretación más humana de la técnica se propone al hombre como actor fundamental del progreso teniendo en sus manos la dirección del progreso técnico y ve en éste, la posibilidad de la libertad subjetiva: exoneración del trabajo físico, eliminación de riesgos, marco más amplios entre medios alternativos, ampliación del ámbito de conducta y la posibilidad de darle un sentido a la historia.
La educación, como proceso inherente a la evolución de la sociedad humana, ha transitado por un sin fin de estrategias en busca de ser un factor determinante en la relación entre los individuos y el medio en el cual subsisten y se desarrollan. Este proceso requiere de la apropiación, por parte de los profesores, de diversos modelos teóricos, que de alguna manera, conduzcan sus esfuerzos y permitan que la práctica de la labor docente tenga un marco confiable basado en teorías y postulados que evolucionan al igual que las necesidades de los modelos socio-culturales.
GGC
M:.M:.